“Recuerda lo que te hacía vibrar de niño y revívelo de adulto”, escribe Caro Paz en su fanpage, que tiene casi nueve mil seguidores. Personas de distintas edades que no solo se cautivan con el arte de Caro, sino con su historia y más aun con su mensaje. “De niña nunca me imaginé artista, me gustaba mucho pintar, pero en el colegio te enseñan que para eso hay estructuras y a mí eso no se me hacía fácil”, comenta, pero aun así participó en un concurso infantil y ganó. “¿Por qué? porque todos los niños pintaron casi lo mismo menos yo, gané por creatividad, por concepto más que por técnica”, recuerda. Pero esa experiencia no detonó su pasión, “de grande solo pintaba en una bitácora personal, transformando a través de la creatividad mis emociones. Si me sentía cargada de ansiedad o angustia, pintaba lo opuesto, porque todas las emociones que tú plasmas en algo, lo materializas, todo ese mensaje se queda ahí”.

Al salir del colegio estudió diseño publicitario tras la sugerencia de sus padres, “porque siempre, de cierta manera, tienes que encontrar algo que te de dinero”, recuerda Caro que tras haber pasado años con matrícula condicional en el colegio, cuando ingresó al IPP se dio cuenta que ella no era el problema, le encantaba su carrera y le iba excelente, “porque ya no estaba siguiendo un formato, sino haciendo lo que quería hacer”. Antes de terminar sus estudios empezó a trabajar y a los 20 años le ofrecieron ser gerente de marketing de una empresa importadora. “En la entrevista me preguntaron si había estudiado o sabía algo de marketing y yo les dije que no, que en realidad no debían contratarme porque no era marketera, pero estaba dispuesta a aprender”, recuerda Caro que trabajó en esa empresa ganando muchísimo dinero pero “no sentía que era mi momento, sentía que estaba y que no estaba, entonces decidí renunciar a todo y me fui de viaje”.

De regreso a Lima, armó su propia agencia, “que era solo yo, pero me lanzaba igual a las entrevistas sin tener miedo. Empecé a tener cuentas grandes, internacionales, ganaba mucho dinero otra vez, pero aun sentía que había algo más, no sabía qué”, recuerda Caro, que optó por dejar Lima una vez más y tras un breve viaje de estudios, a su regreso, fue contratada por dos años, “en una empresa en la que siempre quise trabajar, pero cuando entré mi trabajo se volvió muy estructurado, yo nunca había sido así y me costaba demasiado. Frustrada me cuestioné quién era y lo que estaba haciendo. Ahí me di cuenta que en realidad el problema era el dinero que la sociedad te impone como símbolo de éxito, y me dije ¿realmente quiero vivir a través del dinero, para el dinero? Igual seguí en la empresa, pero una semana después hubo reducción de personal y me echaron. Sincronizado por el universo, porque sino, yo no hubiera tomado la decisión de irme”, asegura Caro.

fotos: Sarah Dunn.

Desempleada, sin entrar en pánico y considerando lo ocurrido como una oportunidad, conversó con un amigo. “¿Sino tuvieras que preocuparte por la plata qué estarías haciendo?”, le preguntó a Caro, “me hubiese gustado ser artista, vivir de una pasión, poder ser yo misma y no vivir de un régimen”, respondió ella. “Me gustaría pintar murales”, agregó. El amigo ofreció la pared de su casa, “como un plan divertido. Compré acrílicos y plumones porque no tenía idea con qué pintar una pared, pero al terminar el muro nos encantó. Me dijo para colgarlo en Facebook pero me negué ¡qué vergüenza, yo no soy artista! Él lo colgó por mí”, recuerda Caro que, a las dos semanas de eso, fue convocada para pintar unas zapatillas como parte de una activación publicitaria. Caro antes solo pintaba en una bitácora personal esperando que algo o alguien la salvara, un mes después de quedarse sin trabajo ganó el Art Jam 2015 y participó de un festival pintando un muro de 8 metros junto a artistas que admira.

“Yo no podía hacer un boceto como ellos, porque al tratar de pasarlo al muro no me salía, entonces dejé que fluyera. Empecé a pintar un pájaro, pero la cabeza me salía deforme, entonces pensé que lo había malogrado, pero traté de verlo como una oportunidad. Al final, me di cuenta que todo mi mural se trataba de eso, de transformar, de cómo a través de tus frustraciones puedes sacar algo bello”, cuenta Caro que desde entonces se propuso aprender más del arte callejero. A los dos meses del festival, ganó una beca para el workshop de arte urbano en Bristol, la ciudad de Bansky. “Un día pintando en el taller, me vio una galería de arte que me ofreció pintar los túneles de Bristol junto a otros artistas. Después pinté el canal de Manchester y luego me fui a Barcelona para pintar unas motos. No entendía pero ahora sé que no es cuestión solo de talento sino de pasión, más allá del don, cuánta pasión tienes por algo y cuanta confianza de que realmente lo haces por amor”.

Foto: Gihan Tubbeh.

Tras ese proceso, Caro se dio cuenta que el error no existe y que debemos liberarnos del apego al resultado, que “uno es lo que da” y volvió a preguntarse entonces ¿qué es lo que quería hacer? “¿Enfocarme en la fama o en mi mensaje? aunque primero tenía que saber cuál era el mensaje que quería llevar. Y lo descubrí: la transformación interna. Llevarlo en especial a los niños, por eso he creado el proyecto social Como es adentro es afuera, donde a través del arte, ves a los miedos e inseguridades como una oportunidad para comprendernos, encontrar el aprendizaje y transformarnos. Con el fin de reforzar la confianza en nosotros mismos hasta exteriorizar un cambio”, cuenta Caro que, gracias a una fundación internacional, consiguió llevar su proyecto a Cuba, “pero no tenía contactos allá, así que llené mi mochila con papeles y plumones y salí a caminar. Me encontré con un niña en la calle, le conté quién era y le pregunté ¿no quieres pintar con tus amigos? Terminé pintando con más de 20 niños en dos pueblos”.

Caro está de regreso a Lima. La empresa, de la que la despidieron, ahora la convoca como artista para que sea la imagen de una colección que estará disponible en 13 países de Latinoamérica y también estará en todo Europa, por los 30 años de la empresa belga, Kipling. Además está creando su primera colección de cuadros y cerámicas, “todo en base a la sostenibilidad y cuidado del medio ambiente –cuenta Caro–, además brindo capacitación a trabajadores poniéndolos a pintar para liberarlos de ese miedo a expresarse. También doy charlas libres donde comparto mi método de trabajo. Lo que digo es que tienes que decidir si vives a partir del ego o de tu esencia”. Por otro lado, Caro Paz tiene planes de seguir viajando, “tratando de llevar el mensaje donde sea posible, confiando que quien lo escuche o lo lea, cambiará un poco de perspectiva”, asegura.

(Foto de portada: La maleta de Félix.