Este último sábado el Papa Francisco nombró al arzobispo Luis Ladaria Ferrer como nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien, de acuerdo con el diario italiano Reppublica, encubrió el caso de un sacerdote separado de su cargo por abuso sexual. 

Esto ocurrió en marzo del 2012 cuando Gianni Trota fue expulsado del sacerdocio y Ladaria decidió a través de un documento eclesial que el hecho y las razones del mismo no se hagan públicos. Mediante un decreto firmado por Ladaria - y también por el exprefecto de la congregación William Levada- pidió a los superiores en ese entonces que frente a este caso se permanezca en silencio para evitar "crear escándalo entre los fieles".

Posterior a su salida de la iglesia, Trotta se dedicó a ser entrenador de fútbol de un equipo juvenil. Durante dos años se le acusó de haber abusado sexualmente de 10 niños, y fue detenido en el 2015.

Es decir el Vaticano prefirió no denunciarlo ante las autoridades, lo que de alguna manera permitió que luego este sujeto cometiera nuevamente estos actos. ¿Qué hubiese pasado si las familias de los niños que posteriormente fueron abusados hubieran conocido el fallo de la curia que lo expulsaba?

Ladaria Ferrer reemplaza ahora a Gerhard Ludwig Muller, quien fue conocido por liderar, sin mucho éxito, la lucha contra la pederastia en la iglesia católica.

Cabe mencionar, por otro lado, que hace poco el cardenal australiano George Pell, exresponsable de la Secretaría para la Economía del Vaticano, dejó ese cargo para trasladarse a su país para defenderse ante los tribunales de las acusaciones de abusos sexuales a menores formuladas contra él y que él niega.

Junto con la noticia sobre Ladaria, vemos a un Papa Francisco que parece no tener un filtro para rodearse de lo peor de su curia.


(Foto de portada tomada de www.lastampa.it)


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