Lo sintió en la piel, ha insistido Francisco Goldman durante los cuatro días del 'Hay Festival' en Arequipa, cuando se le preguntaba por qué fue uno de los pocos que, a pesar de lo que decían las encuestas, alertó sobre la eminente victoria de Trump en Estados Unidos. “Donald Trump es un monstruo inevitable. Una expresión apocalíptica que llevará al Partido Republicano al desastre electoral y a muchos estadounidenses a darse cuenta de que están paralizados por el miedo y dominados por el odio”, dijo en diciembre 2015 a la revista mexicana SinEmbargo.
Goldman es autor de cinco novelas y del ensayo-reportaje El arte del asesinato político: ¿quién mató al obispo?, que lo llevó a un mayor reconocimiento en el ámbito periodístico. Hoy, siempre con una vida entre Nueva York y Ciudad de México, es colaborador habitual de The New Yorker y Harper's.
Lo de la piel es una referencia a su vida en Boston, donde nació, y su familiaridad con la comunidades obreras blancas de Estados Unidos. “Yo vi la conexión que estaba logrando Trump con el voto blanco. Lo vi y lo sentí en todos mi huesos”, recordó en el conversatorio Nuevos tiempos en los Estados Unidos: el resultado de las elecciones, que compartió con el reconocido periodista Jon Lee Anderson y el peruano Hugo Coya.
“Justo había ido a la universidad de Michigan y les había dicho a todos mis amigos ahí que no confiaran en las encuestas”, recuerda después de su desayuno en Arequipa y antes de encerrarse en su habitación de hotel para avanzar su próxima novela. “En algún momento Clinton le había llevado 10 puntos ahí a Trump, pero en la última semana le llevaba solo dos. Era claro lo que sucedería. Habían muchas cosas moviéndose en contra de Hillary esas últimas semanas que garantizaba eso", recuerda.
- ¿Por qué crees que para muchos fue una sorpresa si habían tantos indicios?
- Los periodistas gringos son muy mediocres y tontos. Son muy de la elite, no están conectados con nada, no tienen ninguna intuición en su piel o en sus corazones que los ayude a entender lo que pasa en el país. Son muy arrogantes. Desde que soy muy joven he tenido mucho desprecio -que llega muchas veces al fanatismo- contra los analistas políticos de la televisión. Siempre me han parecido la gente más arrogante, más mediocre y conformista.
- Muchos han señalado que la dinámica internacional no va a permitir que Trump haga todo lo que ha prometido hacer. ¿Es posible?
- En realidad lo que el mundo quiera no tendrá ningún impacto en la política interior de Estados Unidos. Si Trump quiere deportar a los mexicanos le va a valer madre lo que opinen ellos. Ni sabe donde queda Guatemala, para él todos los de Centro América son mexicanos. No entiende que son regiones muy distintas con problemas muy distintos. Estamos hablando de un hombre de una ignorancia profunda. Él solo ve Fox News, lo ha admitido. Ahora, incluso, no quiere escuchar al servicio de inteligencia. Obama ha dicho que lo que más miedo le da a uno y lo que más te enfoca en la realidad son la reuniones que se tienen en la mañana con la CIA. Y antes de que entre el nuevo presidente, una vez electo debe empezar a asistir a esas reuniones. Trump no quiere ir. Vive en un mundo de fantasía en el que tiene una intuición impecable, en la que es un genio, en la que el mundo no es tan complicado. Para él, Fox News dice todo lo que él tiene que saber. Él rechaza cualquier información que va en contra de su punto de vista. Y mientras esté arriba en las encuestas nadie se va a meter con él.
- ¿Quién puede parar a Trump?
Nadie. Lo único que lo puede parar es su propio fracaso. Y va a suceder porque este es un gobierno sin preparación. No hay ningún puesto asignado a alguien que conozca bien lo que tiene que hacer. Estás viendo a un gobierno que no respeta para nada los valores democráticos y lo que ha sido por décadas la política interior y exterior de los Estados Unidos. No son exagerados los peligros de este momento. Lo único que nos podría salvar de Trump es su propia incompetencia. En dos años Estados Unidos puede darse cuenta de lo payaso y destructivo que es el hombre que han elegido.
Foto: AP Photo/David Goldman
De hecho, estoy fascinado con ver cómo se va a desarrollar el impacto de la intervención de Rusia en las elecciones para ayudar a Trump. Trump, con eso, está muy al borde de la traición a la patria. Tiene que tener mucho cuidado con lo que dice y él es impulsivo. No lo creo capaz de manejar esta crisis previa. Va a cometer alguna tontería por algún berrinche y va a terminar violando una ley y no va a quedar otra que sacarlo a través de un impeachment. Si apoyas lo que hizo Rusia, estás jugando con fuego. Este caso los va a hundir desde ya en una crisis de credibilidad y legitimidad que puede tener consecuencias. Todo depende de cómo se transmita esta información a la gente y si sus seguidores querrán seguir siendo ciegamente fieles a él o no.
- Mencionabas la incapacidad de Trump y del equipo que lo rodea. ¿Qué representa para ti que estas personas lleguen al poder en Estados Unidos, la cuna de muchos de los principios políticos que hoy son universales?
