Si alguien dudaba de que la economía discurre por una vía lejana o ajena a la política, las tensiones que se han generado alrededor del Gasoducto Sur Peruano son una clase maestra para sacar a cualquiera del escepticismo. 

A finales del año pasado el presidente Pedro Pablo Kuczynski expresó su confianza en que Odebrecht -empresa brasileña que desarrolló un sistema de sobornos de escala mundial- venda su participación en el citado proyecto (que asciende a 55%). La importancia de este megaproyecto es innegable: solo sus obras imprimen un 0.5% del PBI nacional en la proyección calculada por el Gobierno para este año. 

"Esta es una negociación entre Odebrecht y la gente a la cual quiere vender su parte, no es una negociación del Gobierno. Claro que el Gobierno influye, pero Odebrecht tiene que vender porque los bancos no le prestan la plata para hacer el ducto a raíz de todos los problemas que conocemos en Brasil", dijo el mandatario en diciembre del 2016. . 

Pero en la economía nada es tan sencillo. El Consorcio del Gasoducto Sur Peruano está integrado por Enagás, Odebrecht y Graña y Montero. El grupo, según Caretas, habría pedido que el plazo para el cierre financiero se amplíe hasta el 24 de enero. 

Ello hubiera implicado una tercera ampliación ya que desde que se firmó el contrato en agosto del 2014, hubo 2 prórrogas. Sin embargo, el Gobierno dijo no. Con ello, el plazo termina, sí o sí, dentro de 5 días. Si no se consiguiera en ese plazo el cierre financiero, el Estado peruano podría revocar la concesión. 

La situación se complica aún más debido a los fracasos de la empresa brasileña, por obvias razones, para vender su participación (valorizadas en US$ 700 millones). De hecho, la constructora estuvo cerca de cerrar un contrato con el consorcio Sempra-Technint pero quiso pasar por alto la cláusula de anticorrupción. Evidentemente, el Ejecutivo, criticado por su tibieza cuando se le ha pedido una postura sobre los sobornos de Odebrecht, rechazó la posibilidad de cambiar la estipulación que señala la "terminación de la concesión en cualquier situación de pago indebido", tal como recoge Caretas en un reciente informe. 

Las sombras que irradia Odebrecht también ha llegado a Nueva York, donde se ha visto afectada una negociación con un sindicato de 22 bancos que tenían interés en solventar la construcción del ducto que tiene una extensión de 1,134 kilómetros y un costo US$ 4,125 millones.

el gasoducto sur peruano se ha visto salpicado por el caso odebrecht/ foto:andina

Cabe mencionar que de darse la terminación del contrato de concesión, el Gobierno afrontará serias consecuencias. De generarse ese escenario, el Ministerio de Energía y Minas (MEM) deberá nombrar un Interventor y este, a su vez, convocará a una subasta. "[...] De la suma obtenida en la subasta hasta donde dicha suma, el Concedente [es decir , el MEM] pagará al Concesionario hasta un máximo equivalente al Valor Contable de los Bienes de la Concesión", dice la cláusula 20.04.3 del contrato, citada por Caretas. 

En ese contexto, la revista detalla los pagos que deberá realizar el MEM: 

"a) Las remuneraciones y demás derechos laborales de los trabajadores del Concesionario.

b) Las sumas de dinero que deban ser entregadas a las entidades que hubieran otorgado crédito calificado como Deuda Garantizada.

c) Los tributos, excepto aquellos que estén garantizados según las Leyes Aplicables.

d) Cualquier multa u otra penalidad que no hubiere sido satisfecha por el Concesionario, salvo que se encuentre en trámite un procedimiento de reclamación o apelación. 

e) Cualquier otro pasivo del Concesionario que sea a favor del Estado, incluida cualquier indemnización de ser el caso.

f) Otros pasivos no considerados en los literales 'a' y 'e'."

Graña y Montero herido

La incertidumbre alrededor del Gasoducto Sur Peruano, a partir del escándalo internacional de Odebrecht, también ha golpeado a la empresa peruana Graña y Montero (GyM). Desde diciembre sus acciones han caído en 40%. De hecho, Mario Alvarado Pflucker, el gerente general de la firma peruana, expresó hace una semana a Gestión que fue un error asociarse a Odebrecht. Dijo esto tras enfatizar que la empresa peruana nunca tuvo conocimiento de algún acto de corrupción que se pudiera haber dado en alguno de los proyectos. 

las acciones de gym han caído en 40% desde diciembre/ foto: costosperu.com

De las tres empresas que forman el Gasoducto Sur Peruano, GyM podría llevar la peor parte debido a la gran inversión que arriesgó en este proyecto. Así lo explica Caretas: 

"GyM entró en el consorcio GSP al año de adjudicado, en septiembre del 2015, y compró el 20% de la concesionaria y el 29% del consorcio constructor. Pagó US$ 215 milones y lo apalancó con el Banco de Crédito. Las garantías son sus propias acciones en la sociedad que está a punto de disolverse. Si a eso se suma el cobro inmediato de la fianza de US$ 350 millones, el efecto puede ser devastador". 

La situación se agrava si consideramos la decisión de la Comisión Lava Jato de exhortar al Ejecutivo a que rescinda el contrato del Gasoducto Sur Peruano. 

En ese contexto, no olvidemos tampoco lo dicho por Mauricio Mulder poco antes de la instalación del referido grupo parlamentario: "Tampoco se puede señalar que solamente las empresas brasileñas son las que se investigan. Todas tenían socios peruanos y uno de los más importantes era Graña y Montero". 

[Foto de portada: Andina]

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