"Un crimen de tráfico de personas". Así explicó el jefe de la Policía de San Antonio, Texas, William McManus, la tragedia que se descubrió el domingo, cuando agentes intervinieron un camión conducido por James Matthew Bradley Jr. y descubrieron el horror en carne propio: decenas de inmigrantes indocumentados al borde de la asfixia. Ya habían muerto 10 de ellos, dos eran niños.
"Los cuerpos estaban inertes sobre el suelo como si fueran carne", reconoció ante la Policía el conductor del tráiler, que había salido de México hacia EEUU con 39 inmigrantes —25 de ellos mexicanos—, bajo un calor infernal. Habían pagado entre 3.300 y 5.500 dólares por abordar el camión que les permitiría lograr su objetivo, a 10 de ellos la muerte los sorprendió en el camino.
Ocho personas habían muerto dentro del camión, donde se estima que había una temperatura cercana a los 65 grados. Un verdadero infierno. Otros dos fallecieron en hospitales y hay 15 inmigrantes en estado crítico por daño cerebral debido a la exposición al calor, la falta de oxígeno o por deshidratación.
Documentos oficiales de la investigación judicial que publican este martes medios locales revelan detalles desgarradores de esta tragedia que ha vuelto a mostrar el peor rostro del tráfico de personas. "La gente comenzó a golpear las paredes para alertar al conductor, pero nunca paró", se lee en el texto, que recoge el testimonio de los que lograron sobrevivir a este viaje mortal. "Había un hoyo en la pared del camión y los inmigrantes tomaron turnos para respirar por él", agrega.
El chofer el tráiler ahora enfrenta cargos que le pueden acarrear la pena de muerte o la cadena perpetua, pero él asegura que no sabía que en la zona de carga del vehículo habían inmigrantes, sin comida ni agua y bajo condiciones inhumanas.
El informe federal describe el caso de J.M.M-J, inmigrante mexicano que abordó el camión en un lugar indeterminado de la frontera, cuando ya habían pasado varios días desde que salió de Aguascalientes (México) con destino a San Antonio (Texas).
Otro de los inmigrantes que sobrevivió a la tragedia, A.L.V., declaró a los agentes federales que, antes de abordar el camión, había estado con un grupo de 24 personas en una casa de seguridad en Laredo (Texas) durante 11 días. "Cuando llegué al tráiler había 70 personas en su interior y hacía mucho calor", explicó. Es decir, habían más personas que las que fueron halladas por la Policía.
A las 9.00 de la noche del sábado alguien abrió la puerta del camión y les dijo que se irían. "El hombre dijo que el camión tenía refrigeración y no había nada de qué preocuparse", declaró J.M.M-J en su testimonio, en el que agregó que varios de los pasajeros se bajaron del camión en una parte del trayecto que supo identificar y se subieron a camionetas que se fueron inmediatamente con ellos.
El jefe de bomberos de San Antonio, Charles Hood, dijo que el aire acondicionado del vehículo no funcionaba y no había agua. "(Las víctimas) estaban muy calientes al tacto", dijo sin precisar cuánto tiempo pasó hasta que el conductor finalmente abrió las puertas, en el estacionamiento de un Walmart de la zona.
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