La renuncia de Patricia Benavente a la presidencia de Ositran, el organismo supervisor de la inversión en infraestructura en Perú, y de dos funcionarios más de esta entidad, ha disparado las alarmas en torno al contrato de concesión para la construcción del aeropuerto Internacional de Chinchero, en Cusco, que el gobierno de PPK había anunciado -con bombos y platillos- dentro del paquete de proyectos destrabados para reactivar la economía peruana. 

¿Qué esta pasando? Junto con Benavente, dimitieron el gerente general de Ositran, Obed Chuquihuayta, y el gerente legal del organismo. La razón es una adenda del contrato de concesión del aeropuerto de Chinchero suscrito con el consorcio Kuntur Wasi, a cargo del proyecto cuya inversión prevista hasta el momento asciende a US$525 millones.

El ente regulador había preparado un informe técnico sobre aspectos legales, económicos y financieros de la referida adenda. En ese documento de 80 páginas, el Ositran se pronuncia en contra de esa modificación del contrato porque afecta seriamente los intereses del Estado.

El acuerdo de concesión inicial señala que Kuntur Wasi asume el riesgo y la responsabilidad de conseguir el financiamiento para el proyecto y de realizar los aportes de capital necesario para ejecutar las obras.

Pero los técnicos de Ositran –en el informa en mención– alertan que la adenda, si se firma, le trasladará el riesgo del financiamiento y de las inversiones iniciales al Estado, que además le deberá pagar a la empresa concesionaria US$265 millones sin que esta haya mostrado algún avance de la obra.

En el contrato original se establecía que ese monto el Estado peruano lo tenía que desembolsar a lo largo de 15 años, empezando al sexto año de iniciadas las obras; dicho de otra manea, Kuntur Wasi tenía que meterse la mano al bolsillo los primeros cinco años.

La renunciante Benavente sostiene que ese cambio no solo es mal precedente, sino que es injusto, porque las obras que hará un consorcio privado se financiarán con dinero público, lo que le reportará a Kuntur Wasi, sin el menor esfuerzo, una utilidad de 20%.

Hasta la semana pasada, había unanimidad en el directorio del ente regulador para pronunciarse en contra de la adenda, pero algo pasó entre el jueves 19 y el viernes 20, cuando el Ositran descartó ese opinión técnica y terminó avalando la polémica modificación contractual, gracias a los votos a favor de dos sus directores, Antonio Balbuena y Alfredo Dammert, mientras que Benavente votó en contra.

Ese extraño cambio de opinión habría sido lo que motivó las renuncias en el organismos regulador. Además, esta sería la primera vez que el Consejo Directivo del Ositran da un voto discordante con su equipo técnico.

¿Qué dice PPK?

El presidente Pedro Pablo Kuczynski se pronunció este martes al respecto, y aseguró que la adenda al contrato del aeropuerto de Chincherro no perjudica al Estado. “Aquí había un obstáculo que se ha logrado superar dividiendo la construcción en dos: el movimiento de tierra, que es algo que puede hacer el sector público y el terminal y pista que es algo de US$ 265 millones que fue el precio que lícito el consorcio”, refirió en RPP.

El mandatario no ahondó más en el cambio de la matriz de riesgo del contrato que alegran los técnicos del Ositran, y subrayó el proyecto representa una “inmensa oportunidad” de desarrollo para el Cusco, porque transformará el aeropuerto en un parque con viviendas de clase media alrededor de un pulmón verde. “Si perdemos esa oportunidad seria dramático”, subrayó.

PPK ratificó que el inicio de obras está previsto para el 31 de marzo próximo y anunció que la próxima semana viajará a la zona.


Lee también: 

Un abuso gigantesco del que no se habla