La suerte del titular de Educación, Jaime Saavedra, parece consumada, luego de que el fujimorismo confirmara lo que se temía: que lo censurará. El miércoles, en el debate de la interpelación, Fuerza Popular ratificó, con las patéticas intervenciones de sus representantes, que no tiene argumentos válidos para tumbarse al ministro: lo que hay es un abuso de esa aplastante mayoría que tienen para hacer gala de la mezquindad y arbitrariedad con están actuando en el Congreso.

Porque veamos: a Saavedra se le interpeló por dos temas, al menos eso decía la moción interpelatoria: compras irregulares realizadas por mandos medios del Ministerio de Educación que, como ha explicado el gobierno, no le correspondía aprobar a Saavedra, por lo que no podría achacársele ninguna responsabilidad; y el retraso de las obras para los Juegos Panamericanos, situación que tiene varias aristas y responsables, pese a que la organización de ese evento recae en el sector que dirige el ministro.

Pero el fujimorismo se dejó ver el fustán más temprano que tarde, quizá por la inquina con la que está actuando. O por simple torpeza. No se entiende de otra forma que en el debate del miércoles, por ejemplo, hayan tratado de desprestigiar de manera patética los resultados de la última prueba PISA que se realiza en 72 países del mundo y que la OCDE dio a conocer un día antes, a nivel global. Así, por ejemplo, escuchar al vocero de Fuerza Popular, Luis Galarreta, sostener que esas evaluaciones educativas, quizá una de las más respetadas internacionalmente, eran un "psicosocial" del ministro Saavedra; o a su colega de bancada Bienvenido Ramírez calificarlas como "una gran cortina de humo"; o al aprista Mauricio Mulder incluso tildar de "bamba" los resultados de esa prueba, fue un show lamentable.

Por ello, a muy pocos le quedan dudas de que la pretensión de la bancada naranja de descabezar al sector Educación es para golpear al gobierno, acicateados por un ánimo de venganza y la sangre en el ojo que aún tienen tras la derrota electoral. Ya lo dijo Cecilia Chacón -"Ahora ya saben con quién se meten", ha escrito en un chat grupal de la bancada donde alardean de su poder tras la interpelación-. Y de paso vengan los intereses privados de algunos empresarios de la educación superior muy vinculados con el fujimorismo y con sus socios del Apra, castigando al único ministro sobreviviente del gobierno anterior y artífice de la reforma educativa, cuyo éxito logrado hasta el momento radica en que, justamente, se convirtió en una de nuestras pocas políticas de Estado.

Saavedra arropado por la bancada de gobierno tras su interpelación. 

¿'Juego de tronos' o realpolitik?

"No hay lugar a renuncia", ha dicho Saavedra, con lo que descarta dimitir por voluntad propia. Pero su situación, que se define la próxima semana, cuando el Pleno vea la moción de censura, abre un pulso decisivo entre el oficialismo y el fujimorismo del que puede depender el futuro del gobierno PPK. En este punto vuelve al debate el tema de la cuestión de confianza, un recurso legítimo para medir fuerzas con la oposición, pero que tiene un alto costo político, como lo admitió el mismo titular de Educación. 

El analista Juan de la Puente es de los que creen que decidir entre dejar caer a Saavedra o que caiga todo el gabinete y que se abra la posibilidad de cerrar el Congreso y convocar a nuevas elecciones legislativas, es una falsa disyuntiva porque considera que la actitud del fujimorismo le pasará factura en la opinión pública, y porque con el ministro de Educación "no empieza o termina la necesidad de una mejor gobernabilidad".

Así, la pregunta que subyace en medio de la vorágine de esta crisis es si, a menos de cinco meses de asumir el poder, ¿PPK puede darse el lujo de perder a todo su gabinete por Saavedra? Los fujimoristas pueden censurar a los 18 ministros si les da la gana. Y ya demostraron que no están solo alardeando. En realidad, a ellos no les interesa la gobernabilidad ni la democracia. Está en su ADN.

Acá, para de la Puente, lo que se necesita es una dosis de realpolitik. Así lo explica en su columna de La República:

"Molesta la forma y el tono de la interpelación al ministro Saavedra y los argumentos usados contra él. No obstante, la discusión más importante no se refiere a los adjetivos y al tono. Saavedra no es todo el gobierno y con él no empieza o termina la necesidad de una mejor gobernabilidad. En los tres gobiernos anteriores, la tensión extrema entre los dos poderes por razón de un ministro ha terminado con el ministro fuera del cargo. Los casos más emblemáticos: de Rospigliosi y Diez Canseco en el gobierno de Toledo; de Pastor en el gobierno de García y de Figallo, Lozada, Adrianzén y Jara en el gobierno de Humala se saldaron con la salida del funcionario en un compás de tiempo en el que la demora del cambio debilitaba al gobierno. No encuentro razones para que ahora las cosas no evolucionen de ese modo y es la vía para que el gobierno salga de las cuerdas".

Sea como fuere, serán claves los próximos pasos que dé el presidente Pedro Pablo Kuczynski para no tener que vivir bajo el yugo naranja los cuatro años y medio que le faltan en Palacio.

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