En 1983, en pleno período del terrorismo, fundó la Asociación Pro Derechos Humanos (Aprodeh), a través de la cual asesoró a las víctimas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta, casos por los que el expresidente Alberto Fujimori está actualmente en prisión. 25 años después del autogolpe del 5 de abril de 1992, Francisco Soberón recuerda lo que ocurrió esa noche, el cierre del Congreso, la intervención a los medios de comunicación y lo que fue el inicio de una dictadura.

Antes del golpe de Estado, había tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo. "El gobierno de Fujimori no tenía mayoría absoluta en el Parlamento y después demostró que era imprescindible para sus estrategias políticas tener control total del Congreso. Esta es una de las características de deformación democrática de Fujimori", recuerda Soberón.

La justificación que se le da al autogolpe de Fujimori es que el Congreso no le daba las facultades que él había solicitado. "Pero esto es inaceptable en tanto que un gobierno que no tiene mayoría tiene que saber construir mayorías con sectores que incluso le pueden ser opuestos", sostiene el fundador de Aprodeh.

Actualmente, hay algunos que tratan de justificar esta medida. Pero Soberón lo considera injustificable. "Algunos tratan de hacer una separación entre la lucha contra el terrorismo, pero se cometieron crímenes de Estado, crímenes de terror, crímenes de barbarie. Por otro lado, pretenden justificar con la estabilización económica, pero estuvieron las medidas impopulares que generaron despidos masivos de trabajadores", afirma.

Esta defensa de una atentado contra la democracia es preocupante para Soberón "porque es pretender conceder que un Estado, que un gobierno actúe vulnerando derechos para presuntamente mantener otros". "Esto es lo nefasto de la herencia fujimorista porque se convirtió en sentido común en la ciudadanía", señala.

Además, recuerda Soberón, a partir de 1992, se inició la acción desplegada del grupo paramilitar Colina, creado por Fujimori. "Eso lo fuimos verificando en los meses siguientes al autogolpe y rápidamente se empezó a conocer que se instauraba un régimen cívico-militar", señala en referencia al trío conformado por Fujimori, Vladimiro Montesinos y Nicolás de Bari Hermoza Ríos.

Resalta también el uso de la prensa chicha, un grupo de medios de comunicación escritos manejados por el exasesor presidencial Montesinos con el objetivo de desinformar a la población y atacar a los enemigos políticos del régimen. "Se convirtió en el principal editor de diarios, teniendo a su disposición siete u ocho diarios en los quioscos para desinformar a la opinión pública", afirma.

Un cuarto de siglo después del autogolpe de Alberto Fujimori, la tarea de los ciudadanos es, sostiene Soberón, recomponer la democracia. "Hay que radicalizar la democracia para que nunca más puedan existir gobierno corruptos ni mafiosos ni criminales. Eso es lo que está pendiente", afirma.

- Más información sobre el autogolpe de Alberto Fujimori en nuestra sección #5DeAbrilNuncaMás.