Algunos religiosos dicen que los huaicos y las lluvias son un castigo divino y otros se muestran sorprendidos por estos desastres naturales que actualmente afectan a diversas regiones del Perú por el fenómeno El Niño costero. Sin embargo, los antiguos peruanos ya tenían que hacer frente a los cambios climáticos.

La revista National Geographic publicó un reportaje en el que recuerda cómo fue que la civilización moche desapareció. "Los mochicas habían convertido la desértica costa peruana del Pacífico en su hogar, pero las fluctuaciones climáticas arruinaron el delicado equilibrio ecológico que sustentaba su modo de vida", se lee en el post titulado "El dramático final de la civilización mochica ".

Ubicados al norte de Perú, entre los siglos I y VII, los mochicas fueron excelentes ingenieros, artesanos, mineros y agricultores.

"Pero hacia finales del siglo VIII, esta sofisticada y rica cultura conoció un final repentino. Una serie de cataclismos naturales, provocados por un drástico cambio climático, afectaron a la zona costera donde la sociedad mochica se había desarrollado y contribuyeron a su desaparición", dice el reportaje.

Los mochicas vivían en la zona costera y de gran aridez. Por ello, crearon sistemas de irrigación con el que desviaban el agua de los ríos. "De esta forma desarrollaron una agricultura, con más de treinta variedades de cultivo, que les permitió contar con una amplia gama de excedentes agrícolas", recuerda NatGeo.

Fue en el siglo VI cuando los mochicas empezaron a ser afectados por el fenómeno El Niño, que provoca lluvias e inundaciones. Fueron 30 años duros para los antiguos peruanos:

"Los aguaceros destruyeron palacios y pirámides, edificados con barro y por ello muy vulnerables a la acción disolvente del agua. Los ríos se salieron de sus cauces y el lodo arrasó tanto grandes extensiones de tierra cultivable como pequeños poblados construidos con adobe y caña, ahogando a sus habitantes. Estas terribles inundaciones contaminaron los cursos de agua y los manantiales, y erosionaron miles de hectáreas de terreno cultivable. Las fiebres tifoideas y otras epidemias camparon a sus anchas, sembrando la muerte y la destrucción".

Luego de esto, vino una sequía que duró tres décadas, que entre los años 563 y 594 "redujo de manera drástica la cantidad de manantiales de montaña cuyas aguas llegaban hasta la costa". "Ello resultó catastrófico para la agricultura, con la consiguiente hambruna, y provocó una creciente desertización que causó que las dunas de arena se tragasen numerosos asentamientos", explica NatGeo.

Las fluctuaciones del clima siguieron afectando a los mochicas: "en el año 602 volvieron las lluvias torrenciales, y entre 636 y 645 la sequía asoló de nuevo con fuerza la región". La crisis en el sector agrícola y pesquero provocaron que miles de mochicas mueran de hambre.

Además, las gobernabilidad también entró en crisis:

"Esta catastrófica serie de factores climáticos debilitó gravemente las instituciones mochicas. La nobleza, alejada del día a día de sus súbditos, vivía ocupada en sus disputas dinásticas y ceremonias rituales. Pero el pueblo culpó a sus gobernantes de la caótica situación y de haber perdido el favor de los dioses. En consecuencia, los jerarcas incrementaron los sacrificios humanos para ganarse el favor divino, sin conseguirlo".

  El colapso final de los mochicas llegó a finales del siglo VII, cuando "las lluvias provocadas por un Niño extremadamente intenso arrasaron muchos sistemas de regadío cercanos a Pampa Grande y Galindo". Esto provocó que ambos centros fueran abandonados y que se derrumbara el sistema político mochica.

Además, la crisis generó una guerra civil:

"Al haber perdido la autoridad y el control sobre su pueblo, los jefes mochicas se enfrentaron entre sí en una feroz lucha por el control de los escasos recursos que quedaban en la zona. Los últimos asentamientos mochicas, gobernados por una desgastada clase dirigente, no pudieron evitar caer en manos del emergente Estado huari (o wari), una arrolladora maquinaria militar que conquistó la mayoría de señoríos costeños y de la sierra de la zona central del Pacífico peruano". 

Como vemos, los peruanos venimos enfrentando, desde hace siglos, problemas con los cambios climáticos. Los mochicas no resistieron al fenómeno El Niño, pero en la actualidad se supone que hay mayor ciencia para conocer el clima y tecnología para enfrentar los desastres.

- Datos

El arqueólogo peruano Walter Alva, descubridor del Señor de Sipán en 1987, señaló en el 2012, que el pueblo mochica fue una de las más grandes civilizaciones del mundo prehispánico. Pampagrande fue la última capital de la civilización mochica en Lambayeque.


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