Irma, no solo es el huracán más potente de la historia en el Atlántico sino también el único que se mantuvo en las categorías más altas de la escala Saffir-Simpson durante casi 10 días, golpeó la costa de Florida, en EEUU, tras atravesar las islas del Caribe dejando una estela de destrucción, con un saldo de unos  27 muertos y cuantiosos daños materiales.

Este domingo llegó a EEUU, con vientos de 215 kilómetros por hora, mientras que el ojo del huracán pasó por Florida, donde devastó el sur del estado y 5,8 millones de hogares sin luz. Según medios locales, hay hasta cuatro muertes relacionadas relacionadas con Irma, que este lunes perdió fuerza y quedó rebajada a categoría de tormenta tropical.  

Según el Centro Nacional de Huracanes de EEUU, Irma seguirá debilitándose en las próximas horas y el martes terminará por perder fuerza, hasta convertirse en una tormenta tropical, pero antes hará sentir sus ráfagas de huracán en los estados de Georgia, Alabama, Mississippi y Tennessee y quizás se llegue a sentir en Arkansas el miércoles.

El presidente Donald Trump aprobó la declaración de "gran desastre" el sur de la península de Florida, donde las imágenes eran apocalípticas: casas sumergidas, carros arrasados, carreteras inutilizadas, árboles caídos. La devastación material es fue grande, pero los daños humanos se minimizaron en comparación con otras catástrofes, pero no fue casual, sino producto de la previsión.

Florida,  el cuarto estado más poblado de EEUU, con 21 millones de habitantes, emprendió una gigantesca operación de evacuación, la mayor de su historia, con más de seis millones de personas conminadas a dejar sus hogares y se habilitaron en 393 refugios públicos.  "Se trató de una situación extremadamente peligrosa y potencialmente letal", indicó el Servicio Meteorológico Nacional.

Irma llegó a Miami beach con vientos de 215 kilómetros por hora. (AP)

La ciudad de Miami, la zona más densamente poblada de Florida, espera lo peor, una catástrofe de proporciones incalculables, pero eso no ocurrió, aunque las ráfagas de viento alcanzaron los 160 kilómetros por hora, lo que provocó que las aguas de sus playas rompieran varias las barreras de contención. Hubo apagones, cayeron grúas desde rascacielos y muchas calles se inundaron.

El mar se desbordó en Key Biscayne en el momento que pasó el huracán Irma. (AP)

Ahora Florida empezó a pensar en su reconstrucción. "Miren por sus vecinos, por su familia. Ayuden a quien puedan", dijo el gobernador Rick Scott. Pero antes hay que cuantificar el alcance de los daños ocasionados, pero a priori, las medidas preventivas, al parecer, cumplieron su objetivo: que el costo en vidas humanas sea menor que en otras catástrofes similares. En 1992, con Andrew, fallecieron 65 personas, se perdieron 65.000 viviendas y los daños superaron los 26.000 millones de dólares.

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