Los resultados electorales que le dieron la presidencia de la primera potencia del mundo a Donald Trump, un magnate racista, misógino y sin experiencia de gestión, reflejan también el contraste entre los dos 'países' habitan en los Estados Unidos: el de las zonas rurales frente al de las grandes ciudades; el del campo versus el de las élites.

El desagregado de los 125 millones de votos que dejó la jornada electoral del martes revela datos interesantes y hasta curiosos. Uno, por ejemplo, es que a pesar de haber ganado en 29 estados, Trump solo ha sido capaz de vencer en nueve capitales estatales. 

El factor geográfico

El republicano no ganó en ninguna localidad de más de un millón de habitantes. La que venció en las grandes ciudades fue Hillary Clinton, mientras que Trump logró la mayor suma de votos en condados pequeños, rurales, pobres, donde más del 75% de la población blanca carece de un título universitario y cuyos ingresos anuales son inferiores a los 30.000 dólares. De hecho, en estas elecciones, uno de cada cinco votantes con este perfil abandonaron a los demócratas, según datos de Edison Research.

El núcleo de este bastión electoral está en el medio oeste del país (Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin), donde el magnate racista arrasó. Esta zona de EEUU, donde la población blanca es superior al promedio nacional, es además la más afectada por la crisis económica y la pérdida de empleos industriales. Aquí las medidas reactivadoras de Barack Obama no se sintieron y el descontento con el sistema es mayor. Y Trump supo canalizar ese malestar, y convenció a la clase trabajadora de estos lugares que él era quien mejor representa sus intereses.

Esto explica que Trump sea además el quinto presidente de la historia de Estados Unidos que gana las elecciones sin lograr la mayor cantidad de votos en el país. Y es la primera elección desde la del 2000 en que esto ocurre. 

De hecho, como se ve en el gráfico, Clinton va adelante en el conteo de votos. Pero el sistema electoral de EEUU es complejo. La elección del presidente se decide en los llamados colegios electorales, los cuales están conformados por 538 electores o compromisarios de todos los estados. Se trata de un mecanismo con 229 años de historia. La victoria se la lleva el aspirante que supera los 270 votos electorales. Y aquí Trump le sacó una amplia ventaja a su rival demócrata (306 frente a 232). 

El voto femenino y el de las minorías

El New York Times trae otro dato que llama la atención: la actitud machista y el lenguaje sexista del candidato misógino apenas le restaron votos a Trump entre las mujeres. Ni siquiera influyó el hecho de que haya estado en juego la posibilidad de que, por primera vez en al historia, una mujer llegue a la Casa Blanca, como se ve en este gráfico, en el que Clinton logró el 54% del voto femenino, frente a un 42% para el republicano.

Para ganar, Clinton necesitada un nivel de participación muy alto de las minorías (latinos, negros y asiáticos) para superar el gran bloque de votantes blancos que Trump ya tenía asegurado, pero no esto no sucedió. La candidata demócrata no generó el entusiasmo ni la esperanza que infundió el actual presidente, Barack Obama, para movilizar en masa a estos sectores de la población a las urnas.

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