La crisis económica en Venezuela estalló en el 2013, con la caída del precio internacional del petróleo, materia prima no renovable de la cual depende la mayor parte de ingresos del país. Sin embargo, en los últimos meses la situación se agravó, luego de que en el 2016, la inflación alcanzara máximos históricos al llegar a 550%, según la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional. El drama que vive la nación llanera se refleja en la vida cotidiana del venezolano de a pie, por la escasez de medicamentos, y de productos y alimentos básicos que son importados por el Estado. 

En medio de la tensión política y social que ha puesto a Venezuela al borde del abismo, la semana pasada el gobierno de Nicolás Maduro inició el Plan 700, bautizado como “la guerra del pan”, con el fin de combatir la carencia de ese alimento clave en la canasta familiar de los venezolanoe.

¿En qué consiste? El régimen chavista dispuso que el 90% de la harina que posea cada panadero deberá usarse para elaborar pan salado a precio regulado. “La federación de panaderos le declaró la guerra al pueblo, lo tienen haciendo cola por maldad”, dijo el mandatario el pasado 12 de febrero en su programa dominical.

The New York Times señala que desde entonces, en la capital se han intervenido cuatro panaderías, otras 436 han sido fiscalizadas y se ha detenido a dos personas, todas en el municipio Libertador de Caracas. La más sonada de las intervenciones fue la de Mansion’s Bakery, una conocida panadería en la avenida Baralt, a dos cuadras del Palacio de Miraflores. La Superintendencia Nacional de la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) tomó el control de ese negocio y le dio el control a los Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP) que maneja el chavismo.

Ahora, Mansion’s Bakery se llama Minka y no le vende pan a los transeúntes. “No comercializamos, distribuimos, porque el pan es una necesidad del pueblo”, explicó José Solórzano, miembro del CLAP “Arturo Michelena” que ahora está al frente de la panadería.

“El antiguo dueño no ha aparecido. Tenía varias multas y expedientes, irregularidades como el acaparamiento de harina, sobreprecio, explotación laboral, insalubridad. Por eso la comunidad asume el local mientras el Estado hace su juicio”, agregó a medios locales.

panadería Minka (Mansion’s Bakery) , intervenida por el Estado, lleva bolsas de pan para ser distribuidas a tiendas estatales en Caracas. fotografía:  ASSOCIATED PRESS/ Fernando Llano

En teoría, la ocupación de Mansion’s Bakery será de 90 días, prorrogables a otros 90 en función de lo que determine el régimen de Maduro. No obstante, Solórzano no encuentra motivos para regresar la panadería a sus propietarios y comentó que duda mucho que "esto regrese al dueño. ¿Para qué? ¿Para que sabotee?”.

Por su parte, el dueño de Mansion’s Bakery, Emilio Dos Santos, con 25 años en el rubro, explicó en Radio Caracas Radio, dijo que el Gobierno le cerró la panadería supuestamente porque no había pan, “pero sí estábamos vendiendo en ese momento”.

El presidente de Asipan Falcón, parte de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación y Afines, Víctor Nercio, explicó que se necesitan 120.000 toneladas métricas de trigo para satisfacer la demanda de pan en el país.

“Deberíamos tener 360.000 toneladas de trigo en lo que va del año y según cifras oficiales solo hay 90.000. Apenas recibimos un 30 por ciento de lo que realmente requerimos, tenemos 10 años pidiendo más trigo”, subrayó.

También reveló que si antes se encontraban en problemas con 300 kilos de harina, ahora la situación es insostenible con los 100 que se les da.

“El estado Falcón tiene 672 panaderías y el 92 por ciento no tiene harina o tiene inventario a punto de terminar, los despachos han mermado un 70 por ciento desde enero y la producción de harina se desvía hacia la capital. El Plan 700 se ha centrado en Libertador, que tiene 706 panaderías. No se puede generalizar que los panaderos están en guerra económica. Da rienda suelta a la interpretación de muchos elementos sociopolíticos. No escondemos el pan, lo que no tenemos es materia prima”, insistió Nercio.

La economía rentista que depende del oro negro ha provocado que Venezuela requiera de las importaciones para casi todo, pero si el Estado no tiene los ingresos para ello, la crisis y el desabastecimiento se agudiza, mientras que el gobierno de Maduro no encuentra el rumbo para revertir el panorama y las familias venezolanas son las que pagan la factura.

Imagen de cabecera: El/Interés- ANDREA HERNÁNDEZ

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