El Congreso de Brasil tendrá que votar y determinar si aparta a Michel Temer de su cargo como presidente por un periodo de seis meses, porque el fiscal general de la República, Rodrigo Janot, ya formalizó la denuncia en contra del mandatario por corrupción: el primero en enfrentar un proceso por ese delito en la historia del gigante sudamericano. Los exmandatarios Fernando Collor de Melo y Dilma Rousseff fueron destituidos en 1992 y 2016, respectivamente, pero en esos casos se trató de procesos políticos.

El proceso en el caso de Michel Temer no equivale a un impeachment; pero tiene características similares. La denuncia del fiscal Janot debe ser avalada por al menos dos tercios del Congreso, con esto Brasil quedaría sin presidente de forma temporal.

Temer se encuentra en una circunstancia parecida a la Rousseff, pero cuenta con más posibilidades de salir con vida del Congreso, donde varios otros legisladores también reúnen graves acusaciones de corrupción.

Otro de los aspectos en los que Temer supera a Collor de Melo y Rousseff es que ninguno de los dos había llegado a un índice de popularidad tan bajo (7%), de acuerdo a los datos publicados el pasado domingo por la empresa Datafolha.

Pero Temer ha decidido aferrarse al cargo, pese a las graves acusaciones en su contra y a su impopularidad. "Nada nos destruirá. Ni a mí ni a nuestros ministros", afirmó el lunes en una ceremonia en el palacio presidencial de Planalto, en alusión a los ocho de los ministros de su gabinete que se encuentran siendo investigados por corrupción. El último escándalo fue que un helicóptero, interceptado con 500 kilos de cocaína, había despegado de una finca de la empresa familiar del ministro de Agricultura, Blairo Maggi.

¿De qué se le acusa a Temer?

Janot lo acusa de corrupción pasiva, ya que, en base a la confesión pactada del dueño del conglomeradoro cárnico JBS, Joesley Batista, y otras comprobaciones policiales, se concluye que el presidente pactó con el empresario el cobro de sobornos a cambio de favores del Gobierno.

La prueba reina para la fiscalía es el caso del famoso "diputado de la maleta", Rodrigo Rocha Loures, asesor especial del presidente. Temer le había dicho a Batista que Rocha Loures sería su contacto para negociar beneficios del Gobierno, según los audios de la conversación. Al poco tiempo, la Policía filmó al asesor de Temer recibiendo de un ejecutivo de JBS una maleta con 500.000 reales (unos 150.000 dólares). Temer intentó que se descarte dicha grabación bajo la suposición de manipulación del registro, pero el peritaje concluyó que era veraz.

Esta grabación permitirá que el fiscal Janot pueda presentar otra denuncia contra Temer por obstrucción a la justicia. Es más, algunas partes de la conversación dan a entender que el presidente pudo haber aprobado pagos de Batista para comprar el silencio de un antiguo aliado político de Temer, el expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, uno de los grandes muñidores del impeachment contra Rousseff.

En estos diálogos también se relatan las maniobras del empresario para comprar jueces y fiscales. "Temer tenía, como cualquier agente del Estado tiene, por fuerza legal, la obligación de llevar a las autoridades competentes las revelaciones de Batista", explicó la Policía en uno de los informes remitidos a la fiscalía.

Hasta ahora, Janot ha solicitado una multa de 10.000 reales al mandatario Temer por "daños morales al pueblo brasileño".

(Foto de portada: Difusión)

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