Parece que Donald Trump les quiere dar la razón a quienes dicen que su falta de experiencia le pasará factura a la política exterior de EEUU. De hecho, ya creó la primera tensión con China, con la conversación telefónica que mantuvo con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen. Se trata del primer diálogo que se conoce entre un presidente activo o electo estadounidense y su par taiwanés desde que ambos países rompieron sus relaciones diplomáticas en 1979.
Y la respuesta del régimen de Pekín no se hizo esperar. El Ministerio de Exteriores de China emitió este sábado una protesta formal tras la conversación, a través de un comunicado firmado por el portavoz Geng Shuang.
"Hay que tener en cuenta que sólo hay una China y Taiwán es una parte inalienable de China. El Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo que representa a China, esto es un hecho reconocido por la comunidad internacional".
China considera a Taiwán una provincia "rebelde" y ambas mantienen una disputa de soberanía desde 1949, cuando los nacionalistas derrotados del general Chiang Kai-Shek se refugiaron del Ejército Rojo de Mao Zedong en la entonces isla de Formosa.
Además, Taiwán es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y EEUU, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de la isla asiática y sería su mayor aliado militar en caso de un eventual conflicto bélico con China.
Antes del comunicado oficial, el ministro chino de Asuntos Exteriores, Wang Yi, había considerado, en declaraciones a la cadena hongkonesa Phoenix TV, que la conversación entre Trump y Tsai Ing-wen es una acción menor, un "pequeño truco" de Taiwán. El canciller de Pekín añadió que esperaba que las relaciones entre EE UU y China no se vean "dañadas".
En tanto, el equipo de Trump confirmó la conversación al Financial Times, pero no detalló de quién fue iniciativa y si el futuro mandatario de EEUU era consciente de las consecuencias que podía acarrear en las relaciones entre Washington y Pekín.
Luego, el propio Trump explicó en su cuenta de Twitter que fue la presidenta de Taiwan quien le llamó a él.
El portavoz del gobierno taiwanés, Alex Huang, dijo este sábado en conferencia de prensa que la presidenta Tsai Ing-wen llamó a Trump, pero lo hizo en base a un "acuerdo preestablecido" entre ambos. Huang subrayó que Taiwán da la misma importancia a sus lazos con Pekín y con Washington.
Sea como fuere, lo que está por verse es cuál es impacto que tendrá este incidente en la política exterior de EEUU, porque se desconoce si la conversación señala la voluntad del republicano de alterar, cuando asuma el mando de la primera potencia del mundo el 20 de enero, el enfoque diplomático de Washington frente a Taiwán, o si es fruto de la improvisación.
Esto en un contexto en el que, desde 1978, EEUU reconoce a Pekín como el único gobierno soberano de China. Al año siguiente, cerró su Embajada en Taipéi, y desde 1972, Washington adopta la llamada política de Una China en la que considera, de forma oficial, que Taiwán forma parte de China, con lo que tomó distancia de las ambiciones independentistas de la isla. La Casa Blanca, donde aún está Barack Obama dijo, tras la llamada de Trump, que mantiene vigente esa política.
Y como se sabe, en la campaña, Trump amenazó con imponer a China aranceles comerciales para frenar las deslocalizaciones de empresas. Incluso el republicano sugirió que sería tolerante ante las ambiciones expansionistas chinas en la región y que avalaría que Japón y Corea del Sur desarrollaran armas nucleares. Además, rechazó el TPP, el acuerdo de libre comercio entre EE UU y 11 países del Pacífico, que excluye a China.
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