El controversial presidente Donald Trump se presentó por primera vez ante el Congreso de los Estados Unidos el martes por la noche. Y lo hizo adoptando un tono más mesurado, pero su discurso fue el mismo: acabar con la inmigración ilegal, reconstruir la infraestructura del país, el rearme militar, bajar drásticamente impuestos y, por supuesto, desmantelar el Obamacare. 

En la versión más presidencial que se ha vista hasta ahora, Trump adoptó un discurso nacionalista y responsabilizó a los inmigrantes de los problemas económicos que tiene EEUU. “Imponiendo las leyes migratorias aumentarán los salarios, ayudaremos a los desempleados, ahorraremos miles de millones de dólares y haremos seguras nuestras comunidades”, señaló en el Capitolio.

"¿Qué le dirían a una familia americana que pierde su trabajo, sus ingresos, o a un ser querido porque América rechaza hacer cumplir sus leyes y defender sus fronteras?", fue la pregunta que planteó a los congresistas. Prometió hacer que las inversiones y los ingresos regresen. Planteó que para proteger a los trabajadores estadounidenses, se tienen que reforzar las políticas migratorias.

Aseguró que “es el momento adecuado para un proyecto de ley de inmigración, siempre y cuando haya un compromiso de ambas partes”. Este cambio de postura confrontacional se produce después de que el Poder Judicial de EEUU bloqueara su decreto ejecutivo que prohibía el ingreso de siete países de mayoría musulmana.

Además Trump afirmó: “Hemos gastado billones de dólares fuera, mientras nuestra infraestructura doméstica se derrumba. El primer presidente republicano, Abraham Lincoln, ya advirtió que el abandono de las políticas proteccionistas produce miseria y ruina entre el pueblo. Y hoy tenemos 43 millones de pobres y 49 millones de desempleados”.

Para el plan de infraestructuras, el fin del Obamacare y la reforma educativa, buscó superar los conflictos políticos y mediáticos habituales, y pidió unidad a congresistas republicanos y demócratas, pero sin ceder ni un milímetro en los planteamientos que tanto rechazo han generado en la bancada opositora.

En relación a la política exterior, resaltó la colaboración de los países musulmanes contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS). No mencionó a otras naciones con las que tiene relaciones polémicas como Irán, China o Rusia. Ni siquiera se refirió a México al momento de hablar sobre el muro fronterizo y los supuestos beneficios que le traerá a los EEUU.

El momento más emotivo del discurso fue la presentación de Carryn Owens, la viuda del primer soldado muerto durante su mandato. El Congreso le otorgó un largo e histórico aplauso y casi hace olvidar que el padre del fallecido, un antiguo veterano, se había negado a recibir a Trump durante la recepción de los restos mortales y le había criticado por ordenar “sin motivo” el ataque en que murió su hijo.

El discurso que duró unos 60 minutos presentó a la versión más contenida de Trump. El presidente se fue del Capitolio regalando firmas a los espectadores. Parecía estar en su zona de confort.

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