Esta semana se conoció la sanción que impuso el Indecopi a cinco cadenas de farmacias que concertaron precios en el Perú, entre febrero de 2008 y marzo de 2009, en al menos 36 medicamentos. Esto hizo que los precios de de esos productos, para niños, mujeres embarazadas y personas de la tercera edad, se eleven entre el 5% y 10% de su valor real.

Este caso reabrió además un debate que no es nuevo, pero sí relevante: ¿por qué son caras las medicinas en el Perú? Situaciones como la del cartel de farmacias se dan por vacíos en la legislación vigente, pero no es la única consecuencia de la falta de regulación en un mercado cuyas ventas ascienden a US$ 2 mil millones anuales.

Lo cierto es que la Ley de productos farmacéuticos, vigente desde el 2009 y que dice que el Estado garantiza el acceso universal a medicinas e insumos sanitarios a precios asequibles, es letra muerta.

Este domingo, La República recoge una serie de opiniones que nos dan más luces sobre por qué muchas veces el remedio es más caro que la enfermedad. Y esto en nuestro país es literal, más aún cuando la mayor parte de los gastos médicos en el Perú se destina a la compra de medicamentos, incluso entre quienes cuentan con un un seguro de salud.

Marco normativo

José Silva Pellegrin, presidente de la Asociación de Industrias Farmacéuticas Nacionales (Adifan), sostiene que la legislación actual "favorece a los monopolios u oligopolios". Por ello, explicó, en el mercado hay muchos "productos de marca" con precios elevados.

Desconfianza en los genéricos

El representante de Adifan también sostiene que la "escasa cultura" del consumo de medicamentos genéricos es un factor que influye. ¿La razón? Muchas personas aún creen que tienen menor calidad o que son menos efectivos que los productos de marca. 

Las campañas de comunicación para romper este mito han logrado que se venzan algunas resistencias al respecto. La falta de fiscalización y sanciones por parte de las autoridades hace que muchas farmacias 'desaparezcan' de sus locales y listas de precios las medicinas genéricas, debido a los 'incentivos' que muchas veces ofrecen varios laboratorios privados que fabrican productos de marca.

Exoneraciones tributarias

Pellegrin advierte también que otro factor que afecta la competitividad en el sector son las exoneraciones de impuestos para algunos fármacos importados, como los que usan para tratar el VIH y las neoplasias.

Esta "discriminación tributaria", como la llama el titular de la Adifan, provoca que los costos de producción de los fabricantes nacionales sean más elevados, lo que les impide que se logren precios competitivos.

Las patentes

Los altos precios de las medicinas también se explican por la prolongada duración de las patentes otorgadas a los laboratorios, según el congresista Yonhy Lescano, miembro de la Comisión de Defensa del Consumidor del Parlamento. 

Según explicó el representante de Acción Popular, ese derecho de propiedad hace que la producción de algunos fármacos la controlen una empresa o un grupo de éstas, lo que provoca que la oferta se concentre en una pocas manos y que tampoco haya muchos productos sustitutorios en el mercado.

Los tratados

Tanto Lescano como Adifan coinciden en que algunos tratados internacionales, como el TTP, también provocan la distorsión de los precios de las medicinas, porque no permiten a los productores nacionales actuar en igualdad de condiciones que las empresas extranjeras.

El presidente Pedro Pablo Kuczynski defendió la adhesión del Perú al TPP, pese a que antes de llegar a Palacio de Gobierno lo cuestionó. "Nos abre mercados importantes, el tema de los fármacos está aclarado", dijo el 26 de julio, dos días antes de asumir formalmente el mando del país.

Propuesta

"Si se regula la tarifa de agua, luz y hasta la de telefonía, ¿por qué no el precio de las medicinas, que son más importantes? La gente se muere por no poder comprarlas", sostiene Lescano, citado por La República. 

Por ello, el legislador planteó que se cree una entidad que regule el precio de los medicamentos esenciales, pero con los candados necesarios que eviten que se perjudique la libre competencia.

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