Charles Manson era la encarnación del mal. El siniestro líder sectario cuyo nombre no dejaba indiferente a casi nadie en Estados Unidos y el mundo, murió este domingo a 83 años, por causas naturales, en un hospital de California.

Había pasado casi medio siglo preso, tras condena a cadena perpetua que se le impuso, porque entre julio y agosto de 1969, Manson y sus fanáticos seguidores, bautizados como 'La Familia', se sumergieron en una espiral de crímenes colectivos, orgías satánicas, y otras aberraciones que acabaron con la vida de nueve personas, entre ella la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses y casada con el director de cine Roman Polanski.

Manson marcó un época en la sociedad estadounidense, tan confusa como desconcertante. Y se convirtió en el asesino más famoso de EEUU. Generaba una mezcla de temor, repulsión y fascinación. Hasta el día de su muerte, recibía miles de cartas en prisión.

A la fecha, los crímenes por los que fue condenado —ninguno fue cometido por él directamente— no se han terminado de esclarecer. Son tan confusos como su ideario, que equiparaba, por ejemplo, a Hitler con los Beatles, a las luchas raciales con la cienciología, o al LSD con el fin del mundo.

Manson era un sicópata cuyo comportamiento maligno tiene su origen en una infancia complicada, según diversos expertos que lo han evaluado. Fue el hijo de una prostituta adolescente y alcohólica. Nunca supo de su padre, y el apellido lo heredó de una pareja ocasional de su madre. 

El escritor Jeff Guinn, autor de "La vida y los tiempos de Charles Manson", cuenta un episodio de su niñez revelador: con 6 años, convenció a sus amigos más ingenuos, generalmente niñas, para que atacaran a otros estudiantes que no le caían bien. A los 12 años, cuando empezó a recorrer reformatorios, ya asomaba el monstruo en el que se convertiría luego. A los 13, ya estaba robando casinos y tiendas a punta de pistola. 

Pasó más de la mitad de su vida en correccionales. Fue detenido por robo, fraude y proxenetismo, hasta que en 1967 se instaló en la ciudad de San Francisco. Ahí se convirtió en un sujeto místico. Tras su fallida incursión como músico, se lanzó a la barbarie. Su objetivo declarado como líder de 'La Familia' era una revolución racial, pero alimentada por su sed de sangre.

 16 de enero de 1971.  MANSON ES CONDUCIDO POR POLICÍAs A LOS JUZGADOS DE LOS ANGELES. (getty)

Así, convertido en gurú, mandó a sus acólitos a matar: primero fue un activista de los Panteras Negras, luego un profesor de música, al que secuestraron, le cortaron las orejas y finalmente apuñalaron.

Luego vino aquel oscuro 8 de agosto de 1969, cuando cuatro integrantes de 'La Familia' entraron a la residencia del productor de Hollywood Terry Melcher, quien había rechazado años antes a Manson, y desataron una masacre en medio de una fiesta: torturaron, apuñalaron, dispararon y colgaron a sus cinco víctimas aquella noche. Sharon Tate recibió 16 puñaladas. Tenía 26 años y estaba a dos semanas de dar a luz. Su cadáver apareció atado con una soga al del estilista Jay Sebring. Antes de irse, los asesinos pintaron con sangre la palabra "cerdo" en la puerta de la casa.

La noche siguiente, la del 9 de agosto, el propio Manson seleccionó al azar una casa de Los Ángeles: la del millonario Leno LaBianca y su esposa. Junto a media docena de sus seguidores, entraron y ataron a la pareja. Manson se marchó, y sus acólitos apuñalaron a sus víctimas.

El 25 de enero de 1971, Manson fue condenado a la pena de muerte, pero un cambio legal en California lo salvó. Fue sentenciado a cadena perpetua.  En las más de cuatro décadas que cumplió de encierro, Manson nunca dio signos de arrepentimiento y se mantuvo inescrutable. Siempre tuvo una "tendencia hacia los cambios de humor y manía persecutoria", dijo un psicólogo que lo describió como "agresivamente antisocial".