El cambio climático amenaza la habitabilidad humana del planeta. Gran parte de la causa de este cambio relativamente rápido ha sido la expulsión de gases generados por la actividad industrial del ser humano utilizando combustibles fósiles, fuente de energía contaminante y no renovable. Actualmente se ha demostrado que existen fuentes de energía que son más limpias y renovables (solar, eólica, geotérmica y la bioenergía). El uso de estas fuentes de energía puede desacelerar el proceso de contaminación y calentamiento global que causan el cambio climático.  

Sin embargo, hay quienes rechazan, por un lado, el calentamiento global, y por el otro, la responsabilidad del hombre a través de la industria de combustibles fósiles. A ellos se suman quienes afirman que cambiar de chip, es decir, pasar a las renovables resultaría muy costoso y no es un buen negocio. Afortunadamente, hay gobiernos, empresas y ciudadanos que consideran lo contrario y apuestan por un crecimiento económico sostenible. Ellos son quienes demandan a sus gobiernos impulsar la implantación del uso de fuentes de energía limpia y renovable, brindar incentivos y un marco legal claro a quienes deseen autoabastecerse e incluso brindar energía excedente a la matriz energética nacional. 

¿De fósiles a renovables?

En el 2014 el Ministerio de Energía y Minas del Perú anunció que en el 2018 se alcanzaría el 5% de participación de las energías renovables no convencionales, en el 2022 se duplicaría la producción de energías renovables hidroeléctricas y en el 2025 se llegaría al 100% de cobertura eléctrica nacional con el empleo de fuentes renovables. Todo ello en el marco del Plan Energético Nacional 2014-2025.

No obstante, el Perú depende de los combustibles fósiles. Las fuentes primarias de energía más empleadas para la producción de fuentes secundarias (energía eléctrica) y para el consumo final son petróleo y líquidos de gas natural (46%), gas natural (27%), biomasa (13%), hidroenergía (11%) y carbón (4%). El 42% de toda la energía producida en el país va destinada al sector transporte, que emplea en su mayoría petróleo (91%) y gas natural (8%). Por otro lado, el sector industrial se apoya casi en igual medida en la energía eléctrica (36%) que en el petróleo (31%), con un aumento en el uso del gas natural (16%) debido a la conversión de instalaciones industriales. En el sector residencial destaca el uso de biomasa (45%), principalmente de leña en zonas rurales.

El mundo utiliza en gran mayoría fuentes energéticas no renovables, en particular, los combustibles fósiles como el petróleo, el carbón mineral y el gas natural. Estos combustibles son grandes emisores de CO2 al ambiente, uno de los principales gases responsables del “efecto invernadero” y causante del cambio climático del planeta.

Así, vivimos en un país que históricamente ha utilizado centrales hidroeléctricas para la producción de energía eléctrica, método considerado relativamente limpio. Sin embargo, un gran porcentaje de la energía eléctrica generada en él procede del uso de gas natural, fuente no renovable y contaminante.

Parque eólico en La Libertad. Foto: Andina

De hecho, el Perú cuenta con un gran potencial para desarrollar energías renovables: la velocidad del viento fluctúa entre 8 y 10 m/s, en tanto que el promedio de energía solar es de 5.5 kWh/m2. El país también puede segmentarse. En el norte funcionaría muy bien la energía eólica, mientras que en el sur, la energía solar. En los Andes se puede aprovechar las energías solar, hidráulica y de biomasa; en la Amazonía, la hidráulica y de biomasa.

Gracias a la Ley de Energías Renovables, el Perú cuenta con seis parques eólicos: Ica, La Libertad, Piura y Cajamarca. Asimismo se cuenta con parques solares, parques de bioenergía y fotovoltaicos, pero aún no se visibilizan en la matriz energética porque sus porcentajes son muy bajos.

“En el Perú, las energías renovables son incipientes para todo lo que podemos hacer. Hay muchas regiones en el Perú que son autosostenibles. Lima sigue concentrando y el centro del Perú sigue concentrando toda la capacidad de generación. Necesitamos desarrollar los brazos y piernas del país para tener un desarrollo más equilibrado”, dice Pedro Gamio, exviceministro de Energía, a LaMula.pe

Ante el calentamiento global, los recursos naturales son una excelente oportunidad para generar energía limpia y dejar de depender del petróleo, dañino para el medio ambiente por la generación de gases tóxicos que contribuyen a elevar la temperatura de tierra. Las energías renovables permitirían mitigar los efectos del cambio climático.

