Una coladera. Más de US$2.200 millones procedentes de presuntas actividades criminales ingresaron al sistema financiero del Perú, según documentos secretos filtrados a los que tuvo acceso Ojo-Público. El tráfico ilícito de drogas, la minería ilegal, la evasión tributaria y la corrupción —los delitos que más dinero mueven en el país— habrían sido utilizados como vehículo para que clientes sospechosos de renombradas entidades bancarias ingresen dinero ilícito.

En esta lista de registro de clientes bancarios con operaciones sospechosas destacan operadores y compañías que llegaron a ser incorporadas por el Departamento de Justicia y del Tesoro de EEUU en sus denuncias ante los tribunales de este país o en la conocida Foreign Narcotics Kingpin Designation Act por conspiración para el lavado de la minería ilegal de oro o tráfico de drogas, respectivamente.

La investigación de Ojo-Público, tras el análisis de más de 400 clientes y de sus transacciones, se concretó en los dos mayores bancos del país: el Banco de Crédito del Perú (BCP), la segunda compañía nacional más importante del país; y el BBVAContinental (BBVA). Las otras entidades involucradas son Interbank y el Scotiabank.

El Estado peruano tiene un paquete de normas para castigar irregularidades en temas de prevención de blanqueo de dinero, a través de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS). La sanción más elevada asciende a 100 UIT (S/ 415 mil o US$ 130 mil). Además, exige una conducta intachable de los empleados bancarios, diligencia en la identificación de conductas ilícitas y la obligación de conocer las actividades financieras de sus clientes, como por ejemplo si tiene vínculos o no con una organización criminal.

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Clientes sospechosos

En la lista de clientes bancarios registrados por operaciones inusuales dentro del BCP y del BBVA figuran personajes prominentes del narcotráfico local e internacional en Latinoamérica; así como sus presuntos operadores del lavado de dinero sucio en compañías inmobiliarias, de transporte aéreo, importadoras y casas de cambio en Lima, según Ojo-Público.

La empresa Sistema de Distribución Mundial, del narcotraficante más poderoso del Perú, Fernando Zevallos ‘Lunarejo’, fue cliente del BCP, del BBVA y del Banco Wiese (Scotiabank desde el 2006). Esta compañía, que tenía como accionista principal a la fenecida AeroContinente, realizó movimientos de dinero sospechoso en los tres bancos citados por US$ 27 millones entre los años 2000 y 2004.

Otras compañías que fueron consideradas por EEUU y Colombia como fachada de los negocios del desaparecido cartel de Cali, de los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, también aparecen vinculadas al sistema financiero peruano: Colfarma Perú, con operaciones en el sistema financiero, y Distribuidora Continental 6, como cliente del BCP.

Cinco compañías de Luis Valdez Villacorta, con referencias por narcotráfico desde los 80, también aparecen en la lista de clientes bancarios del BCP. Este personaje, que fuera vinculado a la incautación de media tonelada de cocaína con destino a Guatemala el 2003 y a la confiscación de 176 kilos de droga a Holanda el 2008, administró millonarias sumas de dinero en el BCP a través de Industrial Ucayali, Triplay Enchapes, Cervecería Amazónica, Técnica de Ensamblaje y Universal Import.

Entre los clientes también aparece la red de casas de cambio vinculada al chileno Mauricio Mazza-Alaluf (inculpado por el Departamento de Justicia de EEUU), quien fue acusado de blanquear el dinero sucio de las FARC y de otros grupos criminales de Colombia.

Asimismo, la organización de Pedro Pérez Miranda, Peter Ferrari, acusada este año por el Departamento de Justicia de EEUU por conspiración para el lavado del comercio de oro ilegal, también fue uno de los clientes del BCP y del BBVA. A la lista de clientes del BCP se suma uno de los sindicados como integrante de ‘Los Rambos’, clan de narcotráfico del Alto Huallaga, vinculado a la facción de Sendero Luminoso en ese valle cocalero y proveedor de un cártel mexicano: Claver Acosta y Rodríguez, ‘El Chino’.

El BCP además administró cuatro cuentas bancarias con operaciones por más de US$ 110 mil de Numa Pompilio Soto Sánchez, poderoso y confeso narcotraficante peruano, quien purgó casi tres años de prisión en Colombia y fue proveedor de mafias mexicanas desde los 80. A esta se le incluye una compañía investigada por lavado de dinero de la organización de Alfonso Reyna Sánchez, condenado a 17 años de prisión por narcotráfico, y Óscar Rodríguez Hurtado, sindicado por dicho delito, también fue cliente del BCP.

El sistema financiero tiene como supervisor en prevención del lavado de dinero a la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), la cual informó que la banca solo ha recibido 16 sanciones desde el 2002, cuatro de ellas impuestas al BCP por deficiencias en la prevención de lavado de activos, y una amonestación al BBVA.

Sin embargo, el BCP y el BBVA incumplieron una de las medidas antilavado de dinero más importantes de la SBS: acatar el reglamento sobre plazos máximos de alerta a la UIF, en su calidad de sujetos obligados a informar sobre las operaciones sospechosas. Las gerencias o divisiones de cumplimiento de prevención del lavado de dinero del sistema financiero tenían la obligación legal de reportar transacciones sospechosas a la UIF en un plazo no mayor de 30 días desde la fecha de su detección (desde el 2017 deben hacerlo en 24 horas).

(Foto de cabecera: Andina)


Aquí el informe de Ojo Público

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