¿Habremos aprendido la lección? Y es que en días cercanos a la Navidad y al Años Nuevo, más de 1 millón 600 mil personas recorren diariamente los emporios de Gamarra (La Victoria) o Mesa Redonda (Cercado de Lima), entre ambos. El peligro siempre es latente en estos lugares pues una sola chispa bastaría para desatar un incendio de grandes proporciones, como la tragedia ocurrida en Mesa Redonda el 29 de diciembre de 2001.

Es lamentable que habiendo pasado más de 15 años de este terrible hecho el riesgo persista y no se hayan tomado las previsiones del caso. Al parecer nada ha cambiado en estas zonas que son una bomba tiempo: los cables eléctricos parecen interminables telarañas y vías de escape obstruidas con mercancía son una amenaza constante de ocurrir un incidente con fuego o un fuerte sismo.

Las transeúntes de estas estrechas calles en el Centro de Lima o en el corazón de La Victoria deben ingeniárselas para caminar entre ambulantes, infinidad de paquetes y estibadores con sus carretillas. Este panorama de caos e informalidad se da cualquier hora, sin ningún control edil, advierte  Perú21tras un recorrido por estos lugares.

Lo cierto es que hasta ahora Gamarra, a pesar de los millones de soles que se manejan diariamente en estos emporios, adolece de una generalizada deficiencia en cuanto a medidas de seguridad: las zonas supuestamente seguras en caso de sismos están mal señalizadas, mientras que las vías principales de ingreso al recinto están cerradas con cadenas y candados. De ocurrir una emergencia, es evidente que los bomberos no podrían entrar a atenderla.

Las galerías también podrían convertir en una bomba de tiempo, ya que los extintores y las mangueras contra incendios permanecen cubiertos con mercaderías. Además, la mayoría tiene sus pasadizos obstaculizados.

La Municipalidad de La Victoria, al ser consultada al respecto, señaló, a través de Jorge Pérez, coordinador del área de Gestión de Riesgo y Desastre, que los responsables por los cables son las empresas de telefonía que, según explicó, hacen caso omiso a sus solicitudes para que estos sean retirados. Asimismo, indicaron que no cuentan con el suficiente apoyo policial para sacar a los ambulantes de Gamarra.

“Esta jurisdicción le corresponde a la comisaría de Apolo, pero solo envían a dos policías a dar una vuelta y luego se van”, afirmó a Perú21.

De otro lado, afirmaron que la fiscalización de este emporio se dificulta “debido a que habría mafias muy grandes, que venden los terrenos, cobran cupos y que, además, amenazan a los serenos que buscan cumplir su función”.

Similar situación se vive en Mesa Redonda donde los estibadores continúan ingresando con mercadería fuera del horario permitido (de 10:00 p.m. a 6:00 a.m.), a pesar de que la Municipalidad de Lima ya dispuso estrictas medidas de control para Navidad y Año Nuevo. Por ejemplo,al transitar las cuadras 6 y 7 del jirón Puno, y las 9 y 10 del jirón Andahuaylas se puede observar vías obstruidas por ambulantes y mercadería que representar una peligrosidad tremenda de producirse un siniestro.

“Hay galerías informales que las clausuramos y a los días las vuelven a abrir. Cuando tratamos de imponer la ley, agreden a los serenos. Necesitamos que la Policía nos acompañe en esta tarea”, dijo Mario Casaretto, subgerente de Defensa Civil de la comuna de Lima.

(Foto de cabecera: macrogestion.com.pe)

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