Resistido en su país, reconocido internacionalmente. Así se podría resumir el caso del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien acaba de recibir en Oslo, Noruega, el premio Nobel de la Paz, cuyo anuncio se conoció a menos de cinco días del revés que sufrió en el plebiscito del 2 de octubre, pero que fue un punto de inflexión que le dio el impulso final el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC, cuando el país estaba en el limbo político y la incertidumbre.

"En un momento en que nuestro barco parecía ir a la deriva, el premio fue el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!", indicó Santos en su discurso al recibir el galardón, que se lo dedicó a su país y a las más de 8 millones de víctimas que dejaron 50 años de conflicto armado en Colombia, en medio ovacionadas durante la ceremonia en el Ayuntamiento de Oslo.

El presidente colombiano fue premiado por sus "esfuerzos decididos" para acabar con la guerra en su país. Llegó en la víspera a la capital noruega, la misma ciudad donde hace poco más de cuatro años se iniciaron formalmente las negociaciones entre el Gobierno y las FARC. 

En su discurso, Santos elogió a los países que han apoyado las negociaciones, sobre todo a Noruega -garante con Cuba del proceso-, pero también a las Fuerzas Armadas y a los negociadores del acuerdo. "Y me refiero tanto a los negociadores del Gobierno como a los de las FARC -mis adversarios-, que demostraron una gran voluntad de paz. Yo quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado", concedió.

Las esposa y los hijos de Santos estuvieron entre el pùblico asisente a la ceremonia en oslo.  (EFE) 

Santos volvió a constatar el apoyo de la comunidad internacional al proceso de paz en Colombia, lo que contrasta con el desgaste que hay sobre el tema en su país, donde el Ejecutivo y las FARC lograron un nuevo nuevo acuerdo en los dos meses que pasaron entre el anuncio del premio y la entrega. Sin embargo, el texto renegociado tampoco ha logrado el consenso político que se esperaba, lo que ha agudizado la tensión y la fractura con los partidarios del ‘No’.

Además, pese a la trascendencia del premio, este no ha tenido el impacto ni la atención esperada en Colombia, que aún no sale del estupor, la conmoción y la indignación por la brutal muerte hace una semana de una niña de 7 años, quien fue raptada, violada y asesinada por un arquitecto de 38 años de una influyente familia, de Bogotá, un crimen que sigue dominando la agenda informativa en el país, donde también otras noticias han opacado la entrega del galardón: asesinatos de líderes sociales en aumento; la implementación del acuerdo en el Congreso ha reavivado tensiones políticas y un avión que transportaba al equipo Chapecoense se estrelló cerca de Medellín, dejando 71 muertos.

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