A nivel mundial el mercado de la energía solar lo dominan China, Estados Unidos y Europa. En América Latina -que cuenta con recursos energéticos inmensos, tanto fósiles como renovables- Brasil, México, Chile y Uruguay son los países que más han apostado por energías limpias. En Perú hay avances y pausas.

La inversión de Latinoamérica en energías renovables ha aumentado durante los últimos cinco años (más de un 20%). El incremento de la competitividad en la energía solar fotovoltaica ha contribuido a que se alcancen precios mínimos históricos en toda la región.  

En total, las renovables representan un 30% de la energía primaria de América Latina, lo que la convierte en una de las zonas donde más uso de fuentes limpias se hace a nivel mundial. Porcentaje interesante si se compara con el 9% del conjunto de países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). 

No obstante, aún hay reparos en invertir de manera considerable en las energías limpias en la región. Por un lado, hay falta de decisión política de los gobiernos, y por el otro, hay presión de las industrias que pretenden continuar con los combustibles fósiles. Estas últimas aducen que no recuperarían pronto sus inversiones y que las ganancias también demorarían. En suma, que es costoso ser renovable.

Costo menor

La buena noticia es que por primera vez en la historia, el costo de producción de las energías renovables es menor que el de los combustibles fósiles, de acuerdo con la firma alemana Kaiserwetter Energy Asset Management, proveedora independiente de servicios para la gestión integral de instalaciones de producción de energía renovable: los combustibles fósiles generaron costos de energía en el rango de US$49 y US$174 por MWh en los mercados energéticos del G20 en 2017.

Durante un período comparable, la producción de energía renovable llegó entre US$35 y US$54 por MWh. Rompiendo los datos aún más, Kaiserwetter dijo que el costo promedio internacional de los proyectos hidroeléctricos era de más de US$50 por MWh, la energía eólica era de US$51 por MWh, y la energía solar fotovoltaica era de US$54 por MWh en promedio.

Además, también afirmó que la energía renovable presenta la mejor alternativa al alto costo de la energía nuclear también, ya que los gobiernos intentan el desafío de la descarbonización.

Para llegar a esta conclusión, el administrador de activos agrupó los costos de 15,000 proyectos de servicios públicos y calculó los riesgos que los inversionistas asumirán en 54 países entre 2020, 2025 y 2030.

La electricidad total generada a partir de las energías renovables en 2017 aumentó en 18.8% en 2016, de 83.2 TWh a un récord de 98.9 TWh. La generación renovable normalizada aumentó de 87.1 TWh en 2016 a 97.8 TWh en 2017.

Y las últimas subastas de energía fotovoltaica en Dubai, México, Chile, Abu Dabi o Arabia Saudita, y la energía eólica en Brasil, Canadá, India o Marruecos en 2017 sugirieron que el costo estándar de la energía se puede reducir a US$30 por MWh a partir de 2018. 

América Latina

En la región, las subastas públicas son una valiosa herramienta para impulsar la generación y comercialización de energía renovable. Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay ya lo han hecho. En Perú, el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) llevó a cabo en 2016 el cuarto proceso de subasta de recursos energéticos renovables (RER) para el suministro de energía al Sistema Eléctrico Interconectado. De los proyectos adjudicados, el menor precio fue en tecnología eólica: US$37,79 por MWh. El año pasado no hubo subasta y se estima que en 2018 sí la habrá (la Ley de Renovables establece que se celebre por lo menos una subasta cada dos años). 

La región ha empezado la producción de energía renovable, especialmente eólica y solar, en el último quinquenio, pero aún no ha podido desprenderse significativamente de los combustibles fósiles y limpiar su canasta energética. 

No debemos olvidar que para cumplir con el Acuerdo de París hará falta duplicar la instalación de energías de origen renovables en los próximos 15 años, lo que supondrá una inversión anual hasta 2020 de unos US$500.000 millones anuales, los que se incrementarán a US$900.000 millones en el 2030.   Para afrontar exitosamente los efectos del cambio climático es necesario modificar los sistemas energéticos actuales.