Innovadores proyectos piloto de una nueva organización global frenaron la deforestación en Indonesia, protegieron a comunidades indígenas no contactadas en Perú y resolvieron conflictos en torno a la tierra que impedían la recuperación de Mali tras la guerra civil 

Para enfrentar proyectos de desarrollo que amenazan sus bosques, pueblos indígenas y comunidades locales en Indonesia, Mali, Perú, Camerún, Liberia y Panamá están usando tecnología de punta con la ayuda de entidades gubernamentales para cartografiar 1,78 millones de hectáreas de sus territorios y tierras consuetudinarias y asegurar sus derechos sobre ellas. Con la asistencia de una nueva organización global respaldada por una coalición internacional de donantes, estas comunidades están fortaleciendo sus derechos a la vez que generan beneficios económicos y ambientales que refuerzan la carrera mundial contra el calentamiento climático y combaten la desigualdad.

La nueva organización, The International Land and Forest Tenure Facility (Fondo Internacional sobre Tenencia de la Tierra y los Bosques), se lanzó formalmente hoy en Estocolmo, Suecia; con financiación de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Sida), la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad) y la Fundación Ford. Es el primer y único ente de financiamiento en el mundo dedicado exclusivamente a apoyar los esfuerzos de los pueblos indígenas y las comunidades locales para asegurar sus derechos sobre sus tierras y recursos. La organización está ayudando a las comunidades y sus aliados a aprovechar las leyes y políticas existentes en los papeles, pero que, en muchos casos, los gobiernos no implementaron por falta de capacidad, de recursos o de voluntad.

"La desigualdad es el mayor desafío de nuestro tiempo, y se pueden medir sus efectos nocivos sobre el progreso económico, social y ambiental en todo el mundo. Fortalecer y hacer cumplir los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales a administrar sus propios bosques y tierras vuelve a equilibrar la ecuación. Al enfocarse en esta problemática, la comunidad global tiene la capacidad de atacar el cambio climático y la pobreza arraigada, promover el desarrollo sostenible e incluso lograr una paz duradera en lugares que padecen los conflictos más implacables del mundo", explica Darren Walker, presidente de la Fundación Ford.

Si la organización invierte al menos US$10 millones en sus primeros 10 años, los expertos proyectan que esta inversión podría aumentar las zonas boscosas tropicales protegidas, bien administradas y registradas como propiedad de comunidades indígenas en más de 40 millones de hectáreas, un área casi del tamaño de Suecia. Estos esfuerzos evitarían la deforestación de al menos 1 millón de hectáreas, la emisión de más de 0,5 gigatones de dióxido de carbono (GtC) y la pobreza que azota a las comunidades que pierden sus tierras y su sustento.

Hasta 2.500 millones de personas habitan y administran más de la mitad de las tierras del mundo en sistemas consuetudinarios o tradicionales, pero los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen la propiedad legal formal de solo el 10% de la tierra del mundo. Los derechos inseguros llevan a abusos y conflictos extendidos con gobiernos, empresas y pobladores migrantes. En el medio, están atrapados muchos de los bosques tropicales del mundo, un bastión clave contra el cambio climático, pero también un recurso asediado por las inversiones internacionales en agroindustria, minería y energía.

Al menos un cuarto —o 54.546 GtC— del carbono almacenado sobre la superficie en los bosques tropicales del mundo se encuentra en los territorios administrados colectivamente de pueblos indígenas y comunidades locales. Es un 70% más que la cantidad de dióxido de carbono emitido globalmente en 2015. Hay investigaciones que muestran que en los lugares en los que los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales son seguros, los índices de deforestación son menores, y el almacenamiento de carbono y la biodiversidad, mayores.

"Los pueblos indígenas y las comunidades locales ofrecen una solución sostenible para salvar los bosques del mundo. El Fondo sobre Tenencia les da a estos olvidados administradores de los bosques una oportunidad para asociarse con los gobiernos a fin de asegurar y proteger sus tierras. La nueva organización brinda una solución potente para salvar los bosques del mundo desde la propia base: mantener una cubierta sobre el carbono que contienen y proteger a las comunidades que sustentan", dice Carin Jämtin, directora general de Sida.

Creado en el 2014 por la Iniciativa de Derechos y Recursos (RRI), el Fondo sobre Tenencia apunta a ampliar el reconocimiento de los derechos colectivos sobre las tierras y los bosques en todo el mundo. Esto contribuye a reducir el conflicto y avanzar en el logro de las metas globales en materia de derechos humanos, medio ambiente y desarrollo.



Foto: geckosadventures.com