El presidente Donald Trump nombró a Gina Haspel, funcionaria que fue acusada de ordenar el uso de torturas en interrogatorios secretos, como subdirectora de la CIA, convirtiéndola en la segunda mujer en ocupar el cargo. Ella será segunda en el mando detrás del director de la agencia, Mike Pompeo, quien hizo el anuncio de la designación de Haspel, que no requiere la confirmación del Senado.  

Con 60 años de edad, la flamante vicedirectora se unió a la Agencia Central de Inteligencia en 1985, y pasó la mayor parte de su carrera encubierta. Ella ha sido parte de varias controversias, incluyendo su participación en varios programas de tortura llevados a cabo por los Estados Unidos. Además, jugó un rol central en la puesta en marcha en EEUU del programa extrajudicial tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 para encarcelar e interrogar a sospechosos de terrorismo.

La selección de Haspel recibió elogios de exaltos funcionarios de inteligencia, como la del exdirector de Inteligencia James Clapper: "[Haspel] tiene la amplia experiencia de las asignaciones tanto nacionales como extranjeras para servir como brazo derecho para el Director Pompeo".

Mike Morrell, exdirector adjunto y exdirector interino de la CIA, manifestó en un comunicado: "Ella es ampliamente respetada en toda la agencia y será recibida en el nuevo trabajo tanto por empleados actuales como por antiguos empleados. Hasta mi retiro de la Agencia en 2013. Durante ese tiempo, la encontré simplemente excepcional, ella hace las cosas de una manera tranquila, pero eficaz, y está tranquila bajo el fuego".

Mientras que la selección de Haspel como subdirectora de la CIA recibió muestras de apoyo, también se plantearon preocupaciones sobre el eventual reinicio del uso de técnicas de tortura por parte de la CIA, que el Congreso prohibió. Haspel estuvo presente en al menos dos interrogatorios en los que se utilizaron torturas, el de los presuntos miembros de Al Qaeda Abu Zubaydah y Abd al Rahim al Nashiri, según recogió una investigación del Senado y divulgado por el diario Washington Post.

A Zubaydah se le sometió 83 veces a la técnica de tortura del "submarino" ("waterboard"), de acuerdo con documentos oficiales revelados. A Haspel también se la responsabiliza de haber ordenado en 2005 la destrucción de las cintas en las que estaban registradas las torturas a las que fueron sometidos los detenidos y que se guardaban en el centro de Tailandia. Ese episodio fue el que le valió, en el 2013, la promoción a directora de operaciones clandestinas de la CIA, un cargo que tenía que confirmar el Senado.

Aunque el Gobierno de Barack Obama quiso poner fin a los interrogatorios con torturas que proliferaron tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Trump ha declarado que la tortura "funciona" y no ve con malos ojos utilizarla de nuevo. En su primera entrevista como presidente el mes pasado con ABC News, Trump dijo que cree que el waterboarding funciona y pensaría en reestablecerlo.

"Confiaré en [el Director de la CIA Mike Pompeo] y [el Secretario de Defensa James Mattis] y en mi grupo. Y si no quieren hacerlo, está bien. Si ellos quieren hacer, entonces trabajaré hacia ese fin. Quiero hacer todo lo que esté dentro de los límites de lo que se le permite hacer legalmente ", dijo Trump.

Puntos claves de Haspel

Se la vincula con el programa de interrogatorio "mejorado" de la CIA, que fue destacado en el informe de 6.000 páginas del Comité de Inteligencia del Senado detallando el uso que la agencia hace de técnicas ampliamente consideradas como tortura.

Supervisó interrogatorios brutales de dos detenidos, Abu Zubaydah y Abd al-Rahim al-Nashiri, en el "black site" de Tailandia, la prisión clandestina que dirigió en ese país.

El nombre de Haspel estaba en el cable que llevaba las órdenes de destruir cintas de video de las sesiones realizadas en la estación de la CIA en Tailandia.

También fue la jefa de personal de José Rodríguez, quien encabezó el Centro de Contraterrorismo de la CIA.


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