¿Qué relación hay entre transporte marítimo y cambio climático? El transporte marítimo obtiene su energía de la combustión de hidrocarburos fósiles. El resultado es de 9.600 millones de toneladas acarreadas (el 90% del transporte anual de mercancías) y unas emisiones de 950 Mt CO2. Si todos los barcos fueran un país, serían el sexto emisor mundial. Por su origen, se trata de un carbono que no estaba en el ciclo natural sino enterrado en el subsuelo y que, por tanto, a falta de nuevos sumideros, engorda el ciclo del carbono en la atmósfera y provoca el calentamiento global. 

Además, el aire en los puertos se vicia. Los barcos, especialmente los cruceros, mantienen su necesidad de energía eléctrica mientras permanecen atracados. Esto también lo consiguen moviendo alternadores con motores de combustión interna. Cuando la calidad del combustible es deficiente, se producen altas emisiones de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas. Los grandes cruceros disponen de centrales de generación de hasta 15 MW. ¿Puede ser esta una razón más para justificar el rechazo de muchos ciudadanos al creciente turismo en grandes ciudades?

Buena noticia

Después de dos semanas de intensas negociaciones, más de 170 países reunidos en la sede de la Organización Marítima Internacional (IMO) en Londres llegaron a lo que es el mayor acuerdo climático de este año. Los países establecieron como meta la reducción de al menos el 50% de las emisiones de gas carbónico del transporte marítimo internacional hasta 2050, en relación con los niveles del año 2008, con un fuerte énfasis en la expansión de la acción al 100% hasta mediados del siglo. 

El cumplimiento de esta meta significa que dentro de poco más de 10 años, en la década de 2030, la mayoría de los buques recién construidos funcionarán con combustibles renovables. Los buques, que son responsables del transporte de más del 80% del comercio global, quedarían libres de combustibles fósiles. 

El compromiso firmado señala a la industria y a los inversionistas que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin y representa un avance positivo para limitar el calentamiento global, ya que el sector marítimo estaba encargado de establecer una propuesta de reducción de los gases de efecto invernadero desde que se firmó el Protocolo de Kioto en 1997. 

"El compromiso de la Organización Marítima Internacional de reducir los gases de efecto invernadero entre el 50% y el 100% en 2050 es un gran progreso", señala Tristan Smith, experto en Energía y Navegación del UCL Energy Institute. "Es probable que esta meta se vuelva aún más rigurosa, pero incluso con este nivel más bajo de ambición, la industria marítima requerirá cambios tecnológicos rápidos para producir buques con emisiones cero, pasando de combustibles fósiles para una combinación de electricidad (baterías) y combustibles renovables, derivados de hidrógeno y potencialmente bioenergía", explica.  

Algunas objeciones específicas al texto final se realizaron, pero incluso los países que más detienen la posesión o el registro de buques apoyaron el acuerdo, y sólo dos países (Arabia Saudí y Estados Unidos) se opusieron al texto. "La IMO debería y podría haber ido mucho más allá, si no fuera por la oposición dogmática de algunos países liderados por Brasil, Panamá y Arabia Saudita", dice Bill Hemmings, director de transporte de Transport & Environment. No obstante, indicó que esta decisión coloca al transporte marítimo en una ruta prometedora: "El sector se ha comprometido oficialmente con el concepto de descarbonización y la necesidad de reducir sus emisiones, lo que es fundamental para el cumplimiento del acuerdo de París".

En tanto, Mark Lutes, observador del WWF que ha acompañado las negociaciones del sector marítimo, alerta que las medidas a corto plazo serán objeto de debate en las próximas reuniones de la IMO a finales de este año. "Hay un fuerte apoyo para la implementación rápida, pero el mismo grupo de países que resistió las metas de reducción absoluta en esta reunión quiere aplazar cualquier implementación de nuevas medidas hasta 2023, cuando se adopte la estrategia revisada", anota. 

John Maggs, presidente de Clean Shipping Coalition y consejero senior de políticas en Seas At Risk, coincide: "Tenemos un acuerdo importante, y ese nivel de ambición requerirá un cambio sectorial para nuevos combustibles y tecnologías de propulsión, pero lo que sucede a continuación es crucial. La IMO debe actuar rápidamente para introducir medidas que reduzcan las emisiones a corto y largo plazo. Sin ellas, los objetivos del Acuerdo de París permanecerán fuera de alcance".

La asesora política de Greenpeace International, Veronica Frank, explica que el plan “dista mucho de ser perfecto, pero ahora la dirección es clara: una eliminación gradual de las emisiones de carbono”. “Esta descarbonización -añade- debe comenzar ahora y los objetivos mejorarán en el camino, porque sin medidas concretas y urgentes para reducir las emisiones del envío ahora, la ambición de París de limitar el calentamiento a 1,5 grados se volverá rápidamente fuera de alcance”.

El transporte marítimo internacional emite el 2% de los gases de efecto invernadero en todo el mundo. Si no se hace nada al respecto, podría llegar al 20% de las emisiones en 2050. Aunque este acuerdo coloca al sector en el camino para cumplir la meta de mantener la elevación de la temperatura media del planeta en 2°C en relación con los niveles preindustriales, es importante recordar que el objetivo del Acuerdo de París es que ese calentamiento se reduzca a 1,5°C. 

Para lograr esta meta, es necesaria la descarbonización completa a mediados del siglo, como propusieron los países insulares del Pacífico que ya sienten los efectos del cambio climático en la forma de elevación del nivel de los mares que compromete su territorio y en un aumento sin precedentes en la cantidad y rigor de los huracanes y tornados que asolan la región.


Foto: BlacktoGreen