Este viernes el ministro de Educación, Jaime Saavedra, dio un emotivo discurso a sus trabajadores, muy cerca de dejar el cargo tras la censura que el Congreso de la República promovió esta semana, tras casi tres años de una gestión querida por por muchos, y también criticada por un importante sector.

En la explanada del Ministerio de Educación dijo a sus trabajadores que había que estar seguros del trabajo bien hecho en el ministerio, "perfectible", pero bien hecho.

Este fue el mensaje que dio hoy:

"Querido equipo, queridos amigos. Cuando decidimos asumir el reto de seguir trabajando por la educación con un nuevo gobierno, sabíamos que era un riesgo, lo sabía yo, lo sabía el Presidente, pero los riesgos se tienen que tomar si se quieren hacer cambios. Lo nuevo aquí era justamente la continuidad, una continuidad que no implicaba hacer más de lo mismo sino una continuidad que significaba ver a la educación como una política que tiene que trascender al gobierno y las personas. Y quisimos tomar ese riesgo porque consideramos que todavía podíamos seguir contribuyendo con nuestro trabajo a un mejor país. Cuando decidí renovar ese compromiso lo hice porque yo sabía que tenía al mejor equipo, que eran ustedes. 

De eso se trata la función pública, de identificar retos, de identificar las necesidades de los estudiantes, las carencias y los espacios de mejora. Se trataba de diseñar soluciones a esos retos, diseñar políticas que nos permitan dar un mejor servicio a todos nuestros estudiantes. Y además, buscar el mejor equipo para implementar esas soluciones. Y tengo la certeza de que eso es lo que hemos hecho en estos 1141 días en los que hemos estado en el cargo.

Confieso que cada mañana al venir al ministerio tenía la certeza de que si bien enfrentábamos uno de los mayores retos, lo estaba enfrentando con un equipo de peruanos únicos. Hemos tenido retos el día a día, muchos retos en el trabajo de cada una de las direcciones y distintos programas del ministerio como la expansión de la Educación Inicial, la Jornada Escolar Completa, el Inglés y la Educación Física, los colegios de alto rendimiento, la educación rural en donde tenemos retos inmensos; un nuevo Currículo, la ampliación de nuestra infraestructura educativa, el programa de becas más grande de América Latina, una expansión histórica de nuestro Presupuesto de Educación, una reforma universitaria que se inicia y que tenemos que defender.

Tenemos que seguir avanzando igualmente en la reforma de los institutos técnicos y en la capacitación y revalorización de nuestros docentes; una educación intercultural bilingüe que es modelo en nuestra región; un laboratorio de innovación; sistemas de información y monitoreo que nunca habíamos tenido; una educación para adultos que el sistema educativo no les dio en su momento; mejoras en la educación especial y otras áreas que seguro me estoy olvidando. Todas esas áreas tienen retos diarios, pero el gran reto era el de devolver la confianza en la educación y en particular en la educación pública; devolver la confianza al país de que nuestros maestros y estudiantes pueden hacer grandes cosas. Y lo hemos logrado.

Hemos logrado que la educación esté en el centro del debate público; que sea una preocupación de miles de jóvenes comprometidos en tener un Perú mejor. Y eso es el resultado del esfuerzo de cada uno de ustedes. Y por su trabajo, ese trabajo que he tenido el inmenso honor de liderar y de compartir con todos ustedes, mi agradecimiento. Y por las desinteresadas muestras de afecto, de solidaridad y de amistad durante las últimas semanas, mi agradecimiento por siempre. El tema de fondo, hoy, aquí, es lo que hemos logrado para avanzar en retribuir a los peruanos su derecho a una educación de calidad.

A cada uno de los alumnos, a cada una de las niñas que cada día se esfuerzan por romper las barreras a las que todavía tienen que hacer frente, a cada uno de los chicos con discapacidad que tienen que demostrar que se pueden hacer grandes cosas a pesar de los grandes retos que enfrentan, a cada uno de los jóvenes originarios de los distritos más pobres del Perú que hoy han vuelto a su región y que gracias a su capacidad, son líderes del cambio en sus regiones; a los niños cuya lengua materna no es el español y que ahora tienen materiales educativos que necesitaban. A los niños de Ucayali, Loreto, Junín que ahora tienen un aula bonita, a veces prefabricada pero más bonita donde aprender. Hemos intentado darles a todos ellos una mejor experiencia.

A los maestros, con todo lo que aún falta por hacer, hemos tratado de retribuirles la invalorable labor por la que todos los días dan la lucha. Y eso entre muchas otras cosas no puede y no debe parar. No podemos dar ni un paso atrás en todo ese esfuerzo y yo cuento con ustedes para que como lo han venido haciendo hasta ahora, sigan trabajando por entregarles hoy a los peruanos que tomarán decisiones en el futuro por nuestro país, más y mejores oportunidades.

Yo me voy tranquilo porque tengo la certeza de que hemos aprendido a hacer del Perú, un país más justo. Hemos defendido como equipo el principio de que la educación es la principal herramienta de transformación personal y de transformación de todos nosotros como sociedad.

Debemos estar todos tranquilos y tener la certeza de la tarea bien hecha, aunque siempre perfectible, pero bien hecha. Y debemos estar alegres porque solo así vamos a custodiar el legado que estamos dejando día a día. Porque, como equipo, por todo lo que nuestro trabajo representa, tenemos la obligación de defender la esperanza.

Cuando empezamos a trabajar y nos dijeron que este sector tenía muchos frentes, muy complejo, difícil, que era un sector imposible nos entercamos y esa obsesión por una educación de buena calidad no es otra cosa que nuestra capacidad de imaginar y creer que podemos construir una ruta distinta y esa ruta se llama esperanza.

La posibilidad de demostrar que es posible, esa es la lección que dejamos y eso es lo que merece el Perú hoy. Los últimos días nos han enseñado que la educación nos permite pensar como una Nación, que poco a poco se va encontrando a sí misma. Nos han demostrado que la vida es un permanente aprendizaje. Al entender lo que es un país se aprende, al entender que es pertenecer a un país y las responsabilidades que eso conlleva, también se aprende. Al comprender la necesidad de ser tenaz y persistentes por mantener las reformas que necesita el país, se aprende. Pero por sobre todas las cosas se aprende a ser ciudadano, se aprende a saber que uno se debe a los demás.

El buen ciudadano que necesita el Perú es aquél que sabe que en los triunfos y en las derrotas, en los recorridos por defender causas justas se aprende. Y aplicando lo que aprendimos es que vamos a poder soñar por el Perú y el Perú se merece que los alumnos, los padres, los maestros, de hoy y mañana se imaginen construir en un aula de una escuela, instituto o universidad todos sus sueños. Para mí hoy, tres años después, se ha cumplido el sueño de servir, el sueño de haber trabajado por una educación de calidad, sigamos soñando juntos”.


(Texto tomado del Minedu)


(Foto: Andina)


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