Julio Grassi era uno de los curas más famosos de Argentina (de hecho lo sigue siendo), contaba con el apoyo de grandes personajes como el presidente Carlos Menem, quien colaboraba con su fundación Felices los Niños, un albergue que llegó a acoger a 6.300 menores de la calle. 

En el 2002, su nombre ya estaba en boca de todos los argentinos: un programa de investigación en televisión, Telenoche, reveló los testimonios de tres niños que formaban parte de la fundación Felices los Niños, de entre 14 y 16 años, que revelaron los abusos sexuales a los que los sometía Grassi.

Luego de la denuncia y los innumerables esfuerzos de Grassi por librarse de las acusaciones, en el 2009 el tribunal argentino lo condenó por abuso sexual agravado y corrupción contra menores, pero otra instancia judicial decidió dejarlo en libertad hasta que la condena estuviera firme. En el 2013, finalmente, fue detenido, pero sus contactos le permitieron tener un trato privilegiado.

El 23 de marzo de este año, la Corte Suprema argentina confirmó su sentencia de 15 años y esta vez es inamovible. Pero esto no acaba aquí, la indignación de la personas se aviva porque Grassi continúa, desde la cárcel, siendo cura. Es más, viste el alzacuellos y asegura que la Iglesia lo sigue apoyando.

“Bergoglio (el Papa Francisco) nunca me soltó la mano. Hablo con él, me apoya mucho espiritualmente y me cree”, llegó a decir.

Esta versión fue rechazada por el entorno del arzobispo de Buenos Aires. Incluso aseguran que el Papa Francisco, quien era jefe de la Iglesia argentina en los años del escándalo, no se ha pronunciado sobre el caso.

“No apoyó a Grassi, no fue a visitarlo a la cárcel, pero no habló porque no era su obispo [pertenece a Morón, en los alrededores de Buenos Aires] y porque había muchas dudas de la culpabilidad. Detrás de este escándalo hubo una operación económica de los rivales de Grassi en negocios importantes, no estaba claro si era una operación de inteligencia”, dijeron voceros de la Iglesia argentina, citados por El País.

Lo que se espera con la nueva condena es que Grassi sea finalmente sacado de la Iglesia Católica.

DATO

Jorge Mario Bergoglio, el actual Papa Francisco, encargó y pagó al jurista Mario Sancinetti un trabajo de 2.600 páginas, estudios sobre el ‘caso Grassi’, en el que se concluía que el cura era inocente. Los abogados de las víctimas lo entendieron como un mecanismo de presión a la justicia.

(Foto de portada: La República)

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