Por Gabriela Wiener 


Cabellut, la indigente que se convirtió en la artista nacional más cotizada del mundo”; “De indigente a artista de éxito”. Así es como los medios han dado a conocer a la pintora Lita Cabellut (Huesca, España, 1961), una versión del american dream con una niña huérfana, gitana y pobre que mendiga por las calles de Barcelona hasta ser adoptada por una familia que la lleva al Museo del Prado con 13 años, donde se enamorará de Goya y descubrirá la pasión de su vida, la pintura, para convertirse en la artista española más cotizada. La niña que pedía limosna en la calle es la autora de lienzos valorados en miles de euros y por eso es la única artista mujer española que ha entrado en la lista de los pintores más cotizados del mundo, aunque en su país pocos la conozcan.

En la obra de Cabellud encontramos las huellas del pasado, la ironía de quién ha vivido varias vidas, ha adoptado distintas pieles y ve desfilar a los personajes del drama barroco retratando con mano experta sus máscaras; a veces mira a los grandes mitos de la cultura, a veces a los sin nombre, a los olvidados... todos tienen un puesto en el carnaval de Lita, prostitutas y grandes artistas, en una pintura que los iguala como la muerte. Hoy, desde su imponente estudio holandés, Lita afirma que “el arte está por encima de etiquetas, razas y colores”. Mientras trabaja en la escenografía de una Opera de Rossini en colaboración con la célebre compañía teatral La Fura dels Baus, sueña con pisar alguna vez Latinoamérica.

Hablas de que el arte es una forma de vida, una ética, y que uno de los errores actuales es concebirlo desde la individualidad. Imagino que ésta es una de tus disconformidades con el mercado del arte. ¿Cómo te relacionas con él? ¿Cómo trasladas a tu trabajo estas ideas?

El arte y el mercado: debemos partir de que su relación es poco confortable y difícil de describir. Desde el momento en que el arte tiene un valor económico entramos en la esquizofrenia de dar valor monetario a la belleza y a los sentimientos. Pero es algo que no se puede evitar. Los artistas vivimos del arte y al vivir en la sociedad que hemos creado debemos aceptar y hasta cierto punto valorar este intercambio.

El lugar desde el que se crea, entendido en sentido amplio, deja su huella en las obras, ¿cómo ha cambiado el éxito tus cuadros?

De ninguna manera, sigo con la misma duda, con la misma curiosidad y con la misma impaciente perseverancia. La diferencia es que cuando salgo del estudio y me pongo en contacto con el mundo a través de esta ventana tan grande que es Internet, me produce una especie de abrazo y sonrisa en el corazón ver que llego a tanta gente de una manera tan bella como es el arte.

Has mencionado que en tu carrera existe un viaje de la abstracción a la figuración, y que de tu interés por la psicología surge la predilección por el retrato. En ellos, podemos encontrar desde personajes marginales hasta iconos de la cultura, en lo que parece un carnaval grotesco, ¿cuánto hay de barroco en tu imaginario?, ¿por qué crees que en las últimas décadas el arte ha mirado tanto a este período?

Me podrías considerar como una artista cuyo modo de expresión está muy enlazado con el teatro y la imagen fílmica. Esos monólogos que acaban siendo los diálogos universales. Soy muy barroca, mi tendencia es la exageración, la pasión delirante, despertar gigantes monstruosamente bellos. Imaginarme al ser humano cabalgando en la espuma de un océano perdido.Estoy segura que por eso siempre nuestros ojos vuelven a ese periodo, donde la emoción es exuberante y la fantasía es admirada. Podríamos describirlo como la carcajada, las risas sonoras de grandes deseos, eso es lo que nosotros necesitamos. Reflejar al ser humano en su grandeza.

Parece que tu obra es indisociable de tu identidad de mujer gitana. ¿Cómo crees que esto ha afectado tu carrera? ¿Te gustaría que la valoración de tu trabajo hubiese gozado de mayor independencia respecto a estas etiquetas?

Yo creo que el arte está por encima de etiquetas, razas y colores. Son los medios los que, para satisfacer los intereses del mercado, manipulan nombres y cifras, todo aquello que al arte le interesa tan poco.

¿Cómo te sientes respecto al hecho de que se haya convertido tu infancia como huérfana pobre en marca publicitaria?

Horrible, pero si eso sirve para dar ilusión a los que están en situaciones oscura, vale la pena. Sin ese objetivo es simplemente un ejercicio sensacionalista y tétrico.

Afirmas que la música es esencial en tu vida, ¿interacciona con la pintura en tus cuadros?, ¿forma parte del proceso creativo?

Totalmente, podrías imaginarte que es como el otoño y las hojas.

Dices que te enamoraste de la pintura cuando Goya te contó tus primeros cuentos con trece años. ¿Qué contaban esos cuentos?

Complicidad, respeto por el ser humano. Y cuando digo respeto me refiero a que Goya se comprometía, se arriesgaba a dejar testimonio de las injusticias, la violencia, la manipulación jerárquica. La represión social que sucedía en el momento histórico del que formaba parte. Él fue el que inició esa pasión por el retrato humano, el que me convenció de que el arte va mas allá de la estética, de que los artistas debemos comprometernos con lo que nos rodea y defender la ética, que es la esencia de la belleza.

En Latinoamérica aún se te conoce poco. ¿Qué cosas estás haciendo para acercarte?

Hablar contigo. Dar lo mejor que hay en mi corazón saliendo de mis manos. Me gustaría llevar algo bonito a ese continente que admiro profundamente.


*A finales del 2017 una retrospectiva de la obra de Cabellut se expondrá en la fundación Vilacasas en Barcelona.


(Foto: Eddy Wenting)