Texto y fotos: Manuel Angelo Prado

El sábado por la tarde el Estadio Municipal de Huanta es un espacio de tranquilidad. Al ingresar lo más llamativo es un letrero que promociona la escuela de fútbol de menores. La pista atlética tiene un solitario inquilino. Cerca, se escuchan los gritos propios de una pichanga de fin de semana. El recinto no siempre fue así de inocente. Tiempo atrás se convirtió en un 'templo macabro'. En ese lugar, durante los tiempos del terrorismo, la Marina de Guerra estableció ahí su cuartel. Lo que sigue son palabras que hemos escuchado antes: tortura, desaparición forzada, muerte. La tragedia de estar entre dos fuegos: el militar y el subversivo. De acuerdo con la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en Huanta, 761 peruanos fueron asesinados o desaparecidos por agentes del Estado. Otros 1402 fueron víctimas de Sendero Luminoso.

estadio de huanta.

Dieciséis años después del término de la guerra interna, Huanta luce otro rostro: negocios locales, mototaxis, anuncios de compañías de teléfonos móviles, hospedajes. La subversión terminó pero, por estos días, otro enemigo ha tomado su lugar: 6 de cada 10 huantinos viven en la pobreza (el distrito ayacuchano tiene una población de 40 mil personas aproximadamente) . En la localidad ayacuchana, de acuerdo con el Sistema de Información del Estado Nutricional, la desnutrición crónica en niños de 0 a 59 meses es de 25.6% y la anemia en infantes de 6 a 36 meses alcanza la alarmante cifra de 56.5%.

en esta instituto se encuentra la planta donde se produce challwa

Una respuesta a esta ofensiva se viene preparando muy cerca del Estadio Municipal. A tan solo unos pasos del recinto deportivo que funcionó como zona de muerte en el pasado, se encuentra el Instituto de Educación Tecnológico Público de Huanta. Dentro del lugar, funciona la pequeña planta que produce Challwa (pescado en quechua), un pack de anchoveta salada prensada que puede almacenarse por 90 días en la alacena sin necesidad de refrigeración. El producto tiene un alto contenido de proteínas, Fósforo y Omega 3, esenciales para combatir la desnutrición y la anemia infantil. Entre sus ingredientes, además, se encuentra el ácido cítrico y el ácido ascórbico, los cuales tienen propiedades antioxidantes. ¿Lo mejor de todo? Puede combinarse con casi cualquier plato, como un guiso de trigo.

Challwa es una creación de Sumaq Esmeralda, un pequeña empresa con enfoque social que tiene como protagonistas a mujeres, líderes sociales que quieren cambiar la realidad huantina.

“A mí me invitaron a ser parte del Proyecto Sumaq y tuve una capacitación de dos años. Este es un producto fácil de transportar que ayuda mucho a las madres gestantes y a los niños que sufren desnutrición infantil”, dice Aurelia Aguirre Varo, dirigente del programa Juntos y que ha trabajado en diferentes oficios. Ella, junto a las hermanas Montes Huamán, Nieves y Esperanza, se encargan de la producción de Challwa siguiendo estrictas normas de seguridad sanitaria de la cual fuimos testigos.

challwa, un producto para combatir la desnutrición y anemia infantil

Comunicar, comunicar y comunicar

Cerca de las 4 de la mañana del domingo, Huanta cambia. A unos cuantos minutos de la plaza central, una feria empieza a tomar forma. Los toldos celestes, emulando el cielo ayacuchano, se extienden unos tras otro sobre el terreno que cada uno ha elegido (o conseguido) después de mucho intentar. Encontrar un lugar adecuado es un detalle que influye en la venta. Un par de horas después empieza el despacho de los productos agrícolas.

feria dominical de huanta

Los vendedores arriban desde los distritos aledaños (algunos incluso de la región vecina de Huancavelica). La oferta es variada: cebollas, papas, chullo, cuyes, piñas, naranjas… Y ahí, cerca de la cuadra del jirón Oswaldo N. Regal, estuvo instalado el puesto de Challwa.

“Hay que hacer un trabajo arduo de comunicación. Las personas están acostumbradas a llenarse pero no a nutrirse”, dice el ingeniero Erick Borda, representante de Acción contra el Hambre (fundación impulsora del proyecto) mientras caminamos por la feria dominical. El problema es complejo porque no basta con hacer un listado de productos saludables; se trata de enseñarle a las personas a saber a conservar sus alimentos. “Por ejemplo, si yo le digo a esa señora [señala a una vendedora] que no debe conservar sus pescados en baldes de agua bajo el sol, se levanta y me pega”, agrega.

descarga de productos en la feria dominical de huanta

Huantinos y no huantinos se acercan al puesto de Challwa. Aurelia, Nieves y Esperanza explican con paciencia, las propiedades del producto. Algunos desconfían, otros se animan a comprar. “Esto te cuesta S/ 2.50. ¿Cuánto pagas por un conserva en la bodega?”, le dicen a sus clientes. Poco a poco se vence la desconfianza.

aurelia aguirre varo promocionando challwa en la feria dominical de huanta

Para entender la necesidad de emprendimientos como este solo basta abrirse paso entre los peatones y observar con atención el movimiento de los paquetes. Muchos de ellos son transportados por pequeños estibadores. Niños como el pequeño Roberto que cobra S/1 por transportar paquetes. El pelo ralo y los ojos hundidos del niño son signos elocuentes de que la amenaza de la desnutrición es una realidad. Sin embargo, con un sonrisa en el rostro, nos dice que no se cansa, y tras unos segundos, dirige su carretilla hacia un nuevo cliente.

Para nadie es un secreto que las soluciones para los problemas sociales que azotan a un país, parten del trabajo intelectual, científico y social que se lleva a cabo en universidades e institutos superiores. Carlos Rodríguez Pastor, durante su presentación en la reciente Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE 2016) enfatizó que un país desarrollado demanda una economía que se base en ideas e innovación. Ello -afirmó- requiere de un capital humano preparado.

los pequeños estibadores de huanta

Pero antes de que en nuestra mente se construyan imágenes de laboratorios, bibliotecas o aulas, deberíamos partir de una visualización que parece más pequeña pero tiene una repercusión enorme: el alimento de los niños, la nutrición adecuada de nuestros escolares. Una alimentación que potencie las habilidades físicas y intelectuales de los más pequeños es la única garantía de una posibilidad de futuro para ellos. De otro modo, no habrá desarrollo ni innovación en el largo plazo. Sin nutrición no hay buenos profesionales. Así de simple.

el pequeño roberto en un descanso de su jornada laboral


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