“Con lo que hay en el Perú no puedes hacer la mejor película del mundo, pero puedes hacer la mejor película del mundo con lo que hay en el Perú”, dice Pili Flore-Guerra, director de fotografía dedicado a la realización de cortometrajes, publicidad y largometrajes, quien hace cuatro años fundó la DFP aunque “me siento frustrado porque deberíamos estar haciendo más. Ahora voy a Buenos Aires, entre otras cosas, para conversar con los colegas de la ADF y ver qué cómo la están haciendo ellos.”, cuenta Pili que ya se encuentra en Argentina colorizando la película “La ciudad y los perros” de Francisco Lombardi, por primera vez en digital. “Luego regreso para seguir regularizando temas legales de la asociación que nos permita el auspicio de la empresa privada para acceder a un nivel más alto de workshops.” 

foto: difusión DFP.

Lo que sí le da mucha satisfacción es ser de alguna manera gestores, junto con la asociación Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina, de la Federación Latinoamericana de Autores de Fotografía Cinematográfica, que se presentó en el 19 Festival de Cine de Lima hace dos años. “Lo mejor es unir fuerzas, somos ocho países en la FELAFC: Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela –próximamente también Chile– con la idea de impulsar, apoyar, producir, proyectar, difundir, conservar y preservar nuestro trabajo para favorecer el crecimiento y reconocimiento de nuestra profesión en Latinoamérica y en el mundo” asegura José Luis “Pili” Flores-Guerra Luque, quien nunca imaginó ser fotógrafo ni cineasta. “Mi historia empezó como la del todo el mundo, que sales del colegio y no sabes qué hacer.”

el biógrafo

Pili nació en Tacna y era un niño “sin televisión en una ciudad donde habían dos cines y donde cambiaban las películas todos los días. El sistema educativo era muy experimental y no te dejaban muchas tareas así que íbamos todas las tardes. Además, tuve la suerte, de nacer junto con un cineasta, Pancho Lombardi. Con él y otros amigos éramos cinemeros, los fines de semana cruzábamos la frontera y en Arica habían tres cines más” recuerda Pili agregando que en su colegio “habían clubs de algo. Yo estaba en el de periodismo y en el de foto”, pero aun así al salir del colegio no se animó por nada de eso. “Caí en la ingeniería porque mis habilidades eran más de ciencias, pero también me metí a la fuerza área y no me presenté. Era un mocoso de 16 años que no sabía qué quería y me trazaba desafíos solo para demostrar que podía, jugueteaba con eso.”

rodando en cne 16 “Abisa a los compañeros” de Felipe Degregori. cusco, 1979.

A los 19 años Pili, quien ya cursaba la carrera de ingeniería, se reencuentra con Lombardi y empieza a frecuentar a “los viejos del cine, a los de Hablemos de Cine, que era una de las mejores revistas de cine del mundo”, cuenta Pili recordando además aquella bella época de los cineclubs en Lima. “Veías todo lo que te daba la gana y comenzabas a ver el cine de otra manera. Empezabas a formarte, ya no era solo entretenimiento y ahí te dabas cuenta que también querías hacer cine. A mí en esa época me entusiasmó el neorrealismo italiano: la luz, el blanco y negro. Además me gustaba la pintura pero soy un pésimo pintor, así que cuando me intereso seriamente por el cine no me fue difícil optar por la imagen”, asegura Pili quien, sin darse cuenta, abandonó la carrera de ingeniería aunque intentó salvar, varias veces, ese compromiso familiar.

