Los efectos del calentamiento global cada vez son más devastadores y no dan tregua. Esta vez, científicos han certificado el desprendimiento en la Antártida del mayor iceberg de la historia: un bloque de hielo de 5.800 kilómetros cuadrados, es decir, poco más de dos veces el tamaño de la ciudad de Lima o tres veces más que Bogotá; o en Europa, 55 veces la ciudad de París.

Según los científicos del proyecto Midas, una misión británica que investiga los efectos del calentamiento global en el continente helado, que es un gigantesco páramo con temperaturas que llegan a alcanzar los 90 grados bajo cero y se ha convertido en un gran laboratorio mundial donde se estudia el futuro del planeta, el iceberg —que pesa un billón de toneladas— se podría fragmentar y avanzar a la deriva hacia América.

El inmenso bloque de hielo antártico se desprendió del segmento Larsen C — una plataforma de hielo flotante pegada a la Antártida occidental, al sur del continente americano—, lo que deja al resto de la plataforma vulnerable a rupturas futuras, alertaron los expertos, que llevaban vigilando una gran grieta abierta en esa zona del continente blanco desde hace más de una década, pero el proceso de ruptura se aceleró desde el 2014, lo que pronosticaba la inminencia de este suceso.

En un comunicado, el glaciólogo Adrian Luckman, jefe del proyecto Midas, explicó que se trata de uno de los mayores icebergs de la historia y su futuro es difícil de predecir:

"Puede mantenerse como una sola pieza, pero es más plausible que se rompa en varios fragmentos. Una parte del hielo puede permanecer en la zona durante décadas, mientras que otras partes podrían ir a la deriva hacia el norte".

La Agencia Espacial Europea (ESA), hace una semana, alertó de que este bloque de hielo podría suponer "un peligro para el tráfico marítimo" en el mundo, aunque los científicos de Midas no creen que cambie el nivel del mar, y explicaron que es como un cubito de hielo ya presente en un vaso de agua, la derretirse, no modifica el volumen total.

La rotura se detectó este miércoles, gracias al instrumento satelital Aqua MODIS de la NASA, cuando captó con sus sensores infrarrojos la presencia de agua en la grieta entre el iceberg y la plataforma C, señal inequívoca del desprendimiento. La pérdida del iceberg reduce un 12% la superficie total de este segmento continental.

"La grieta era apenas visible con estos datos en las últimas semanas, pero la marca es tan clara ahora que debe de haberse abierto considerablemente a través de toda su longitud", explicó el profesor Luckman.

De acuerdo a los científicos, el nuevo iceberg, de unos 200 metros de grosor, no se desplazará ni muy rápido ni demasiado lejos a corto plazo, pero seguirán muy de cerca su evolución ante la posibilidad de que los vientos y la corrientes le empujen hacia el norte, donde puede convertirse en un peligro para la navegación, como lo alertó la ESA, que también calculó que los pedazos del bloque podrían llegar hasta las islas Malvinas, un territorio británico a unos pocos cientos de kilómetros de las costas argentinas.

Luckman, que sostiene que no "tienen conocimiento" de que este suceso esté "relacionado con el cambio climático provocado por el hombre", advirtió que el segmento C de la Antártida puede, en los próximos meses o años, "sufrir más desprendimientos", lo que lo llevaría al "colapso" —como pasó en 2002 con la superficie B del continente blanco—, se podría acelerar el proceso de derretido de glaciares y el consiguiente flujo de agua podría tener un impacto moderado sobre el aumento del nivel del mar.

(Foto de cabecera: EFE)

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