"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados", decía el Groucho Marx. Y la presidenta del Congreso, Luz Salgado, parece estar siguiendo al pie de la letra esta definición, porque acaba de hacer una descripción de lo que está sucediendo en el Congreso, a raíz de la interpelación del ministro de Educación, Jaime Saavedra, que dista, diametralmente, de la realidad.

Primero, porque dijo que el fujimorismo solo respondió a "una provocación" del Gobierno cuando, envalentonados por la aplastante mayoría con la que controlan el Congreso, amenazaron con censurar a todos los ministros del gabinete si es que se planteaba una "cuestión de confianza" ante una inminente censura de Saavedra, quien será interpelado este miércoles en el hemiciclo.

"Mejor no hablemos de expresiones porque fue el presidente quien dijo que los congresistas debíamos salir clóset. Si hay congresistas lobistas que lo digan con nombre y apellido. No se puede decir que este Congreso es corrupto y mediocre", dijo en RPP.

Pero lo cierto es que PPK incluso se demoró en salir a defender públicamente a su ministro de Educación. Lo hizo cuando varios sectores políticos se lo pedían ante la renovada pretensión para bajárselo del fujimorismo, que halló un nuevo pretexto en una denuncia periodística sobre irregularidades en la compra de computadoras en el Ministerio de Educación. Como se ha advertido -y demostrado-, detrás de ese ímpetu 'fiscalizador' se esconden fuerte intereses económicos y privados para detener la reforma educativa y la ley universitaria que Saavedra impulsó durante el quinquenio pasado, como bien lo retrata este reportaje de Paola Ugaz.

Que alguien le pase este gráfico a Luz Salgado, a ver si entiende los intereses que se mueven el Congreso:

"Estamos cumpliendo con nuestra tarea en forma responsable. Se ha recuperado imagen del Congreso en base a esfuerzo", fue otra de las frases que soltó Salgado en la entrevista radial.

Ese manejo "responsable" del que habla la presidenta del Congreso es el que ha abierto la puerta a una crisis política de proporciones en el país, la cual podría tener su clímax con el cierre del Congreso, una posibilidad constitucional que el oficialismo no ha descartado en caso la mayoría fujimorista vuelva a imponerse y censure a dos gabinetes seguidos.

Y la "recuperación" de la imagen del Congreso parece ser parte del espejismo en que suelen vivir quienes ostentan un poder casi ilimitado, como el que tienen los fujimoristas en el Parlamento. No hay una solo encuesta de opinión pública, ni antigua ni reciente, que refleje eso que dice Salgado. De hecho, basta mirar estas cifras de un estudio de Ipsos de octubre: el 73% de peruanos desconfía del Poder Legislativo y el 83%, de los grupos políticos. Esta realidad no es nueva, porque el promedio de confianza que estos generaron en la última década bordea apenas el 13%.

Situación distinta es la de Saavedra, cuya aprobación en promedio ronda el 40%, por encima de varios ministros. En el último CADE incluso fue aplaudido por los empresarios, en lo que fue un respaldo tácito a su gestión.  

Pero Salgado dice que no hay ministros ‘intocables’ y que Saavedra deberá asistir al Congreso para responder las 18 preguntas del pliego interpelatorio relacionadas a la compra dirigida de computadoras y al retraso en la ejecución de obras de los Juegos Panamericanos. "No puedo garantizar que haya o no una censura, eso dependerá de las respuestas que dé", anotó.

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