La crisis humanitaria en Siria ha probado que las reuniones entre líderes mundiales, la cobertura mediática constante y el grito de auxilio de los sirios a través de las redes luego de la caída de Aleppo no han servido para detener una guerra en la que los civiles reciben todo el daño de los enfrentamientos bélicos -y los abusos de sus derechos-.

Si eso es así, ¿qué ocurre con otros países que no reciben ese nivel de atención y sin embargo las advertencias ya han sido dadas sobre las crisis que viven? A continuación revisamos el caso de seis países -a propósito de una lista hecha para el sitio Fusion- que se mantienen en guerra para tragedia de los civiles, y de un mundo en el que la indiferencia se pretende naturalizar.

Yemen

Los hutíes -en un país de mayoría suní- y separatistas del sur seguidores del expresidente Ali Abdullah Saleh se vienen enfrentando a las fuerzas alineadas con el gobierno luego del golpe de Estado de 2014. La intervención aérea de las fuerzas armadas de Arabia Saudí, apoyada con armamento por el gobierno estadounidense, en contra de los rebeldes ha destruido infraestructura civil (casas, hospitales, mercados, escuelas). Todo esto ocurre en un país en el que hay dificultad para el acceso al agua y pobreza extrema. Unos 10.000 muertos y 3 millones de desplazados viene generando esta guerra, según informó en agosto de este año la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en el Yemen (OCHA). La creación de un gobierno alternativo de parte de los rebeldes ha elevado la tensión ahora a un nivel internacional.

Sudán del sur

Desde el 2013, una escalada de violencia -un presunto intento golpista contra el presidente Salva Kiir- involucra al Movimiento de Liberación y al gobierno sudanés. El conflicto sin embargo empezó tras la independencia del país hace cinco años, sobre todo en los estados petroleros. Desde entonces ha habido, de acuerdo a la ONU, cerca de 50.000 muertos en la población, violaciones -un 70% de sursudanesas que llega a campos refugiados denuncia violencia sexual de parte de soldados- y acciones de violencia motivadas por razones étnicas -asesinato, mutilaciones y canibalismo-. El enviado especial de la ONU Adama Dieng ha dicho que Sudán del sur está cerca de vivir un genocidio.

Afganistán

Tras la invasión y retirada de Estados Unidos de ese país, la violencia no ha cesado, es más, ha empeorado: las fuerzas gubernamentales han perdido territorios -Helmand y Kunduz- y ya no son los talibanes la principal fuerza rebelde -la que motivó el ingreso de EEUU y una consiguiente guerra- aunque sí el que más territorio controla, sino que es el Estado Islámico el que cada día se vuelve más atractivo para los jóvenes. Entre enero y junio de este año murieron 1.601 civiles y 3.565 fueron heridos.

Irak

Para entender la actual guerra contra el Estado Islámico, movimiento que dominaba hace poco Mosul, a 300 kilómetros de la capital Bagdad, es importante revisar los antecedentes históricos: luego del 11-S, el gobierno de George Bush intentó vincular a Irak con el ataque contra las torres gemelas. En el 2003, bajo el pretexto de la existencia de armas químicas, la OTAN apoyó una invasión militar en Irak que terminó con el arresto y ejecución de Sadam Hussein ese mismo año. En el 2006, la violencia entre chiítas y suníes recrudeció y la tasa de asesinatos se triplicó en Bagdad. Frente a ello, EEUU y otros países decidieron enviar tropas a dicho país, hasta que se retiraron en el 2011. En la actualidad, los ataques ocurren en todas partes del país.

En estos dos últimos años se ha registrado la muerte de aproximadamente 19.000 civiles por la guerra contra ISIS, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y de la Misión de la ONU en ese país (UNAMI). De acuerdo a algunos especialistas, este movimiento terrorista se alimentó del descontento y muerte que dejó la invasión norteamericana. Se han contabilizado además 3.2 millones de desplazados y más de 36 000 heridos. Existen cientos de niños que han sido secuestrados por el Estado Islámico en Mosul y mujeres secuestradas por el mismo movimiento para ser esclavas sexuales.

México

La guerra contra las drogas, auspiciada por Estados Unidos y la Unión Europea, no ha solucionado los problemas conexos al tráfico ilícito de sustancias en dicho país: asesinatos, secuestros, violaciones de parte no solo del crimen organizado sino del mismo gobierno. La corrupción ha llegado a tal nivel que parece imposible que se pueda luchar eficientemente desde el estado mexicano contra ella. Si bien los números se han reducido, cabe mencionar estos hechos: entre el 2006 y 2012, con el ejército en las calles, más de 60.000 personas murieron por la violencia vinculada a las drogas, según Human Rights Watch. Durante ese mismo periodo tiempo 26.121 han desaparecido en México, aunque no estén definidas las razones de todas esas desapariciones. Los vínculos criminales entre los cárteles y distintos sectores gubernamentales pueden ejemplificarse con la desaparición forzada de los 48 normalistas en Iguala en 2014.

(Foto de cabecera: Reuters / Sudan del Sur)


También puedes leer:

Los niños y la guerra 

Conflictos en el mundo: 'Todo gira alrededor del oro'

¿Arabia Saudí perderá la guerra del petróleo?