Francia deberá elegir el próximo 7 de mayo entre dos candidatos ajenos al bipartidismo por primera vez en años. Emmanuel Macron y Marine Le Pen se verán las caras en el intento de llegar al Elíseo en lo que ya muchos vaticinan como una carrera con una sola consigna: cualquiera menos el Frente Nacional.
Lo curioso es que no se trata de la primera vez que se prevé que el resto de fuerzas políticas unirán sus fuerzas en torno a un mismo candidato para evitar que el partido ultraderechista del país europeo llegue al poder. En 2002 Jean Marie Le Pen, fundador del partido y padre de la actual carta nacionalista, obtuvo un 17,07% de los votos en la primera vuelta y obtuvo así la chance de disputar la Presidencia por primera vez con el entonces mandatario Jacques Chirac, que logró el 19,6%.
Así anunciaban los resultados a boca de urna el domingo 21 de abril.
El diario español El País, consideraba entonces un 'terremoto político' lo conseguido por el líder del Frente Nacional.
"El ultraderechista Jean-Marie Le Pen provocó ayer un terremoto político en Francia, al obtener el 17,07% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, por encima del primer ministro, el socialista Lionel Jospin, que fue eliminado de la carrera electoral junto con el resto de los candidatos de la izquierda (...) Esta situación transforma la segunda vuelta en un duelo entre Le Pen y el neogaullista Jacques Chirac, un hombre de 74 años contra otro de 69".
Un resultado que sorprendió pues apenas una semanas antes de los comicios, Le Pen figuraba en las encuestas por debajo de los dos dígitos y todos daban por sentado que quien disputaría la Presidencia con Chirac sería el entonces primer ministro Lionel Jospin.
El asenso intempestivo de Le Pen, que postulaba por cuarta vez a la Presidencia de la República después de 1974, 1988 y 1995, se dio con medidas populistas como el regreso al franco francés y la abolición del euro, la restitución de la pena de muerte y la renuncia a los acuerdos y tratados nacionales de los que Francia era parte. Además de instaurar una política antimigratoria que comenzaría expulsando a todos aquellos que se encontraran sin residencia legal en el país.
Apenas conocidos los resultados, la mayoría de fuerzas políticas expresaron su rechazo al candidato del Frente Nacional e iniciaron sus llamados a votar por lo que consideraban un mal menor: "taparse la nariz y votar por Chirac", "Vote por el ladrón, no por el fascista".
Dos semanas en que las protestas no cesaron en todas las ciudades del país y que pusieron la elección francesa dentro de la discusión política del resto del mundo.
Finalmente la ofensiva contra el ultraderechista terminaría dando resultado, traduciéndose en el desenlace electoral más vergonzoso de toda la historia electoral francesa. Le Pen obtuvo prácticamente lo mismo que en la primera vuelta mientras que Chirac llegó a más del 82%.
Las primeras declaraciones del reelecto presidente fueron dirigidas a todos aquellos que votaron con el fin de que los valores republicanos de los cuales Francia siempre hiciera alarde, no se pierdan.
"Saludo a las francesas y franceses llenos de solidaridad y libertad, habidos de abrirse a Europa y el mundo. He escuchado y comprendido su mensaje para que la República viva, la Nación se una y la política cambie".
Sin embargo, un rabioso Le Pen se negó a reconocer como una victoria justa la de Chirac, señalando incluso que esta se había dado gracias a métodos soviéticos.
"La victoria de Chirac es una victoria equivocada debida a métodos soviéticos, mediante la alianza de todas las fuerzas sociales, políticas, económicas, mediáticas, que hipotecan de manera capital el triunfo".
¿PUEDE REPETIRSE LA HISTORIA?
Lo cierto es que el episodio de 2002 no estaría muy lejos de tener su propia versión este año teniendo como protagonista de la derrota a la heredera política de Jean Marie Le Pen. Ninguna encuesta realizada durante toda la carrera electoral le dio la posibilidad de alzarse con el triunfo en una segunda vuelta y señalaban, por otro lado, a Macron como el candidato que la vencería con mayor margen: más del 60%.
Encuesta realizada apenas una semana antes de las elecciones.
Por lo pronto Le Pen no ha perdido el tiempo y ya ha iniciado sus ataques en contra del que se vislumbra como el candidato del consenso que, al igual que Chirac, no agrada a todos pero es el único que puede mantener a Francia como la nación de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
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