Soez, agresivo, prepotente. En el más tenso debate presidencial visto hasta ahora, Donald Trump volvió a ser el de siempre, pero en su peor versión y acorralado por su video sexista de 2005 difundido la semana pasada. La cita fue en la Universidad Washington, la casa de estudios que más encuentros de este tipo ha acogido. Pero el de este domingo debe haber sido uno de los peores, de los más vergonzosos. "Faltaron propuestas y sobraron insultos". En eso coincidían los más importantes medios estadounidenses.

Es cierto. Trump y su rival demócrata, Hillary Clinton, cruzaron acusaciones de alto calibre en un debate más emocional que cerebral. El más agresivo fue el magnate, quien atraviesa quizá el peor momento de su accidentada campaña, con el Partido Republicano dividido y sin saber qué hacer con su candidato. No solo amenazó en vivo y en directo con encarcelar a su rival demócrata si llega a la Casa Blanca: antes del debate puso frente a cámaras a cuatro mujeres que acusan al esposo de su rival, Bill Clinton, de supuestos abusos sexuales y a Hillary, de encubrirlo y acosarlas. Fue un golpe bajo. Típico manotazo de quien se siente perdido.

trump llevó al debate a las cuatro mujeres que acusan a bill clinton de abuso y acoso sexual. 

"Este es Donald Trump", dijo Hillary Clinton, quien aguantó y respondió los embates de su rival como en una pelea de boxeo. Atajó algunos golpes, recibió otros, y lanzó algunos también.   

Pero Trump estaba fuera de foco. Sin un guión preparado al cual ceñirse, volvió a sus incoherencias y errores. Un ejemplo: ante una pregunta sobre el caos que se vive en la ciudad siria de Alepo, respondió hablando de la ciudad iraquí Mosul. Tampoco pudo explicar una estrategia coherente para combatir al Estado Islámico.

Los republicanos marcan distancia

Mientras Trump volvía a su peor versión, el cisma en el Partido Republicano se hacía más evidente, en momentos que su candidato parece conducirse hacia un derrota inminente en los comicios del 8 de noviembre en EEUU. Tiene en contra a las mujeres, los hispanos y los afroamericanos. Sin esos votos es casi imposible que gane. De hecho, Clinton le saca cada vez más ventaja, aunque algunos creen que Trump tiene un alto voto escondido, de gente que se identifica con algunas de sus propuestas populistas, pero se avergüenza de admitir que votará por él. 

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, anunció este lunes que ya no defenderá más a Trump ni hará campaña con él y que, más bien, se centrará en apoyar a los congresistas republicanos que se juegan el asiento en los comicios legislativos que se celebrarán ese mismo día.

"Todos tienen que hacer lo que sea mejor para ustedes en sus distritos", aconsejó Ryan, el republicano de mayor rango en EUU, según varios medios locales, durante una llamada telefónica que sostuvo con congresistas de su partido que temen que la candidatura de Trump tenga un efecto negativo en sus propias posibilidades de reelección.

Trump no tardó en responder en su cuenta de Twitter, en la que aseguró que Ryan "debería pasar más tiempo dedicado a equilibrar el presupuesto, crear empleos y la inmigración ilegal en lugar de malgastarlo luchando contra el candidato republicano".

Pero no solo Ryan se distanció de Trump. Varios otros republicanos del Congreso y miembros históricos del partido le han retirado su apoyo. La gota que rebalsó el vaso fue el escándalo por sus comentarios vulgares sobre las mujeres en el video que difundió el Washington Post.

Así, el último debate, que será el 19 de octubre en Las Vegas (Nevada), puede ser decisivo al menos en un aspecto: en la inmigración, tema que ha brillado por su ausencia en los dos primeros encuentros. 

Lee también:

El segundo debate Clinton-Trump evidenció que el republicano juega con todo contra su rival [VIDEO]

Trump amenaza: Si yo fuera presidente, Clinton estaría en la cárcel

Robert De Niro: "Me gustaría golpear a Donald Trump en la cara" [VIDEO]