El paro nacional “cívico y activo” de 24 horas en Venezuela de este jueves, que según la oposición se acató al  85%, cobró al menos tres vidas más, con lo que ya las víctimas mortales de la represión de las protestas que se iniciaron en abril en contra del régimen bolivariano supera el centenar, y aumentó la presión contra el presidente Nicolás Maduro, a una semana de la Asamblea Nacional Constituyente que promueve para cambiar la Carta Magna y continuar en el poder.

Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad dejaron dos muertos en Los Teques, al suroeste de Caracas, y otro en Valencia, en el Estado de Carabobo, en dos decesos confirmados por la Fiscalía. Pero varias fuentes han informado de otro fallecimiento, aunque el Ministerio Público no lo ha podido verificar.

Además, la jornada de protesta dejó al menos 367 personas detenidas, es decir, la mayor cantidad dearrestos desde el pasado 19 de abril. La cifra la reportó en Twitter el director ejecutivo de la organización proderechos humanos Foro Penal, Alfredo Romero.

Caracas, tradicional bastión antichavista, fue donde más se sintió el paro. Calles desiertas y barricadas marcaron la jornada. En el centro y oeste de la ciudad, la afluencia de vehículos y transeúntes era mucho menor que la de días regulares. Según medios locales,  el temor de incidentes violentos también influyó. De hecho en Los Teques, un suburbio de la capital, hubo choques entre manifestantes y las fuerzas chavismo que costaron la vida a un joven de 24 años y otras tres personas resultaron heridas. También se registró otra muerte por disparo en la ciudad de Valencia.

“Las calles desoladas también son protesta que se siente muy cerca del dictador”, escribió al final de la jornada enTwitter Freddy Guevara, dirigente del partido Voluntad Popular y uno de los portavoces de la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Por su lado, el nuevo presidente de la patronal Fedecámaras, Carlos Larrazábal, pidió a sus afiliados permitir que los trabajadores que se quieran sumar a la protesta se ausentaran de sus labores si así lo decidieran. "Este no es para nada un paro patronal", dijo en un programa de radio el dirigente gremial, la agregar que si la mayoría de las empresas privadas ya están paradas o trabajan a una fracción de su capacidad, no se debe a la convocatoria "sino a que el Gobierno no asigna ni las divisas ni las materias primas".

Como era previsible, el Gobierno trató de minimizar las evidencias del éxito del paro cívico, y sus voceros se empeñaban en mostrar en medios sociales imágenes de gente en actividad y haciendo filas para comprar alimentos o medicinas. Además, puso en servicio el Metro de Caracas, que normalmente cierra cuando hay protestas, y dispuso también para este jueves el pago en agencias bancarias de las pensiones para los trabajadores jubilados. Incluso se especuló que, para obligar a los ciudadanos a salir a canjearlos, decretaría la puesta en circulación de los billetes de 100 bolívares, medida adoptada en diciembre pasado pero cuya entrada en vigor se ha venido posponiendo desde entonces.

Así transcurrió esta huelga general, bautizada como la "hora cero", la primera gran manifestación que la oposición ha contemplado para impedir la instalación de la Asamblea Constituyente que el oficialismo busca realizar para contrarrestar a los poderes adversos, como la Asamblea Nacional y el Ministerio Público. El 30 de julio se deben celebrar los comicios para elegir a más de 500 constituyentes entre los 6.000 candidatos mayoritariamente prochavistas.

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