“Los países ganan si tienen una matriz limpia y diversifica la oferta de energía. Nosotros tenemos un reto inmenso de transporte, donde castigamos a la gente con mucho tiempo con aire contaminado y con un maltrato innecesario, cuando con electricidad podríamos tener los sistemas de transporte más eficientes y limpios del mundo. Hay que disminuir la dependencia de usar petróleo. El Perú, además de apostar por el gas natural, debe aprovechar el agua, viento y el sol. Estos recursos pueden contribuir a crear un desarrollo sustentable y reducir la pobreza”, añade Gamio.

De acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Latinoamérica cuenta con uno de los mayores potenciales de desarrollo de energías renovables, pero requiere de 106 nuevas interconexiones eléctricas entre países, el doble de las que ahora tiene. De hecho, disponer de una mayor capacidad de intercambio eléctrico con los países vecinos será la clave de la integración y expansión de las renovables en la región.

En el Perú, cada vez hay más empresas que adoptan la teoría del valor compartido. Una empresa que no se compromete con prácticas limpias y sostenibles es una empresa sin futuro. El ciudadano está cada vez más informado y sabe perfectamente quién trabaja de la mejor forma y porqué es importante comprar el producto que ayuda a uno a mantenerse sano y saludable.

Energía solar en el perú rural. Foto: Andina

"Creo que podemos ir ganando mayor participación de las energías renovables, hasta que llegue un momento en que América Latina tenga en mayoría una huella de energía renovable como factor fundamental de la producción de bienes y servicios. Todo está en América Latina para que ello se dé. Lo que nos falta es un esfuerzo mayor en reducir los subsidios a los combustibles fósiles y en educar más a nuestra gente, en una relación más amigable con la naturaleza. No debemos tirar la basura en cualquier parte. La basura es riqueza energética, pero bien manejada, bien aprovechada. Si la arrojamos en cualquier parte es enfermedad”, explica Gamio.

Entre los principales tipos de energías renovables tenemos la energía solar, que usa paneles fotovoltaicos para recoger la radiación del sol; energía eólica, que proviene de la fuerza del viento; energía hidráulica, que transforma la energía de los saltos de agua en electricidad; energía geotérmica, que se obtiene del calor interno de la tierra; energía mareomotriz, que aprovecha las mareas y olas del mar; energía de la biomasa, que se forma a partir de cualquier materia orgánica (excretas animales, residuos vegetales).

Es cierto, el Perú ha mostrado avances sustanciales en el reemplazo de fuentes de energía contaminantes por otras renovables, aunque todavía es minúsculo el porcentaje de la energía limpia generada, por lo que el Estado debe impulsar con más fuerza la implantación del uso de fuentes de energía limpias y renovables por parte de las empresas productoras de energía, así como brindar incentivos y un marco legal claro a las familias y pueblos que deseen autoabastecerse e incluso brindar energía excedente a la matriz energética nacional.

¿De quién depende el futuro de la energía en el Perú? 

Actualmente, en la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República se discuten dos proyectos de ley, el 621 y el 1174. Ambos –de la minería congresal– plantean incrementar la participación porcentual de las energías renovables alternativas. Estos disponen una participación no menor del 20% de las energías renovables alternativas (generación solar, eólica, bioenergía y geotermia) al año 2030 en la matriz energética. 

“También proponen que en caso el Ministerio de Energía y Minas decida un concurso entre todas las tecnologías, se debe establecer el despacho por bloque horario, permitiendo así la participación de la generación eólica y solar, que hoy tienen precios muy competitivos. Asimismo, disponen una urgente reforma del sistema de transporte, con reportes periódicos de avance a presentar al congreso”, detalla Gamio.

El otro dictamen, cuyo texto es contrario a los proyectos de ley 1174 y 621, plantea la derogatoria tácita del DL 1002, el régimen de promoción de las energías renovables no convencionales, conocidas como RER. Esto significa que ya no habrá subastas especiales para determinadas tecnologías, como son la hidroelectricidad, generación eólica, parques solares fotovoltaicos, geotermia o bioenergía. 

Esta prohibición involucra a los concursos para atender sectores rurales aislados. Dispone que solo haya concurso entre todas las tecnologías, sean fuentes fósiles o no fósiles y establece que puede haber entrega de energía por bloque horario, si así lo decide el Ministerio de Energía y Minas, para que puedan participar proyectos solares o eólicos. Dispone atender el acceso a la energía a sistemas aislados con cualquier tecnología, sea fósil o no fósil. 

“En manos de la mayoría parlamentaria, es decir Fuerza Popular, está el futuro de nuestro país y, por ende, el cumplimiento del Acuerdo de París”, señala con preocupación el exviceministro.


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