- Es un caos. Pero hay que entender las cosas un poco más. Mucha gente escucha la palabra establishment y piensan que Wahshington y el gobierno es algo lleno de burócratas en el que no importa quién esté. No es así. El nuevo presidente nombra al gobierno entero. Miles de personas nuevas van a entrar a seguir órdenes. Si el nuevo encargado del sector del ambiente decide quitar todas las restricciones a la quemadura de carbono, no hay nadie que le vaya a decir que no puede. Y además ahora vamos a tener la peor Corte Suprema porque en el puesto pendiente de designación pondrán a un cuarentón que estará ahí cuarenta años más haciéndonos mierda. Los viejitos que están ahí ahorita, que ya tienen como 88 años, tienen que buscar la manera de mantenerse vivos y sanos unos cuantos años más y rezar para que entre un demócrata. Si entra uno más de derecha vamos a tener una Corte derechista. Cuando murió Scalia, Obama tenía la obligación de nombrar un nuevo juez y los repúblicanos no lo dejaron. ¡Eso es un escándalo! ¿Y cómo lo hacen? Porque tienen la mayoría. Y cuando hay una mayoría en el congreso, las leyes ya no importan. Ahora, lo importante de la democracia es que no se trata solo de congresistas, al fin y al cabo es la obligación del pueblo el ejercer presión.
- Ya se sobrevivió a Bush. ¿Cuáles dirías que son las principales diferencias entre Trump y Bush?
Bush no era un racista. Eso es algo que yo he notado mucho con los blancos de la izquierda. No sienten en su piel el peligro en el que están las minorías. A muchos les vale madre. Yo me di cuenta quién era Trump el primer año que viví en Nueva York, cuando sucedió el famoso incidente de la violación de una mujer por el que fueron detenidos seis chavos, que, sí, eran unos adolescentes malcriados, pero no unos criminales. Los torturaron, los hicieron firmar acusaciones falsas. Trump empezó a sacar páginas pagadas en muchos diarios llamando a la pena de muerte contra estos chavos y llamándolos animales, antes de que entraran al sistema de justicia. Los encontraron culpables, pero después los estudios del semen demostraron que no iba con ninguno de ellos. Al final un violador confesó que había sido él. ¡Y ahora en la campaña Tump insistió en que son culpables! A él no le importan los hechos, solo sus odios. Es un hombre que se deja llevar por sus pasiones y una de sus pasiones más fundamentales es el odio racial. Tiene al general Flynn, su asesor de seguridad nacional, que está loco. Es un islamofóbico como nadie. Él dijo que en la frontera Texas hay señales en árabe en el desierto para guiar a los terroristas de ISIS que quieren entrar a los Estados Unidos: algo así como "por aquí a la derecha, sigue este camino". Es una mentira total, pero es como Trump, alguien que escucha un chisme y lo cree. Son unos extremistas. Bush no era un extremista, era un tonto.
Foto: chicago tribune
- ¿Hasta qué punto crees que hay responsabilidad de los dos gobiernos de Obama para que la transición haya terminado encaminándose a Trump?
- Claro que la tiene. Era claro que Hillary sería una candidata débil y Obama decidió que sea ella. Fue un error. Es una mujer que ha estado en el escenario político siempre y por lo cual la gente ya está aburrida de ella, cae mal, hay misoginia y, cuando ella eligió a Kaine como vicepresidente, en vez de alguien que pudiera motivar a la gente, sabía que esto era un grave error. Los últimos días de la campaña yo gritaba frente a la tele porque ponía mucho esfuerzo en motivar el voto latino, negro y femenino. Pero si tu eres un blanco de la clase obrera piensas '¿y yo?'. Tenía que ir a Michigan, a Wisconsin, a hablar con esa gente. No entiendo qué motivo el miedo que les tenía a ellos. Ella tiene el mismo problema que mencionaba de la élite. No entiende la vida de esa gente. La verdad es que Obama supo hablar de una manera mucho más directa a la población obrera de todos los colores y sus políticas sí ayudaron a esa gente, como cuando salvo todas las fábricas de autos en Michigan o la reforma de salud que dio seguro de salud a millones de obreros blancos. ¿Qué ofreció Hillary a esa gente? Nada.
- Obama tiene una imagen a nivel internacional como el de un presidente ejemplar, progresista, pero hay ciertos datos que indican que no necesariamente lo es. Por ejemplo, en el articulo que publicaste en el The New Yorker sobre los migrantes, indicas que en su gobierno se deportó más gente que en el gobierno de Bush. ¿Cuán justa crees que es esa imagen que tiene su gobierno?
Ha sido un presidente muy bueno con enormes fallas. En el tema de la migración, ya que no podía hacer una reforma mayor con ese Congreso republicano, apostó por una doble jugada de deportar a algunos y salvar a otros, en nombre del orden ejecutivo. Al final se quedó con un desastre en sus manos. Pero era un hombre ejemplar en su aspecto personal. Tuvo ocho años sin ningún escándalo político en su gobierno. Con Trump los escándalos comenzarán en meses. Obama se portó de la manera más digna, con respeto y tolerancia para todos. En una época en donde van en alza los peores valores personales, él siempre fue ejemplo de los mejores valores: tolerancia, dignidad, respeto. Ahora hay que estudiar por qué ha pasado esto: ¿por qué teniendo un presidente negro, subió el racismo? ¿por qué teniendo un hombre digno y tolerante subió la intolerancia? ¿por qué teniendo un tipo que nunca usaba malas palabras y hablaba con elegancia la respuesta fue la vulgaridad y el discurso del odio?
(Foto de portada: Hans Rivadeneira)
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