El gobierno del polémico Donald Trump enfrenta su primera crisis a menos de un mes de asumir el poder en EEUU . A 23 días de haberse instalado en la Casa Blanca, el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el ex general Michael Flynn, presentó su dimisión después de que los servicios de inteligencia de ese país descubrieran que mintió sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey Kilsyak.
El 29 de diciembre pasado, cuando aún Barack Obama era presidente de EEUU, Flynn había mantenido una conversación con el embajador Kislyak en la cual se había abordado el tema de las sanciones estadounidenses a Moscú. Lo negó en repetidas ocasiones y engañó a miembros del Gobierno, como el vicepresidente Mike Pence, sobre ello. Luego aclaró que, aunque no recuerda haberlo hecho, tampoco puede afirmar con certeza que no había tratado el asunto.
De acuerdo con la información de la inteligencia estadounidense, Flynn prometió a Kilsyak que Trump levantaría las sanciones económicas impuestas a Rusia por la anexión de Crimea y por su intervención en las elecciones estadounidenses.
El entonces presidente Obama había impuesto duras políticas a Moscú, al expulsar a 32 diplomáticos de ese país y cerrar dos centros vinculados a la embajada rusa en Washington. La sorpresa fue que el mandatario ruso Vladimir Putin no tomara represalias, a la espera de que asuma la presidencia el magnate neoyorquino.
Ya en diciembre, el Washington Post había revelado los nexos de Flynn con Rusia. Según medios estadounidenses, el Departamento de Justicia advirtió hace unas semanas a la Casa Blanca que Flynn podría resultar vulnerable a un chantaje por parte Kremlin.
Es la llamada táctica del 'kompromat'-un juego de palabras entre 'compromiso' y 'chantaje'-, una técnica común que la usaba la Unión Soviética y que con la disolución de esta, Rusia la asumió, y que consiste en obtener información sobre la vida privada de una persona para poder usarla para sus intereses particulares.
Flynn no había dejado de caer en contradicciones al momento de explicar el contenido de sus contactos con el diplomático ruso e incluso involucró en el tema al vicepresidente Mike Pence, quien salió en varias oportunidades en su defensa.
“Ofrecí de forma involuntaria al vicepresidente electo y a otros (funcionarios) información incompleta sobre mis llamadas telefónicas con el embajador ruso. Me he disculpado con sinceridad con el presidente y el vicepresidente, y han aceptado mis disculpas”, escribió Flynn en su carta de dimisión.
El lunes 13 el portavoz de la presidencia, Sean Spicer, había reconocido que Trump estaba "evaluando la situación" creada por Flynn y que estaba en contacto con Pence para analizar este tema.
Las acciones de Flynn podrían hacerle susceptible incluso de ser procesado al amparo de la Ley Logan, que prohíbe a cualquier ciudadano estadounidense mantener contacto o correspondencia con un gobierno extranjero sin autorización expresa de la Casa Blanca. Pero más allá de las repercusiones legales para el ex general, su dimisión supone un durísimo golpe para el gobierno Trump.
El candidato que había prometido eficacia acaba de ver a uno de sus más cercanos colaboradores fuera del Gobierno. Además, la salida de Flynn del cargo es un revés para los ultranacionalistas, uno de los grupos dominantes ahora en la Casa Blanca. El general retirado fue, junto con el principal asesor presidencial, Streve Bannon, y la 'mano derecha' de este, Stephen Miller, clave en la victoria electoral de Trump.
Flynn es un general de reconocida eficiencia, y uno de los hombres que creó el actual sistema de inteligencia de Estados Unidos, pero con una personalidad muy conflictiva. Recordemos que Obama lo suspendió de la dirección de la DIA (la principal organización del espionaje militar) por su agresividad hacia Irán, entre otras cosas, y Flynn se lanzó a una cruzada contra el ahora expresidente que lo acercó a la candidatura de Donald Trump.
Flynn tiene buenas relaciones con Moscú, como revela el hecho de que haya trabajado como analista para la cadena de televisión RT, que ha sido acusada de ser un instrumento de propaganda del Kremlin.
El general retirado Joseph Kellogg ocupará de forma interina el puesto de consejero de Seguridad Nacional, señaló la Casa Blanca.
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