Este jueves 26 de Enero se estrena la película peruana El Soñador, el segundo largometraje de Adrián Saba quien junto a su amiga y productora Carito Denegri, organizaron el concurso "Solo para Soñadores" -impulsado también por United International Pictures (UIP) del Perú, quienes serán los responsables de la distribución en las salas de cine- con el entusiasmo de ofrecer un espacio a jóvenes realizadores que no encuentran plataformas para exhibir sus cortometrajes, no desde 1992 cuando se derogó la ley conocida como la de Fomento de la Industria Cinematográfica, aquella que determinaba exhibir, siempre, un cortometraje previo en todas las funciones. Ahora, gracias a la iniciativa de la producción de El Soñador, más de 140 producciones nacionales participaron del concurso y los cineastas Héctor Gálvez (NN), Rosario García Montero (Las Malas Intenciones) y Josué Méndez (Días de Santiago) fueron los encargados de seleccionar a los 4 finalistas: AYA, el primer cortometraje de Francesca Canepa, salió ganador por votación del público vía Facebook. 

DIFUSIÓN EL SOÑADOR, THE DREAMER 

Francesca tiene 26 años y hace siete se mudó a Francia para estudiar cine. “Siempre fui muy visual y a los 13, 14 ya escribía cuentos preguntándome cómo sería ver esas historias materializadas”, recuerda Francesca, la última de tres hermanas, “la mayor era la más entusiasta y nos hacía reproducir algunas escenas. Actuábamos y hacíamos videos caseros que luego proyectábamos en la casa. A veces con los primos también hacíamos películas, nos íbamos al parque, al cerro gigante”, cuenta la joven cineasta que mientras estudiaba en la Université Paul-Valéry participó en distintos proyectos, “hice varios pockets films, asistencia de dirección en un largo universitario con presupuesto chiquitio. Intenté hacer algunas cosas propias de ficción, pero no salía como quería. No tenía el presupuesto ni el equipo. Todo lo que hacía quedaba en nada”.

En el 2014 viajó de Montpellier a Barcelona y vivió ahí mientras realizaba un Master en Dirección Cinematográfica. “AYA fue mi proyecto final del master. Tuve tres semanas de vacaciones y vine a hacerlo aquí porque lo escribí con las locaciones en mente, eso facilitó todo. Ya había ido al Cusco y sentía que el paisaje sumaba a la carga emocional del personaje. La presencia de las montañas, la intensidad del viento, todo contribuía”, cuenta Francesca que guarda cada proyección visual del espacio como una foto. “Siempre he hecho fotos y de hecho pensé en dedicarme a solo hacer foto fija. Me gusta incluir una onda ficticia al retrato social”, comenta Francesca y agrega que desde que estaba en el colegio le interesaba el director italiano Romeo Castellucci. “Su experimental y revolucionaria crítica a la sociedad me encantaba. Yo soy mucho de eso, de las cosas incendiarias”.

Francesca Canepa regresó a Perú en Enero del año pasado para empezar a producir la historia de un niño de 9 años que trabaja en un salar para poder cumplir el último deseo de su madre. “En realidad no conocía a nadie en el medio, pero como en unas vacaciones vine a hacer prácticas en una empresa, se me ocurrió preguntarle a un compañero si conocía una productora porque quería hacer un corto. Él me pasó el dato de Jimena Hospina, le escribí y viajamos juntas con Christian Valera, el DF. Ellos tenían a conocidos allá y así armamos el equipo. El casting lo hicimos preguntando por la calle pero Randy fue un regalo del universo. Lo vimos tirando un barquito en un riachuelo y cuando me acerqué a preguntarle si quería actuar se escondió, yo dije ¡¿ahora?! Al día siguiente le preguntamos a una chica que trabajaba en el hotel si conocía a gente que quisiera actuar, ella dijo que traería a sus sobrinos. Randy era uno de ellos”.

AYA, que significa cadáver y alma a la vez, es una historia inspirada “en la muerte de dos personas muy queridas. Sentí que a través de sus muertes podía hablar de algo más grande, reflejar nuestra realidad social e intentar sensibilizarnos ante eso”, cuenta Francesca que escribió el corto en castellano pero “a mí me encantaría hablar quechua, es un lenguaje súper poético entonces quise que fuera así, pero Randy no hablaba quechua pero igual como no había mucho diálogo, le enseñamos algunas cosas y se adaptó. La pre producción duró una semana y el rodaje, 6 días”, recuerda Francesca y también que “trabajamos con actores no profesionales locales hablando de lo que les afecta directamente pero a través de una ficción”, agrega la apasionada del retrato social. “Además quisimos que la narrativa minimalista sea la guía por ese emotivo viaje del protagonista ante la muerte, ver ese contraste entre la dureza de la historia y lo bello del paisaje”.

Antes de conseguir la apreciación del público que lo hizo llegar a la pantalla grande, el cortometraje AYA contaba ya con distintos galardones: Mejor Ópera Prima en el Festival Filmocorto (2016) y ganador del Concurso Nacional de Cortometrajes del Ministerio de Cultura (DAFO). AYA, el cortometraje que nos introducirá a la ficción de Saba, es una historia donde “los sueños son los móviles de la trama y, en tanto, los principios están en juego, manifestando la dualidad del personaje principal”, escribe el crítico de Fotograma Gourmet, Carlos Esquives y agrega: “Alternamente, “Aya” tiene un incentivo estético naturalista, aprovechando el espacio idílico cedido por el campo”. Con esas cualidades, AYA, que acaba de ser seleccionado en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara y que asegura su presencia en el Short Film Corner en Cannes, promete una función doblemente onírica en las salas de cine desde este 26 de Enero. #veranosoñador

(Fotos: difusión AYA, short film)