Cuando el pequeño Raúl, nacido en Huamanga, escuchaba a sus familiares y vecinos tocar la guitarra, lo hacía muchas veces a escondidas; observaba y escuchaba, y todo quedaba registrado en su memoria. Con apenas ocho años, un día fue sorprendido por uno de sus tíos, quien al escucharlo, le pidió que tocara una melodía y quedó sorprendido de las habilidades de su sobrino. Al día siguiente, su papá le pidió que ejecutara algo y lo primero que tocó fue un tango y después un huayno. 

“Mi padre me preguntó qué prefería tocar y le respondí: huaynos. ‘Porque el huayno lo conoces, las letras, la música, la danza; mientras lo otro lo has aprendido de memoria y no sabes si has captado bien o no’, me dijo. Esto me sirvió mucho como una base importante para tener mayor celo en aprender la versión original y respetarla”, me contó el maestro Raúl García Zárate en una conversación en su casa en la urbanización Los Sauces. Allí, rodeado de fotografías, afiches, placas recordatorias, premios y libros, hablaba con la sabiduría adquirida por los años y el sosiego y humor del hombre andino.

Luego de ello, su padre le compró una guitarra. “Todos los días tocaba y tocaba en la puerta de mi casa. Aprendí de manera autodidacta, viendo, escuchando, practicando. Pasaron los años y cuando ingresé al colegio San Juan Bosco debuté como guitarrista a los 12 años, como integrante del trío Bosquino. Era tan pequeño que, sentado, mis pies no alcanzaban el piso”, añadió sonriendo.

Años después viajó a Lima para estudiar derecho en San Marcos, y luego trabajó 25 años en el Poder Judicial, pero en paralelo desarrollaba su trayectoria artística, aun cuando en Lima todavía había rechazo a lo andino. “Cuando vine a Lima noté un rechazo a la música andina, a los habitantes de la sierra. Entonces me dije: 'Alguna vez vamos a imponer acá la música nuestra'. En unas vacaciones regresé a mi tierra y le dije a mi hermano 'tenemos que grabar discos, es la única forma de poder promover nuestra música'", narró.  

"Así fue -continuó- que en el año 66 empezamos a grabar. Mi sueño era tocar en Radio Nacional y lo cumplí con mi programa 'Raúl García y su guitarra'. Mi segunda conquista era grabar un disco y lo hice; fue dedicado a mi tierra, pues grabé exclusivamente de Ayacucho, sobre todo de la provincia de Huamanga. Y para sorpresa de la disquera Sono Radio, este disco rompió el récord de ventas de todos los discos comerciales vendidos, y también incentivó mucho en mi tierra el surgimiento de nuevos cultores, porque en este disco yo reunía casi todo el folclor de Ayacucho”.

Don Raúl, así le llamaban jóvenes y mayores, aun mayores que él, ha muerto este 29 de octubre. La guitarra ayacuchana queda en silencio pero su música y su legado intelectual quedarán con nosotros.  Sus interpretaciones del huayno tradicional, sus arreglos, su respeto por la 'tierra', por sus paisanos hicieron de él un ayacuchano dentro y fuera del Perú.

“En el campo de la música popular, un músico que quiera dedicarse a explotar el arte lógicamente tiene muchas dificultades, y por lo tanto a veces se ve en la necesidad de someterse a los condicionamientos que los medios de difusión masiva -radio y televisión, por ejemplo- imponen, distorsionando muchas veces la música. Entonces no siempre se mantiene una línea de respeto a la tradicionalidad. Solamente los soñadores un tanto quijotescos, como algunos de nosotros, consideramos muy importante preservarla, pues es parte de nuestra identidad”.

¡Kachkaniraqmi, maestro!


Adiós pueblo de Ayacucho, la canción (himno de los ayacuchanos) que él hizo famosa


Arveja saruy, huayno del campo ayaacuchano, que interpretó en Sigo Siendo, documental dirigido por Javier Corcuera y producido por LaMula. 

Documental sobre su vida: El doctor de la guitarra andina


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