Marianela Vega ha dirigido siete cortometrajes y acaba de estrenar su primer largo documental “Rodar contra Todo”, un íntimo seguimiento a los jugadores del primer equipo nacional de rugby en silla de ruedas, deporte conocido como quadrugby –antes "murderball" (balón asesino)–, que se desarrolló en Canadá a finales de los años 70. Manuel Benavides, el entrenador de nuestra selección, es amigo de Marianela de cuando estaban en el colegio, pero dejaron de verse por años hasta que, de casualidad, lo vio en la foto de un artículo periodístico sobre el equipo. Curiosa, lo llama y lo visita en uno de los entrenamientos, a los cuales empezó a ir con cámara en mano, sin saber que ya había empezado el rodaje de este documental que se proyectará, de manera gratuita, la próxima semana en la sala Ventana Indiscreta de la Universidad de Lima.

Y sin saber, también, que con el tiempo se convertiría en una reconocida documentalista que participa en festivales y gana premios, Marianela realizó su primer corto a los once años. “Se llamaba “El maldito bastardo”. Con mi hermano veíamos un montón de series policiales de los ochenta y quisimos hacer algo así. Teníamos una cámara casera V8 que recién habíamos comprado en un viaje y estábamos súper emocionados. Con una máquina de escribir hicimos el guión que estaba lleno de todos los clichés del género. Se lo contamos a mis papás y lo grabamos en un día turnándonos, el que no actuaba hacía cámara. La escena final era un plano cenital de mi hermano, que era el maldito bastardo, tirado en el patio lleno de kétchup, supuestamente muerto hasta que abría los ojos y empezaba a reír. Hicimos un estreno en mi casa e invitamos a toda la familia. De ahí no hice nada cinematográfico hasta que empecé a estudiar”, cuenta entusiasta.

Pero Marianela iba a estudiar publicidad. Ingresó a la Universidad Católica y pidió reservar su matrícula por una año mientras viajaba de intercambio cultural, para aprender inglés, a un pequeño pueblo de Longmeadow , Massachusetts. “Tenía 17 años y fue una experiencia bien dura a nivel personal. En el colegio al que fui no hice muchos amigos y me sentía fuera de lugar, pero había una clase de foto que me gustaba y mi papá gringo me regaló una Minolta de 35 mm. Empecé a tomar fotos y me gustó tanto que, gracias a mi profesora –a quien hace poco la busqué en Facebook para agradecerle la vida, me dio un pase para poder quedarme más tiempo en el laboratorio, era mi lugar, me enamoré. La foto fija me llevó al cine”, cuenta Marianela que a su regreso tomó un curso de fotografía profesional mientras llevaba estudios generales y, tras haber descartado la publicidad e incluso la filosofía, decidió seguir el camino de la comunicación audiovisual.

Fue entonces cuando Marianela, gracias al curso que llevó con José Balado, descubre y se maravilla con el documental. “Su curso era de los que te marcan en la carrera y te dan un sacudón”, asegura, “nos introdujo al mundo del documental fuera de cualquier convención que conocías, con una libertad creativa que no nos enseñaban para la ficción, aunque existe, pero en esa época la forma en la que te la enseñaban era más clásica. Muchos quedamos impresionados”, cuenta Marianela que ahora ejerce la docencia universitaria y se sorprende que más de 15 años después siga pasando lo mismo con las nuevas generaciones, “a mis alumnos les asombra la variedad que hay dentro del género documental, aun son conceptos que no llega a la gente, se queda en la escuela y en los realizadores. Hay muchos que no entienden que el documental cinematográfico, de autor, se diferencia del reportaje y lo asocian”, concluye.

Durante la carrera, Marianela exploró lo que más le gustaba, “siempre he tenido una carga bien fuerte de nostalgia y en el primer trabajo que hice, “Ausencia”, quise hablar de lo que la muerte deja a quienes siguen vivos. Leí muchos textos acerca del duelo y una prima psicóloga me preparó para las entrevistas, porque iba a ser complicado ¿cómo hacer para entender y preguntar a esas personas heridas, consiguiendo que se suelten contigo?”, cuenta Marianela que sigue el rastro de la identidad, la familia y la memoria en cada uno de sus proyectos, como en el que hizo en la Universidad de Austin, llamado “Away”, que combina su experiencia en Austin, también la de aquella vez en Massachusetts y de su vida en Lima, “fue un proceso denso pero lo más divertido, aunque me demoré horas porque recién estaba aprendiendo, fue incluir la animación”, cuenta Marianela que después hizo otros potentes cortos incluso uno de ficción basado en el cuento Ciudad de Payasos de Daniel Alarcón.