“Ya trabaja en mil cosas para sobrevivir, pero al dejar la carrera mis padres me cortaron la asistencia económica y me fui a Toronto, un poco tras el sueño americano: juntar plata para estudiar y hacer cine. Gané 300 dólares, no servía para eso”. Pero la gran inversión, asegura Pili, fueron los 2 años y medio de aprendizaje cinematográfico. “Todo lo que sé lo aprendí en la soledad de Toronto, metido en bibliotecas. Totalmente autodidacta.”, Pili recuerda que además asistió a todos los talleres que pudo y cómo entonces, mientras él seguía allá, Lombardi le escribe contándole de la novedosa ley de cine y además le pide que “regrese porque ya se estaba produciendo. Cuando llegué, apenas pasaron un par de meses y empecé a hacer cosas. Primero asistencia de dirección, también un poco de caña de sonido, claqueta. Luego ya editada cortometrajes.”

el séptimo arte

Pili, que prefiere tomar iniciativas a esperar que algo pase, a los dos años de fundar Inca Films con Lombardi, envió una carta a uno de los laboratorios más importantes del mundo con sede en Hollywood. “Pancho averiguó precios para post y salía mucho más barato irse a Los Ángeles, tomar un departamento y llevarse un paquete de cosas. Entonces me mandé, les escribí.”, cuenta Pili y agrega cuánta fue su sorpresa al recibir la respuesta pero aun más cuando “pasé de ser el cliente a ser parte del equipo del laboratorio de imagen. Pasé 6 meses, otro gran aprendizaje, editando, musicalizando, haciendo efectos en celuloide, en químico. Era el niño mimado de la CFI y yo no podía creer lo que me estaba pasando, apenas tenía 25 años.”, cuenta Pili que al terminar su trabajo, y despedirse, le preguntaron cuándo volvía y de hecho lo hizo al año siguiente, seis meses más.



Después de eso, y tras pasar el clímax de la ley de Velasco, hizo su primer largometraje aunque aun no como director de fotografía. “Mi primer largo como fotógrafo fue Cuentos Inmorales. Desde el día que nos reunimos y acepté hacer la foto, no dormí hasta el tercer día que estuve en Buenos Aires revelando el material porque habían pasado 8 semanas y yo no sabía si lo que había hecho estaba bien. Me enfermé, bajé de peso. Fue mi debut.”, cuenta Pili que tras una larga vida apasionada por el cine, asegura que cada película es diferente: “Quieres hacer las cosas de otra manera, siempre es un desafío.”, asegura mientras recuerda innumerables anécdotas cinematográficas. “Estaba procesando una película en Cinecolor y unos colegas de la ADF me invitan a una convención de Fuji que sucedía en ese momento. Era gratis para los asociados. Ahí se me ocurrió.”

Pili Flores-Guerra, fundador y presidente de la Asociación de Autores y Directores de Fotografía Cinematográfica Peruanos (DFP), aun planea hacer mucho más por nuestro cine y “en lo que estamos avocados ahora, en realidad todas las asociaciones del mundo, es en conseguir la autoría de la imagen cinematográfica, que se nos reconozca ser autores y no solo un técnico, porque el responsable de esa imagen es un fotógrafo que necesita una sensibilidad artística para transitar por esas emociones y proyectar en imágenes lo que tú como director tienes en la cabeza.”, afirma Pili que además dice tener un par de proyectos de largometrajes dando vueltas: “son bien personales, ya veremos qué tal nos va”. Con todo esto por venir, Pili Flores-Guerra, vehemente protagonista del cine, aun sigue rodando su historia.

(Foto original de portada: Alejandro Roca Rey.)


LECTURA del acta fundacional de la Federación Latinoamericana de Autores de Fotografía Cinematográfica., 2015.


Con Inti Briones y Mario Bassino, DIRECTORES DE FOTO, AFINANDO EL taller de la DFP, 2016.

"FULL FATHOM FIVE" de Carl Franklin, CON Juán Durán (Cámara) y El debutante Inti Briones (Foco), 1990.

RODANDO "LA CIUDAD Y LOS PERROS" DE FRANCISCO LOMBARDI, 1984.

Filmando un corto con Pepe Huayhuaca en Ayacucho,

EN EL RODAJE DE "TO DIE STANDING" de Louis Morneau, 1991.

rodando "PASAJEROS" de Andrés Cótler (2006).