Tras la intención de Catalunya de separarse de España, plasmada en un referéndum el 1 de octubre pasado, alrededor de 30 empresas catalanas han decidido mudar su sede social fuera de su lugar de origen.

Por ejemplo, Caixabank se iría a Valencia; Banco Sabadell, a Alicante; Gas Natural, Cellnex, Abertis, Aguas de Barcelona, CaixaBank Asset Management y Naturhouse, a Madrid; entre otras. 

La mayoría ha escogido a la capital española como nuevo destino, aunque también han dicho que sería una disposición transitoria, hasta que aminore la incertidumbre. De hecho, lo que ocurra este martes 10 de octubre, cuando el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se presente en el Parlament y declare o no la independencia de Catalunya, determinará muchas decisiones empresariales. (También hay quienes han criticado que las empresas no se hayan pronunciado antes del referéndum.)

De acuerdo con la prensa económica española, las decisiones tomadas por las firmas catalanas es más que nada simbólica, pues de momento el impacto fiscal será mínimo, y lo que se buscaría es dar señales de estabilidad ante sus clientes. 

Si hay independencia, habría una Agencia Tributaria de Cataluña, y quienes hayan cambiado de sede fiscal tributarían para la Agencia española. Algunos consideran que un gobierno catalán independiente podría exigir a las empresas con domicilio fiscal en su territorio la presentación de impuestos a la Agencia Tributaria de Cataluña, lo que no afectaría a las que se hubieran llevado el domicilio fiscal fuera. El hecho es que al tratarse de un escenario nuevo, la cosas son aún inciertas.

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