“Tengo un proyecto de largo de ficción hace años”, dice Marianela, pero cuando regresó a Lima, en el 2009, empezó a dictar muchos cursos sin poder escribir, además “tenía muchas dudas ¿cuándo tendré la plata y el tiempo para filmar? Así estuve estancada varios años, dándole vueltas a esa historia pero sin poder rodar, hasta que en el 2013 conocí a “Los Tumis, nuestra selección de quadrugby”, cuenta y agrega que sintió un impulso tan grande, que sobrepasó sus frustraciones e inseguridades en el momento que se subió a una de las sillas y se puso a jugar. “No había sentido eso durante mucho tiempo, ya no piensas si será bueno o no, saltas esa barrera y te mandas. Aunque no sabía qué es lo que iba a hacer, empecé el registro enseguida porque el equipo estaba pasando por momentos importantes como el primer campeonato internacional, la entrega de las sillas, no podía esperar a tener la plata ni el guión. Así empezamos y no sabíamos que ya estábamos produciendo”.

Marianela lamenta haberse perdido varios eventos importantes del equipo por falta de dinero, “no podía seguir endeudándome, postulé a producción de DAFO y no ganamos, quise postular otra vez pero no podía por tener mucho material grabado. Me sugirieron postular al concurso de post, pero no tenía nada editado. Me dije, es eso o nada y me puse como loca a editar durante un mes. Postulamos y ganamos con ese corte de 40 minutos. Lo bueno es que ese premio considera grabar material adicional y así pudimos registrar varias cosas de las historias personales que nos faltaban. También pudimos invertir en sonido ¡el trabajo de Rosa Maria Oliart levantó la película!”, cuenta Marianela que además, postuló este año al concurso de distribución y ganó uno de los premios, aunque eso no aseguró un merecido estreno comercial de la película. “A las salas comerciales no les interesa el cine independiente ni el documental, te lo dicen en tu cara”, cuenta.

“Rodar contra todo” se estrenó el pasado 8 de octubre y tuvo tres funciones en UVK Larcomar, “nos hubiera gustado tener más funciones en UVK y con mejores horarios. Pero igual apreciamos mucho que nos hayan abierto las puertas e incluso nos hayan apoyado con la función de prensa. Comparado con otras salas que no respondían llamadas y mails, fue bueno y nos dio visibilidad. No quería prolongar más el estreno, me lo debía a mí y a ellos, tenía que cerrar ese ciclo. Además un estreno comercial te permite llegar a otro público, esta es una película con un lenguaje accesible y cercano, que puede apelar a un público grande, no sólo a público conocedor o cinéfilo, además dimensionas cómo la ciudad no está habilitada para andar en silla de ruedas”, comenta recordando cómo hizo las subjetivas de su película subida en una. Además del estreno en Lima, la idea es hacer funciones accesibles en por lo menos ocho ciudades del Perú, “queremos llevar a los protagonistas y hacer funciones donde el público conecte no solo con la película sino con los mismos deportistas”, cuenta y espera empezar los viajes el próximo verano.

“Cuando pase toda esta locura”, dice, quiere retomar un proyecto de largo documental que empezó a trabajar hace poco, “es uno que, temáticamente, tiene mucho de esa ficción que estaba escribiendo pero son historias distintas. Además estos dos últimos meses con “Rodar contra todo” me han hecho pensar en un montón de cosas, quiero ver en qué me encuentro cuando acabe. Por lo menos ideas y proyectos hay, y por eso le agradezco mucho a esta peli, realmente me ha sacado de una especie de estancamiento, quizás autoimpuesto no sé, pero me despertó y me ha dado una energía tremenda. Entonces será esto o lo otro, pero a darle no más” afirma Marianela que sin duda, ante todo, seguirá rodando.