Mulero invitado: Diego Macera, gerente general del Instituto Peruano de Economía


No estamos ni cerca de llegar a un nivel de desarrollo económico que justifique complacencia. Para tener una idea del camino que nos falta recorrer, basta con mencionar que los ingresos del peruano promedio, ajustados por precios, ascienden a US$12,500 al año aproximadamente, en tanto que los del chileno promedio son de US$23,500. Casi el doble. Y ni se diga de la diferencia con otros países de la OECD, club al que nos queremos unir. Bajar la velocidad del crecimiento del producto a 2% o 3% no es una opción y no hay tiempo que perder. 

En este sentido, los decretos legislativos en materia económica y de simplificación administrativa del Ejecutivo tienen pasos firmes en la dirección correcta. El énfasis en la formalización de la economía como herramienta para el fin último -la mejora en la productividad- es acertado. De aquí que la racionalización de multas por infracciones tributarias de los contribuyentes del DL 1311 sea una buena iniciativa, lo mismo que la simplificación tributaria, la deducción de 3 UIT adicionales para personas que sustenten determinados gastos, la mejora en la regulación para las facturas negociables, entre otras.

El elefante en la habitación es, por supuesto, la reforma laboral. Pero esta difícilmente se podría haber trabajado desde un DL pues supone consensos políticos e incluso la colaboración de instancias del Poder Judicial. La comisión encargada por el Ejecutivo para revisar los asuntos laborales -y de paso de financiamiento de la salud y pensiones- debería dar luces al respecto en los próximos meses.

Otro aspecto central de los DL vinculados a las facultades económicas es la inversión en infraestructura. En este campo destaca la reorganización de Proinversión -con Álvaro Quijandría, ex IFC-Banco Mundial a la cabeza-. La independencia política y la capacidad técnica del organismo promotor de la inversión privada resulta clave para las grandes obras, pero se moverá ahora en un ambiente políticamente delicado y cargado luego de las revelaciones sobre los manejos de Odebrecht en el Perú.

La simplificación administrativa ha sido otro aspecto importante y refleja una voluntad real de hacer que la relación que existe entre el Estado y los ciudadanos no sea necesariamente un proceso burocrático en el que los segundos cargan con las ineficiencias y caprichos del primero. Quizá lo más interesante aquí sea mencionar las nuevas facultades de la Comisión de Barreras Burocráticas de Indecopi para extender los alcances de sus resoluciones a casos similares (y ya no se tenga que evaluar caso por caso), la extensión y facilidades de la licencia de funcionamiento, y, sobre todo, la necesidad de que las normas -nuevas o antiguas- emitidas por el Ejecutivo deban aprobar un análisis de calidad regulatoria antes de entrar en vigencia. Eso es un golazo de la PCM.

En fin. En resumidas cuentas, se puede decir que el Ejecutivo ha hecho su tarea y que los resultados son satisfactorios. Siempre, por supuesto, queda espacio para mejorar. Los decretos para reformar las EPS y su deficientísima provisión de agua, por ejemplo, quedan cortos para el tamaño del problema, y el nuevo cambio en el Impuesto a la Renta de Tercera Categoría es también debatible. Al margen de ello, el esfuerzo acometido a raíz de las facultades delegadas debe ser saludado.

Pero ni el gobierno consiste únicamente en el Ejecutivo ni se acaba a fin de mes. Queda mucho trabajo por hacer. Por un lado, el Congreso tiene hoy la responsabilidad para pensar a fondo varias de las grandes reformas que el país necesita, y que -por la naturaleza del encargo- era imposible que las aborde el Ejecutivo en las facultades, y mucho menos en sus competencias regulares. No solo nos referimos aquí al aspecto laboral mencionado: la salud, la educación, la reforma electoral, entre otros, son asuntos urgentes que merecen atención acorde con la urgencia. Quedan cuatro años y medio para que el Ejecutivo de Peruanos por el Kambio y el Legislativo de Fuerza Popular se sometan a nuevas elecciones. Aprovechar y construir sobre estos decretos legislativos es uno de los primeros pasos para construir el Perú que prometieron.


(Foto: squarespace.com)


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