La canciller Angela Merkel volvió a dejar claro, en una conferencia de prensa este lunes, que Alemania y los países de la Unión Europea (UE) se encuentran más que aliviados con el triunfo de Emmanuel Macron sobre la ultradechista Marine Le Pen en las elecciones presidenciales del domingo último. Pero al mismo tiempo, subrayó que que comparte las ideas del nuevo inquilino del Elíseo sobre la deuda europea a través de eurobonos, la reducción del superávit comercial alemán o la reforma del pacto de estabilidad, temas que no están de momento sobre la mesa. 

La victoria de Macron ha sido “espectacular”, declaró Merkel. “Defiende un mundo abierto y está decididamente comprometido con la economía social de mercado”, añadió la canciller alemana. Además, declaró que le "gustaría ayudar, en particular, a reducir el desempleo en Francia” sin dar más explicaciones de sus planes.

No obstante, se puso firme y contundente en el tema de la economía alemana. Merkel defiende el superávit comercial de su país porque “está ligado a la calidad de nuestros productos” y ha pronosticado que en cualquier caso ese superávit está a la baja. “No veo por qué tenemos que cambiar nuestra política en este momento”, dijo en relación a las reglas de gasto europeas.

Asimismo, su portavoz, Steffen Seibert, ratificaba la postura de Alemania en otra conferencia de prensa: “El Gobierno alemán continúa rechazando los eurobonos”, subrayó en alusión al mecanismo que permitiría emitir títulos de créditos para aliviar la crisis de la deuda en Europa. Con esto queda claro las declaraciones de Merkel, quien indicó en su momento que la mutualización de deuda en Europa no llegará "mientras yo viva".

Macron busca un impulso para la eurozona. Además de los eurobonos, quiere un presupuesto del bloque para luchar contra la crisis y un ministro de Finanzas común para el euro, defiende el cambio de las reglas fiscales de la UE y el incremento de las inversiones y quiere que Berlín ataje su superávit comercial. Pero Alemania no ve con buenos ojos las medidas de unificación de deudas pues tendrían que cargar con países que se encuentran en crisis por errores internos de sus respectivos gobiernos.

El euro necesita una reforma pero Alemania quiere más disciplina y nuevos mecanismos que hagan que los Estados miembros (básicamente, la propia Francia e Italia) hagan reformas dolorosas, mientras que Francia quiere instrumentos comunes como los eurobonos, una unión de transferencias que Berlín no va a permitir.

Es importante tener en cuenta el calendario político alemán ya que el 24 de septiembre la canciller Angela Merkel aspira a lograr un cuarto mandato y es muy consciente que cualquier apoyo financiero a los países del sur, que los electores alemanes sientan que afecta a su cartera, podría afectar a sus posibilidades en la carrera electoral.

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