Las generaciones menores de tres décadas no presenciaron "en vivo y en directo" la existencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el fenecido estado federal marxista que se fundó en 1917, luego del triunfo de la Revolución Rusa encabezada por Vladimir Ilich Lenin; hasta su disolución el 25 de diciembre de 1991.

Durante más de siete décadas, y especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial, la URSS fue, junto a los Estados Unidos, una de las principales potencias mundiales. 

UN SOLDADO SOVIÉTICO PONE LA BANDERA DE LA URSS SOBRE SOBRE EL PARLAMENTO ALEMÁN EN BERLÍN, LUEGO DE LA VICTORIA DEL EJÉRCITO ROJO SOBRE LOS NAZIS.

En el período denominado como "Guerra Fría", ubicado por los historiadores entre 1945 hasta 1991, esta unión de 15 repúblicas le disputó el liderazgo a Estados Unidos en la política mundial, con lo que se generaron los bloques comunista y capitalista.

Esta rivalidad trascendió al campo tecnológico, con la competencia por la conquista del espacio; y al deportivo, especialmente en los Juegos Olímpicos, llegando a ser sede de uno de ellos en 1980.

LA SELECCIÓN DE LA URSS CAMPEONA DEL FÚTBOL OLÍMPICO EN SEÚL 1988.

Sin embargo, a partir de esa década comenzaría el declive de la URSS. El bloque occidental, liderado por el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan; y la primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, hicieron lo suyo en el frente externo.

Los soviéticos también contribuyeron en el frente interno. Mijail Gorbachov llegó al poder en 1985 como secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y luego como jefe de Estado (1988), e implantó la política de la Perestroika, con lo que pretendía la "liberalización" de la organización política y económica de la federación socialista.

Sin embargo, esto fue implosionando por dentro al poderoso estado federal, produciéndose de a pocos las disidencias de algunas de las repúblicas que lo conformaban, que luego pretendieron fundar una Comunidad de Estados Independientes (CEI). 

Previo a esto, ocurrió un intento de golpe de Estado en agosto de 1991, con lo cual se situación se complicó. Al no poder frenar las disidencias internas, el 25 de diciembre de ese año, Gorbachov dimitió y anunció el fin de la URSS.

A partir de ese momento, las 15 repúblicas se independizaron, y formaron sus propios gobiernos. Rusia, el estado más grande, pasó a un segundo plano en el concierto mundial durante el régimen de Boris Yeltsin.

Sin embargo, a partir de la era de Vladimir Putin, un exagente del desaparecido Comité para la Seguridad del Estado (KGB, siglas en ruso) de la URSS, Rusia ha recuperado protagonismo mundial. Tanto así, que Putin ha sido considerado el político más poderoso del mundo, según la revista Forbes.

Putin aspira a que Rusia tenga el liderazgo mundial que alguna vez tuvo la URSS, y de alguna manera lo está consiguiendo. No pretende reeditar al antiguo estado federal marxista: de hecho, hasta participa en cumbres de libre comercio como la reciente APEC. Pero si los Simpson dicen que puede volver, quién sabe:

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