Después de escribir libros sobre la presencia del erotismo de escritores franceses en la literatura latinoamericana, el cinismo y la perversión en la sociedad peruana contemporánea, y las ficciones hollywoodenses que han llegado a regir las vidas reales, el escritor, académico y profesor Juan Carlos Ubilluz ha dado finalmente el salto a la literatura con No tengo nada que ver con eso (2017, Roja & Negra).
La novela, que tuvo como punto de partida un matricidio real y mediático, combina vidas frustradas, desenlaces fatales y medios de comunicación hambrientos. Más que una novela policial, Ubilluz la define como un “thriller psicológico”: “no se trata de quién mató a la duquesa. El enigma es cómo se va a dar eso”, explica a LaMula.pe.
La apuesta es también un retorno. Si bien Ubilluz es conocido en los círculos de psicoanálisis inclinados por la teoría lacaniana, la narrativa era un pendiente en su bibliografía desde que terminó sus estudios de literatura en la Universidad de Texas. “Después de tantos años alejado del género, una cosa clave al inicio fue soportar mi propia torpeza", recuerda. "Siento que he tenido que purificarme en el ensayo para dedicarme a la novela”.
- ¿Cuánta literatura crees que ya había en tus libros anteriores?
- Cuando uno hace algo académico, con una estructura abierta, ya hay un movimiento creativo. Como decía Barthes, el crítico puede ser un artista, un intérprete, un ejecutor. En el peor de los casos, si fuera una estructura cerrada, se trataría de una interpretación más cercana al de una partitura clásica. Si uno asume que la obra es más abierta, se puede pensar incluso en una ficcionalización en la obra del crítico.
- Has dicho que con la literatura has buscado ahondar en los personajes a un nivel al que que quizá el psicoanálisis o la teoría no llegan. ¿A qué niveles nuevos has podido llegar apoyado en la literatura?
- Hay dos movimientos que creo que son importantes. Uno que es meramente estético, en el que dejo de lado las categorías psicoanalíticas por más que sé que van a salir de alguna manera a la hora que escriba. Por otro lado, me han interesado muchísimo los casos clínicos y he visto casos en los cuales, si se les cambia un poco el final o el comienzo, podrían ser una bella obra estética de gran profundidad psicológica. Me ha motivado ver cómo hacer esa profundidad psicológica más accesible.
- ¿"No dejes que la realidad te arruine una buena historia"?
- Parte de eso hay. Pero también hay un movimiento arriesgado en el sentido de decir verdades sobre la época, mostrar verdades subjetivas que quizá no encajan en las buenas historias que conocemos.
- En "Nuevos súbditos" señalabas que uno los mayores problemas contemporáneos es la imposibilidad del sujeto de enunciar su propia frustración. ¿Cuánto de eso puede cambiar con la literatura o el arte en general?
- La dimensión subjetiva ha cambiado en el mundo entero. No se lo digas nadie tiene que ver con la homosexualidad, con algo que no se puede hacer ni decir. La clase media peruana creo que ha dejado el "no puedo", el "no lo puedo hacer", el "no me atrevo". Es lo que en psicoanálisis se conoce como la patología del acto, es decir, que se pasa al acto sin pensar previamente. El título de esta novela tiene que ver con eso. En ese sentido uno podría decir que se puede hablar más.
- Detrás de cada uno de los personajes de tu novela hay una historia de frustración. "Lo que ambicionaba no tendría ninguna importancia", escribes en una parte sobre el personaje central. ¿Cuánto de ello es el telón de fondo de la noticias que vemos a diario, que es de donde surgió la idea de este libro?
La verdad general es que hay una tendencia a la patología del acto, que los sujetos actúan y luego piensan en las consecuencias eso lo estamos viendo día a día. Tiene que ver con una represión de algo que se quiere decir o hacer. Algo en ese sentido está ocurriendo en esta época.
El libro está escrito contra dos cosas: una estética romántica y el tratamiento de los medios. Para los medios se trata del escándalo moral o se trata de etiquetas psicológicas demasiado superficiales. Aquí he tratado de ir más allá de eso para ver qué es realmente lo puede estar pasando.