El cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani, es uno de los personajes más polarizantes que hay en el país. Resistido por muchos, el jefe de la Iglesia Católica en el Perú, acostumbrado a usar el púlpito para hacer política, se ofreció para mediar entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori, y lo hizo luego de consumarse la amenaza naranja de censurar -sin argumentos ni razones válidas- al ministro de Educación, Jaime Saavedra. Como buen 'samaritano', hasta ofreció su casa para el encuentro.

PPK y la lideresa de Fuerza Popular aceptaron el ofrecimiento, según anunció el mismo prelado. Luego lo confirmó el mandatario, quien dijo -durante una visita a la comunidad de Cantagallo, afectada por un incendio- que no solo dialogará con Keiko Fujimori, quien se había negado a reunirse con Kuczynski desde que este le ganó la última elección presidencial, sino también con líderes de otras fuerzas políticas. "Que eso quede bien claro: ¡el Perú es de todos, no de un grupo! ", dijo, tras señalar que le dolió mucho la censura arbitraria de Saavedra.

PPK estuvo en cantagallo el viernes. (Sepres)

Que el oficialismo y la oposición sostengan un diálogo está muy bien y es necesario, pero lo cierto es que en el fujimorismo, hasta el momento, han dado muestras de lo contrario. Ahora bien, las dudas y reparos surgen porque se hará bajo el paraguas de Cipriani. ¿Cumple el arzobispo de Lima las características que debe tener el mediador de una crisis? Veamos.

¿Es Cripiani imparcial?

No. El cardenal ha dado muestras de qué lado está. Y un mediador tiene que poder colocarse en el medio de los dos extremos en pugna. Como un árbitro. La primera mala señal es que el prelado haya ofrecido sus 'buenos oficios' solo cuando Jaime Saavedra fue censurado. Pudo haberlo hecho antes, pero no hay que se muy zahorí para darse cuenta que esperó que caiga el ministro de Educación -que no es de su agrado- para 'actuar'. A esto se suma que Cipriani y el fujimorismo tienen una larga historia en común de coincidencias y complacencias.

¿Tiene Cipriani una 'agenda propia?

Sí. Todo el mundo sabe qué intereses defiende el cardenal peruano. Una de las causas de la ojeriza del fujimorismo a Saavedra era que, de acuerdo con sectores conservadores del catolicismo –de los que Cipriani es el mayor exponente en el Perú–, el censurado ministro buscaba promover, en el currículo escolar del 2017, la denominada 'ideología de género', un término usado por la Iglesia Católica para referirse a la idea de que la identidad sexual de las personas, así como a los roles de género, que son socialmente construidos y no eternos y asignados por Dios.

Pero lo cierto es que lo que busca el mencionado documento, elaborado bajo la gestión de Saavedra, es promover el respeto, la tolerancia y que ningún niño o niña en su etapa escolar se sienta discriminado. Algo a lo que nadie debería oponerse, salvo Cipriani y los fujimoristas. Sea como fuere, este nuevo currículo escolar se aprobó en junio último y estará vigente desde enero de 2017.

Previamente, en mayo de 2015, el cardenal se reunió con Saavedra, le entregó un plan integral educativo que actualmente se aplica en los colegios de la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC) de la Arquidiócesis de Lima, y luego declaró lo siguiente:

"La educación es la herramienta para casi todo. No perdamos tanto tiempo en discusiones ideológicas. A la familia y a la vida se le quiere reinventar; pero con las necesidades que hay en el país no podemos darnos el lujo de que un grupo pequeño esté discutiendo en un laboratorio de ideas".

Pero Cipriani y el fujimorismo no están solos. Hay organismos conservadores de la región, como el Population Research Institute (PRI), que han pedido al gobierno peruano 'corregir' la nueva currícula, porque introduce, según Sergio Burga Álvarez, de la Oficina de América Latina del PRI, "términos y parámetros propios de la ideología de género" y que "fomenta el uso de anticonceptivos desde los doce años y sin autorización de los padres".

Este personaje -Burga Álvarez- estuvo además implicado en un caso de lobby durante el debate de la Ley Universitaria en 2014, según recoge Convoca.pe. Él y Carlos Polo Samaniego, en ese entonces director del PRI para América Latina, fueron contratados –según reveló Corresponsales.pe– por varias universidades católicas, con el objetivo de detener en el Congreso la aprobación de la nueva Ley Universitaria. No tuvieron éxito, porque la norma se aprobó en el Congreso –al igual que la nueva currícula escolar– durante la gestión de Jaime Saavedra.

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