La referencia a la depresión hecha por Keiko Fujimori durante su reaparición pública el último miércoles ha sido duramente criticada -con razón- por quienes consideran que tal enfermedad se trata de algo serio que no tiene absolutamente nada que ver con ser un 'perdedor'.

Sin embargo, vale recordar que la excandidata presidencial no siempre se refirió de un modo tan despectivo a esta enfermedad. Por el contrario, tanto ella como el fujimorismo en pleno, la utilizaron de forma insistente cuando se perseguía el indulto a Alberto Fujimori o una mejora de sus condiciones carcelarias.

En mayo de 2013 tras el internamiento de Fujimori Fujimori por una gastroduodenitis, su hija Keiko señaló en declaraciones a la prensa, con tono preocupante, que este mal se debía a la depresión que lo aquejaba por encontrarse en prisión.

"Claro que todo esto se debe a los momentos de estrés y también de depresión que él está pasando, ya son muchos años privado de su libertad".


Pero no fue la única de los seguidores del exgobernante que hacían hincapié en la depresión como razón de peso para considerar necesaria su excarcelación. Ya en 2011, apenas unos días después de que Keiko perdiera la Presidencia frente a Ollanta Humala, su abogado César Nakasaki ya manifestaba la 'dificultad' que tenía de continuar con su defensa. ¿La razón? Su depresión.

"No logro poder hacer los análisis que siempre hacemos, él está muy alicaído en su salud y de verdad me preocupa".


Pero la imagen del Fujimori 'depresivo' no llegaría hasta octubre de 2011, cuando acudió al inicio del juicio por el caso Diarios Chicha con un aspecto descuidado, caminando jorobado y con un tensiómetro como único accesorio. Una presentación que desde distintas tiendas políticas y medios fue calificada como una puesta en escena, teoría que cobraría mayor fuerza con la enérgica reacción del reo contra personal de una clínica local días después. ¿Cuál fue el pretexto para este repentino cambio de estado? Según su hermano Santiago, la 'depresión'. 

Un cambio notorio que se notaría casi un mes después durante su presentación a una nueva audiencia en ese juicio, donde Fujimori incluso contestaría irónicamente a las preguntas de la Fiscalía respecto a su estrategia para tener una campaña política exitosa en sus momentos finales.

-¿Qué se necesita para que una campaña sea exitosa?

-Bueno, no le voy a dar el secreto.

-¿Algún detalle, al menos general?

-No, de ninguna manera. Ese es un Knock Out que me pertenece y se lo voy a dar a mi hija.


Pero volviendo a inicios de ese año, el tema de la depresión del exmandatario fue tema de análisis por parte de especialistas en distintos programas periodísticos. A fines de mayo los psicoterapeutas Carmen Gonzales y Manuel Arámbulo, señalaban que más que el padecimiento de Fujimori se debía más a su narcisismo y la rabia que le generaba el verse sin el poder que ostentó durante la década de los noventa.


Una postura que Gonzales ya había explicado en una breve columna en Perú21.

"Solo existen él y su necesidad de sentirse omnipotente y grandioso, lo que le es imposible en prisión. Su depresión no apareció cuando dirigía desde la Diroes la candidatura de Keiko. Hay que imaginar, entonces, la inmensa rabia y frustración actual al no obtener ni una entrevista radial. No asume su realidad de que por orden judicial tiene que cumplir condena. Por ello, si fuera indultado, chau depresión y bienvenida la omnipotencia y la grandiosidad. Por narciso fue un dictador, por narciso está en depresión, por narciso quiere que lo indulten. Cúrenle su narcisismo y adiós depresión".


Con el análisis de Gonzales, ¿deberíamos entender entonces que efectivamente Fujimori se sentía perdedor? ¿Será por eso que Keiko cambió de idea y ya no se refiere en el mismo tono a la depresión? A juzgar por lo dicho en su reaparición, ¿ahora cree realmente que no es una enfermedad sino 'algo de perdedores'?



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