Donald Trump encontró competencia dentro de la Casa Blanca: su nuevo director de Comunicaciones, Anthony Scaramucci, es tan o mucho más impulsivo que él y acaba de desatar una guerra en la Administración republicana de consecuencias aún insospechadas. El último fichaje del magnate presidente llamó por teléfono a Ryan Lizza, un conocido periodista de The New Yorker, para presionarlo, fuera de sí, con el fin de que revele quién de su oficina es el que está filtrando información.

Scaramucci —un pequeño lobo financiero de Wall Street sin experiencia ni trayectoria política— no solo pretendía algo inconcebible para un periodista —que revele su fuente—, sino que en su cruzada por detener las filtraciones arremetió con agresivos insultos contra dos personajes claves en la Casa Blanca: el jefe de gabinete, Reince Priebus, a quien señaló como el principal sospechoso y acusó de ser "un jodido paranoico esquizofrénico"; y al estratega jefe, Stephen Bannon "Yo no me la mamo como él", le dijo a Lizza—.

¿Cómo empezó todo? Con una publicación inofensiva el martes último en el portal Politico, que reveló información patrimonial de Scaramucci. Este la consideró una "filtración criminal" y un ataque contra su persona, a pesar de que los datos que se publicaron eran de acceso público. Así y todo, el director de Comunicaciones de Trump, a quien le parecen divertir este tipo situaciones e incluso las alienta, exigió una investigación del FBI.

Luego, el miércoles, el periodista Ryan Lizza publicó que Scaramucci cenaba en la Casa Blanca con Trump, su esposa Melania, el presentador de Fox Sean Hannity y el dimitido ejecutivo de esta cadena Bill Shine. O sea, información anodina otra vez, pero el director de Comunicaciones —que paradójicamente tildó de paranoico a Reince— vio algo oscuro detrás y llamó al reportero de The New Yorker. "¿Quién te lo ha filtrado?", fue su primera pregunta al otro lado del teléfono. Lizza no solo no le respondió sino que reveló detalles de la conversación —que Scaramucci nunca dijo que fuera off the récord—. 

"Tú eres un ciudadano de Estados Unidos, esto es una catástrofe para la nación. Así que te pido como patriota americano que me indiques quién lo filtró", le insistió el nuevo funcionario de Trump, según el relato del periodista, quien no soltó prenda a las presiones. Eso sacó de sus cabales a Scaramucci, quien luego soltó todo el vendaval de insultos contra Reince y Bannon. "Yo no soy como Steve Bannon. Yo no me la intento mamar. Ni trato de construir mi propia marca fuera de la jodida fuerza del presidente. Estoy aquí para servir al país",  dijo

Cuando cortó la conversación con el periodista lanzó un mensaje en Twitter en el que apuntaba a Priebus como autor de la filtración a Politico. Luego lo borró.

En apenas seis días en el cargo, Scaramucci, cuyo fichaje provocó la renuncia de Sean Spicer —un hombre de Priebus— como vocero de la Casa Blanca, amenazó con despedir a todos los funcionarios de su oficina que filtren información a la prensa y le declaró la guerra al jefe de gabinete de Trump. "Si Reince (Priebus) quiere explicar que no está filtrando información, que lo haga él", dijo a la cadena CNN.

Pero con el escándalo sobre sus espaldas y el artículo The New Yorker ya en línea, trató de exculparse: "A veces usó un lenguaje colorido. Me voy a contener". Luego añadió: "Cometí un error al confiar en un reportero. No volverá a suceder"

Ni Bannon ni Priebus hicieron comentarios, pero lo que sí se sabe que este hecho puede ser el detonante de una crisis de proporciones en la Casa Blanca, a juzgar por lo que dijo en la CNN Scaramucci, quien no solo confirmó que su relación con Priebus era como la de "Cain y Abel", sino que le tocaría al presidente Trump tomar una decisión. Los dos no pueden estar bajo el mismo techo, eso es claro. 

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