Por una diferencia de tres votos, este miércoles 28 de febrero la Comisión Permanente del Congreso de la República aprobó en primera votación el proyecto que modifica la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños y Adolescentes (Ley 30021), que incorpora el uso del semáforo nutricional: 'Alto en azúcar', 'Alto en sodio', 'Alto en grasas saturadas' y 'Contiene grasas trans'.
La propuesta es que las futuras advertencias que se incluyan en el etiquetado de los alimentos y bebidas procesadas ya no sean los octógonos rojos sino un 'semáforo nutricional' de tres colores.
Así, el etiquetado presentaría tres colores, de acuerdo con el nivel que cada alimento tenga en grasas, grasas saturadas, azúcar y sal. Si el alimento supera el 25% del valor diario de referencia (VDR), será rojo; si excede el 10% pero no supera el 25%, será amarillo; si es inferior al 10%, será verde. Además, se consignará la frase: “Evitar su consumo excesivo”.
Desde que en 2013 se aprobó la ley de Alimentación Saludable hubo debates, críticas y aplausos, campañas a favor de los octágonos y del semáforo, desde la ciencia, la academia, la política y la industria. Su reglamento tuvo que esperar hasta 2017 para 'ver la luz' y su implementación aún demoraría tres años más. De momento, se sabe que el gobierno está a punto de publicar el Manual de Advertencias Publicitarias, que forma parte de la primera fase de implementación de la norma. No obstante, habría que esperar seis meses más para que las etiquetas octogonales figuren en los empaques de los productos alimenticios. Todo esto, si se mantiene la actual norma, sin cambios.
La Sociedad Nacional de Industrias apoya al semáforo nutricional y afirma que ofrece mayor información de los nutrientes críticos a los consumidores. En tanto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS), el Ministerio de Salud, el Colegio de Nutricionistas del Perú y del Colegio Médico del Perú apoyan los octágonos.
Han pasado cinco años para intentar que los ciudadanos peruanos sepan qué se llevan a la boca y que puedan iniciar el consumo de una alimentación saludable de manera masiva, pero esto puede retroceder a cero si en segunda instancia se mantienen los resultados de la primera votación.
Lo más probable es que ello ocurra y que la implementación de la ley tenga que esperar al próximo gobierno.