El espiral de violencia en México volvió a ser noticia en casi todo el mundo, tras el asesinato, de un tiro en la cabeza, del juez mexicano Vicente Antonio Bermúdez Zacarías. No se trata de un crimen cualquiera y revela un mensaje criminal que las mafias que imponen el terror quieren hacer escuchar a sangre y fuego en las más altas esferas del poder público.
Por ahora hay más preguntas que respuestas sobre el crimen cometido el lunes, cuando el magistrado salía de su casa por la mañana para correr. Un sujeto, con el rostro descubierto, se le acercó por la espalda y le disparó en la nuca. Luego se fue junto a otra persona. (Advertencia: el video contiene imágenes explícitas)
De momento se sabe que Bermúdez, en los últimos tres años, tomó decisiones como juez que afectaron a importantes capos del crimen organizado de México. Por ejemplo, mandó a prisión a Abigael González Valencia, alias El Cuini, cabecilla del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo en guerra con el de Sinaloa; también le negó un amparo al líder absoluto de los Zetas, la organización criminal más sanguinaria de México, Miguel Ángel Treviño, preso desde 2013.
El juez asesinado se metió también con el capo de capos: Joaquín 'Guzmán Loera. Bermúdez frenó una petición de extradición de 'El Chapo', que alegaba que estaba sufriendo torturado en las cárceles mexicanas. Y cuando este estuvo prófugo, tras escaparse del penal El Altiplano, ordenó una serie de medidas contra gente de su entorno, como intervenir los teléfonos de la esposa del narco, Emma Coronel. Poco después volvió a ser recapturado.
¿Cómo un juez con semejantes enemigos no tenía seguridad en el momento de su asesinato? ¿Por qué salió a correr sin guardaespaldas? Estas son interrogantes que se espera que se vayan aclarando con las investigaciones. Pero con lo que se sabe, una de las principales líneas de investigación deber ser la venganza como móvil del crimen, porque sus decisiones como magistrado afectaron o "peces gordos".
Para asesinar al juez, el que lo hizo tiene que ser una persona con el poder y el dinero suficiente para montar un sistema de vigilancia de semanas o meses, espiar, perseguir y matar.
"La ejecución del juez Bermúdez es un mensaje criminal que cruzó sin problemas los altos muros de Los Pinos [sede del Gobierno]; que se metió a San Lorenzo y a Reforma -las sedes del Poder Legislativo-, y que debe hacer reaccionar a quienes trabajan en el Poder Judicial. Es un mensaje de animal grande, que pisa fuerte", señaló el analista Ricardo Alemán, en el diario mexicano Milenio.
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